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Las pocas cosas que Rocket se dio el lujo de bajar para poder trabajar más cómodo estaban siendo subidas de regreso a la nave mientras la fogata era apagada por Peter a quién Beatriz acompañaba.







—Oye—se llevó las manos a la cintura, sin verla a la cara—a Rocket le gusta molestar. Lamento si te hicieron sentir incómoda las cosas que dijo.








—No pasa nada—se mantenía cruzada de brazos observando las pequeñas manchas naranja apagarse entre las cenizas—era obvio que bromeaba.







—No me refería a eso. Hablo de que verdad molesta con todo, no a que mentía—Beatriz le miró sin saber cómo reaccionar, menos cuando se encontró con los ojos verdes de Peter—¿porqué me miras así? De seguro recibes confesiones de este tipo a montones. Me imagino que a quien sea que te tenga a su lado no le agrada tampoco.








—N-no hay nadie—murmuró bajando la cabeza.








—Genial, así la culpa desaparece—hizo una pausa, aún dudando de decir lo siguiente. Estaban solos, iluminados escasamente por las luces de la Milano—estoy seguro que si tuviéramos más tiempo terminaría totalmente enamorado de ti.








Esta vez no había expresión alguna en el rostro de Beatriz cuando se atrevió a verle otra vez. Aún no lograba procesar lo que estaba pasando. ¿Una nave espacial estrellándose en el terreno de su abuelo? Totalmente creíble. ¿Qué el atractivo y carismático capitán de dicho vehículo le dijese que estaba atraído a ella? Una broma de mal gusto.








—¿Esos son audífonos?—preguntó cambiando el tema al ver el cable blanco rodear su nuca y caer sobre su pecho. Asintió agradeciendo dejar de lado lo anterior—¿qué escuchabas? ¿Springsteen sigue siendo el rey de la música?








—En realidad es muy raro que alguien lo escuche actualmente y más por aquí.









Tomó los audífonos para ofrecerle uno, después sacó el celular de su bolsillo y oprimió play. Mariposa Traicionera de Maná comenzó a sonar. Ella se quedó con el otro escuchando juntos aquella profunda letra que tanto le gustaba.









Eres como una mariposa
Vuelas y te posas, vas de boca en boca
Fácil y ligera de quien te provoca









Peter nunca había escuchado música en español —o por lo menos no lo recordaba— pero gracias al traductor que poseía lograba ponerle atención a la letra, como siempre hacía.








Yo soy ratón de tu ratonera
Trampa que no mata pero no libera
Vivo muriendo prisionero








—Es buena.








Mariposa traicionera
Todo se lo lleva el viento
Mariposa, no regreso









—Si...él está cantándole a una mujer de la que está enamorado pero que no puede tener. Le dice cuánto sufre pero también lo hermosa que es.







Ay, mariposa de amor
Mi mariposa de amor
Ya no regreso contigo
Ay, mariposa de amor
Mi mariposa de amor
Nunca jamás junto a ti







—Suena trágico—dijo en voz baja sin perder el contacto visual con Beatriz.








Ya vete de flor en flor
Seduciendo
A los pistilos
Y vuela cerca del sol
Pa' que sientas lo que es dolor









—Así es la vida ¿no?—se encogió de hombros.








Asintió tratando de memorizar cada rasgo facial de la joven teniendo en cuenta que era una despedida. La tierra no era un planeta que visitaran seguido y aunque lo fuera, sus estilos de vida eran por mucho diferentes. Quizá se identificaba más con la canción de lo que imaginaba.







Ay, mujer cómo haces daño
Pasan los minutos cual si fueran años
Mira, estos celos, me están matando







—Quería darte esto—sacó del bolsillo de su chaqueta un pequeño disco, semejante a un tazo pero grisáceo y el doble de grueso—en caso de que los Vengadores no atiendan tu teléfono, oprime este botón y yo estaré aquí.








Ay, mujer qué fácil eres
Abres tus alitas, muslos de colores
Donde se posan tus amores








—Gracias.








Mariposa traicionera
Todo se lo lleva el viento
Mariposa, no regreso








Jugó un poco con el artefacto, observándolo con curiosidad cuando él decidió avanzar un paso más en su dirección.








Ay, mariposa de amor
Mi mariposa de amor
Ya no regreso contigo








Acto seguido —y algo dudoso— levantó el rostro de Beatriz con su mano. Miró sus labios y luego a sus ojos como pidiendo permiso. Ella no dijo nada pero bastó con el brillo en su mirar para que pudiera finalmente unir sus labios, deslizando ambas manos entre su cintura y cadera justo como rato antes al tirar.








Ay, mariposa de amor
Mi mariposa de amor
Nunca jamás junto a ti









Entonces allí, bajo el toque de Peter, pudo pisar el suelo luego de estar flotando sin rumbo los últimos meses. Pudo sentir lo que era pertenecer a un lugar. Y era una pena porque él estaba por irse, llevándose todo eso consigo.








Vuela amor
Vuela dolor
Que tengas suerte en tu vida








—Gracias por ayudarnos—murmuró separándose.








Ay, ay, ay, ay, ay dolor
Yo te lloré todo un río
Ay, ay, ay, ay, ay, amor
Tú te me vas a volar







Fueron sus últimas palabras antes de devolverle el audífono y darse media vuelta para subir por la rampa temiendo que si le miraba una vez más, los Guardianes perderían a su líder.

star-girl    ✩   peter quillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora