Capítulo 44. Hay un Intruso

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Hace más de 3 mil años, el Infraestructura era un solo Imperio, nada estaba dividido y ahí regia un Gobernador fuerte y poderoso, el más poderoso que había existido

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Hace más de 3 mil años, el Infraestructura era un solo Imperio, nada estaba dividido y ahí regia un Gobernador fuerte y poderoso, el más poderoso que había existido. Él había juntado a todos los Reinos del Inframundo para convertirlo en un solo Imperio, por eso se convirtió en el más grande Emperador y el Primero en domar a la Energía Resentida. Aquel Emperador hubiese sido el más grande... de no ser por el único error que cometió...

Mei-Er— El Fuego grito para llamar a su Subordinado.

Cheng apareció justo detrás de su Maestro.

Maestro, ahora es el momento— Se arrodilló al decir eso. —Jin GuangYao ha sido llevado a la prisión junto a Su MingShan y el Líder Yao, también varios Líderes de Sectas Menores... los Reyes están por llevarse a Jin GuangShan, debe irse ahora.

El Maestro dio un suspiro y después sonrió.

Como siempre tan convincente, mi querido Mei-Er— Se acercó a él. —Ahora que tengo más poder, puedo soportar una leve transformación para un cuerpo Humano, así que llevaré una máscara también.

Pensé que el Maestro lo pediría, así que ya la tengo lista— Cheng saco de su bolso una máscara de oso y se la entrego a su Maestro.

Te lo agradezco Mei-Er... ahora si, dame un pergamino de teletransportacion— Cheng obedeció el mandato de su Maestro y le entrego el pergamino. —Te veré en un rato Mei-Er, cuida bien de la cueva— Encendió el pergamino y se adentro en él.

Tras la desaparición de su Maestro, Cheng se quedó en la cueva pensando una manera en la que debería de atacar al Emperador para robar su Alma, tal vez sería una buena oportunidad para llevar a su ejército y pedirle a los demás que ya pongan algo de sus partes. Cheng camino hasta llegar al calabozo de la cueva, donde estaban encerrados todos los que serían experimentos para el poder de su Maestro y también... su propia diversión.

Ya estoy aquí nuevamente— Cheng se acercó a cierto Cultivador que estaba encadenado. —¿Me extrañaste?- Trato de tocar su rostro.

Déjame ir...— Pidió en un sollozo aquel Cultivador.

Cheng soltó una carcajada al ver el estado tan lamentable del Cultivador.

Dijiste que te quedarías con la única condición de que dejara ir a tu Hija, ella ya ha escapado, ¿por qué no quieres quedarte?— Tomó algunos de los cabellos del Cultivador y los beso. —¿Acaso no quieres saber como esta tu Esposo? Hice lo que me pediste y le entregue tus ojos...

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