一 : Una bella voz

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Estábamos investigando un serio caso de drogas, unas supuestas capsulas amarillas que andan circulando en los últimos meses en las calles; la cual ya había tenido varias víctimas de sobredosis en poco tiempo. Era un caso realmente complicado, porque teníamos que andar con sumo cuidado para no ser descubiertos, y que todo se arruine.

Llevábamos meses de investigación, siempre respetando el límite de la ley, infiltrarnos en varios sitios en donde supuestamente podías conseguir esa droga. Muchos traficantes las vendían, habíamos podido atrapar solo algunos, pero fue realmente difícil que los que están más alto en la escala no se enteren, y desaparezcan con las pastillas.

Iba a ser casi imposible, una vez que crucen la frontera, capturarlos y detenerlos para que enfrenten sus cargos. Si lo hacían ya no tendríamos más noticias, todo lo investigado se perdería y nos haría volver al inicio, a otros largos meses de investigación; no íbamos a quedarnos sin resolver nada y que ellos se salieran con la suya.

Hasta ahora solo hemos capturado a vendedores menores, los más débiles que vendían en barrios bajos; nuestro objetivo eran los jefes. Los cabecillas, los que estaban encima de la pirámide. Estábamos detrás de quienes traían la droga desde afuera, quien la fabricaba y la distribuían entre los adictos, para después distribuirlas en el resto del país.

Han sido meses difíciles.

He trabajado como un loco, sin descanso, tratando de atrapar a cada uno de esos malditos. Han sido unos meses realmente estresantes. Casi ni he estado en mi casa, no he estado con mis amigos, mis padres, o pasado tiempo con mi novia. Casi olvido lo que es dormir más de cuatro horas.

Duermo la mayoría de las veces en la estación, ya que siento que si me descuido, esos malditos podrían hacer sus movimientos sin que nosotros pudiéramos detenerlos. Estaba realmente metido en esto, quería detenerlos y llevarlos a la justicia, que fueran juzgados y encerrados, que recibieran la pena máxima.

Exhale sonoramente, mirando por las cámaras a mi compañera.

Teníamos una agente infiltrada, investigando en un conocido club nocturno, que es muy concurrido últimamente. Según informantes, y algunos de los que fueron detenidos, aquí podías conseguir capsulas amarillas o cualquier tipo de droga sin problemas. Teníamos información de que aquí se escondía la mano derecha de uno de los cabecillas, y vendía ilegalmente con sus hombres.

Este era otro de los tantos de la lista, el tipo era peligroso.

Con mi compañero y amigo, Yang Yi, estábamos revisando todo, para que nada se nos pasara y perdiéramos una noche de trabajo. Llevábamos mucho rato viendo las cámaras, hasta ahora nada estaba fuera de lo común. Era un típico sábado por la noche, en uno de los tantos clubes que había abierto a esta hora. Muchos jóvenes bailaban, reían y disfrutaban entre ellos.

Hasta ahora nada sospechoso había ocurrido.

Sabíamos que algunos de esos jóvenes había comprado de las esas capsulas, y otras drogas; al poco tiempo de salir logramos confiscarlas y detener momentáneamente a los compradores. Hasta ahora, de los que aún se mantienen adentro, ninguno ha tenido ningún ataque o sobredosis; todo estaba bastante calmado.

Debíamos mantenernos en vigilancia, teníamos a muchos hombres esperando que al menos el hombre muestre su cara, o confirmemos si toda la mercancía que estábamos buscando está allí todavía, o la habían trasladado de alguna forma. Eso era un poco imposible, ya que teníamos vigilancia por todos lados.

Debíamos agarrarlos con las manos en la masa.

Escuchábamos la música de fondo, mezclada con el relato de lo que veía nuestra compañera dentro. Se dirigía a un pasillo, donde había visto a unas chicas entrar y salir poco después, con un ánimo y actitud distinta a la que tenían cuando entraron.

ᴸᵒ ⁱⁿᵉᵛⁱᵗᵃᵇˡᵉ - [ChenWei]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora