➺ 56

804 179 7
                                    




Nebula se había asegurado de que Beatriz estuviera lista para el viaje; permaneció en la habitación cuando tomaba un baño e incluso le trajo ropa limpia de la Milano. Era como si pasar por el chasquido juntas las hubiese unido sin necesidad de hablar mucho, cosa que ambas agradecían en secreto.






Respiró hondo antes de subir a la nave detrás de los Vengadores quienes miraban con cierta fascinación el interior. Sonrió para sí misma pensando en que ni su mejor tecnología podía superar el estar en una auténtica nave espacial.






Entró a la cabina encontrándose a Rocket en el asiento de piloto, el mismo que Peter siempre ocupaba a su lado. Él le dio una sonrisa cálida viéndole tomar su lugar.






—Te ves menos muerta—le dijo notando su atuendo.






—Los milagros de una buena regadera, supongo.






Él asintió sin saber realmente qué responderle. Era como si temiera decir una palabra incorrecta, lo que menos quería era recordarle algo que no debía. Ambos esperaron a que todos se abrocharan sus cinturones entre comentarios a los que ni atención pusieron para despegar. Sin música de fondo.






—¿Quién de aquí no ha ido al espacio?—preguntó Rocket dejando la atmósfera de la Tierra. Todos levantaron la mano—bueno, no vayan a vomitar su nave.






Beatriz lo miró por un momento. Peter siempre decía que ella era "la reina" del lugar en sus tantas conversaciones cursis pero que Rocket haya dicho que la Milano ahora le pertenecía era más que extraño. No podía siquiera imaginar que estuviese en otras manos que no fueran las de Peter.






El cambio de colores enfrente suyo le hicieron caer en cuenta de que estaban dando el salto que les llevaría al planeta en que Thanos se escondía. Inconscientemente tomó entre sus manos el dije metálico que colgaba en su cuello, mismo que Peter se había olvidado de poner el día en que lo perdió.






Carol fue la primera en salir con la tarea de revisar el lugar antes de exponerse. Beatriz aprovechó el momento para amarrar su cabello en una coleta con la liga negra que usaba en su muñeca, preparándose para lo que seguía sin saber a ciencia cierta qué era.






—No hay satélites, no hay naves ni ninguna defensa terrestre—explicó la rubia morándolos a través del parabrisas—sólo está él.






—Y es suficiente—respondió Nebula.






El planeta estaba lleno de verde, naturaleza y vida; todo lo contrario a Thanos. Era extraño llegar a un lugar nuevo sin la compañía de su grupo, sin la guía turística que Peter tanto amaba decir y ella escuchar. Una choza en medio de la vegetación fue a donde dirigieron la atención, tenía su armadura expuesta en un tronco como si de estandarte se tratara. El brillo que reflejaba del par de soles hacían hervir la sangre de Beatriz.






Carol fue la primera en atacar, después Iron Hulk y War Machine. Habían entrado con todo. Lo sostenían con fuerza cuando Thor entró a la acción y sin preámbulo alguno cortó su mano con ayuda del Rompetormentas haciéndola caer al piso casi al mismo tiempo que Beatriz aterrizaba en la madera tras apagarse en automático los propulsores en sus botas.






Miró sin expresión alguna dicha parte corporal mientras Steve y Natasha entraban subiendo el par de escalones. Rocket, quien siguió de cerca a Beatriz, fue quien decidió mover la mano claramente quemada crédito del guante que de alguna manera había consumido la piel. El material dorado seguía aferrado al tejido pero las gemas ya no estaban.






—Ay, no—expresó el mapache observando a su equipo.






—¿Dónde están?—la voz firme de Carol tomó la palabra.






—El universo exigía una corrección—hablaba Thanos—después de eso, las gemas no servían para nada más que aspirar tentación.






Beatriz tenía un conflicto en ese preciso momento: quería acercarse y hacerle sentir cómo es que sentía su pecho comprimirse con cada segundo sin Peter, cómo es que la luz dorada del sol ya no tenía color ni lograba brindarle calor. Pero también quería alejarse lo más posible de él y no verlo nunca más. Un nudo se formaba en su garganta mientras sus ojos se cristalizaban.






Bruce Banner con ayuda del traje logró lanzarlo al suelo haciéndola retroceder junto a Rocket.






—Deberían estar agradecidos—soltó estando en el piso.






—¿Agradecidos? Arrebataste familias enteras—dijo Beatriz sin aguantarse, apretaba los puños intentando sostener el llanto e incluso una de sus manos apretaba con fuerza el blaster en su debida funda a la altura de la cadera—destrozaste vidas. Eres un maldito egoísta.






Él soltó una risa escalofriante, burlona haciéndola molestar aún más. Rocket posó su pata encima de su mano con la que estaba a nada de empuñar su arma. Un agujero ardiente directo al corazón era lo que más se asemejaba a lo que sentía desde que Peter Quill se disolvió bajo su agarre. Pero de alguna manera el pequeño toque y su cabeza negando le detuvieron de ir más allá.






—Preguntamos que donde están las gemas—repitió ahora Natasha.






—Usé las gemas para destruir las gemas.






—No, debe estar mintiendo—Rhodey miró al Capitán.






—Mi padre puede ser muchas cosas—inició Nebula posicionándose al otro lado de Beatriz para ver al de piel morada con claridad—pero no es un mentiroso.






—Gracias, hija—le miró directo a los ojos—tal vez fui muy duro contigo...






Beatriz cerró los ojos al sentir las salpicaduras de un líquido tibio en su rostro. Al abrirlos pudo ver la cabeza del titán separada de su cuerpo en el suelo. Giró lentamente la cabeza en dirección a Rocket sin saber exactamente lo que significaba aquello.






—¿Pero qué hiciste?—dijo el peludo en dirección a Thor y su hacha.






—Apunté a la cabeza.






Nebula se arrodilló con cierto pesar para cerrarle los ojos por última vez al tipo que tanto le hizo sufrir. Thor cruzó miradas con Beatriz antes de darse media vuelta y perderse en la claridad de la luz exterior.

star-girl    ✩   peter quillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora