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             La tranquilidad reinaba en la base de los Guardianes. Aquella estructura flotaba lentamente en el espacio mientras en su interior todos dormían pues no era novedad que tuviesen un par de días cansados. Peter abrazaba a Beatriz por detrás atrayéndola al mismo tiempo hacía sí mismo. Las cobijas estaban por ningún lado pero cubriendo lo suficiente.






Fue cuando un sonido interrumpió su descanso: el característico ringtone de iPhone. Él se levantó de golpe sentándose en la cama ya con un blaster en la mano apuntando paranoico a todos lados en la habitación cubriendo con uno de sus brazos a la castaña.






—Es mi teléfono—le dijo haciéndole bajar lentamente el arma. Entonces se dio cuenta de sus palabras—¡es mi teléfono!







Saltó de la cama para dirigirse a la mesa de enfrente donde lo había dejado antes de ir a dormir. El contacto de su madre aparecía cubriendo su fondo de pantalla. Parpadeó un par de veces tratando de despertarse por completo.






¡BEATRIZ RAMÍREZ!






Separó el aparato de su oído para no quedarse sorda. Peter regresó el blaster bajo la almohada sin dejar de mirarle con los ojos medio abiertos y el ceño fruncido por la confusión de todo.






Hola—bostezó.






¿Es en serio? No sabemos nada de ti en dos semanas y ¿me sales con tu hola? Hasta ahorita tus hermanos me están enseñando lo que les mandaste. ¿Dónde chingados andas?






Mmm...creo que estamos pasando por Xandar. La verdad no logro distinguir todo aún pero-






Mira, me vale lo que sea un Xandar. Te quiero en la casa a la de ya.






¿Para qué? Te dije que estaría bien y lo estoy. De hecho ¿te acuerdas que no podía dormir? Pues me despertaste—cerró los ojos por un momento rindiéndose al sueño poco a poco—estaba tan calientita, tan a gusto...






—¿Ah si? Pues ahora la que no puede pegar un ojo soy yo por tu culpa. Te quiero en la casa a la de ya o le digo a tu hermano que rastree tu teléfono y voy por ti de las greñas.






Y la llamada finalizó.






Buena suerte pues—dejó de nuevo el celular en la mesa para caminar lentamente de nuevo a la cama—no sabía que guardabas eso bajo la almohada, con razón se siente rara.






—Es para casos de emergencia—respondió sin moverse de su posición viendo como ella sí se acomodaba bajo las sábanas—¿y eso que fue? Casi me da un infarto.






—Rocket debió haber terminado la antena sin avisarme. Era mi mamá—puso su cabeza en la almohada—quiere que vaya o viene por mí. A ver cuál pasa primero.






—Sonaba molesta.






—Lo estaba. Demasiado diría yo. Como cuando reprobé cálculo en la prepa.






—Entonces tenemos que ir...¿no?—la expresión en Beatriz cambió—es tu madre. Aparte sus gritos sonaban muy aterradores y ni siquiera tengo traductor para saberlo.






La verdad era que no quería volver a la Tierra. ¿Qué si extrañaba a sus hermanos? Mucho. ¿A sus perros? Aún más. Pero parecía que saliendo de la atmósfera terrestre había dejado atrás todo lo que le impedía sentirse como antes. Temía que si regresaba también lo harían los malos sueños y la presión sobre su pecho. Peter podía darse una idea al respecto viendo tan solo la cara que tenía. Se recostó a su lado antes de continuar.






—No te obligaré a hacer algo que no quieras pero si cambias de opinión...






Le sonrió asintiendo. Era claro que no tenía el deseo de continuar hablando por lo que se limitó a darse la vuelta para que él pudiese regresar sus brazos a donde estaban antes. Adoraba sentirle tan cerca en especial al dormir, le hacía sentir segura y no precisamente por el blaster que ahora sabía tenía en todo momento. Recibió un beso en su mejilla siendo lo único que necesitaba para cerrar los ojos de una vez.






Al despertar, Peter notó el vacío bajo su agarre. Sin abrir los ojos comenzó a palpar la cama en búsqueda de Beatriz; suspiró profundamente despertando de una vez por todas.






—Buenos días.






—¿Qué haces?—preguntó aún medio dormido viéndole a los pies de la cama amarrando sus botas ya cambiada.






—Quiero que mi mamá pueda estar tan tranquila como yo aquí contigo.






—¡Lo sabía! Iré a preparar la Milano—volvió a cerrar los ojos—en un ratito más.






Beatriz sonrió cubriéndole con la manta y acariciando su rostro dándole su tiempo, aprovechando para bajar a desayunar.






—¡Betty! Apenas iba a ir a buscarte—dijo Rocket en cuanto ella entró a la cocina-comedor. Se encontraba comiendo cereal junto a Groot—reparé lo que te prometí anoche y quería saber si funcionó.






Ella le puso el celular en la mesa, oprimiendo el botón para que viese las cientas de notificaciones esperando a ser abiertas.






—Tengo mejor cobertura aquí que en el terreno de mi abuelo—se alejó para sacar un par de platos de las tantas puertas metálicas—gracias por cierto.






—Bah. No es nada.






Peter entró a la habitación frotando uno de sus ojos ganándose la curiosidad de Rocket. No todos los días se levantaba temprano. Es más, era quien convencía a Beatriz de quedarse allí sin hacer nada. Tampoco es que necesitara mucho para que aceptara.






—¿Van a salir o a qué se debe el milagro?






—Iremos a la Tierra—le respondió sacando la leche para complementar lo que su novia ya tenía.






—¡YO VOY!






Los dos le miraron con la misma expresión de confusión en la cara.






—Iré por mis cosas—dejó con rapidez la silla—¡yo preparo la Milano!

star-girl    ✩   peter quillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora