ᴸᵒ ⁱⁿᵉᵛⁱᵗᵃᵇˡᵉ - [ChenWei]

二 : ¿Qué hice ahora?

– Lo siento, lo siento, lo siento mucho – oía a mi espalda, pero apenas detuve mis pasos.

Quería alejarme lo suficiente para la estación de policía y de esta mala idea que había tenido mi supuesto primo, quien siempre se consideraba mi amigo. Todo se fue a la mierda en menos de unos minutos: la policía me detuvo, me interrogó pensando que yo era ese doctor que está detrás de las cápsulas amarillas y ahora era un posible sospechoso. Todo porque estuvimos en ese club justo está noche. Casi no me creyeron cuando les dije que había ido de casualidad, y que esto había sido planeado por Gu Xiao.

Jamás creí que terminaría en una estación de policía, siendo tratado como un criminal, aunque su trato no fue violento, me trataron como sospechoso. Solo porque alguien pensó que era buena idea que yo me presenté, frente a un montón de desconocidos, en un club que estaba siendo vigilado por la policía en un posible caso de drogas.

Seguía escuchando las disculpas de Gu Xiao, pero no me detuve. En estos momentos estaba muy molesto, y seguramente diré cosas muy hirientes si me detenía. Pare un taxi que pasaba por casualidad, entrando rápidamente, casi no dejo que Gu Xiao suba. Le pedí al taxista que acelerará, dándole la dirección de mi casa. – Gu Wei, lo siento. No sabía que esto pasaría, debes creerme –dijo.

–Cállate, Gu Xiao. Guarda silencio o te juro que te golpeare, y no sentiré ningún remordimiento –dije. El resto del viaje no hablamos, mi auto con todas mis cosas quedo estacionado en ese club, el cual aun estaba la policía investigando, juntando pruebas. Luego lo llevarían a un depósito, junto con los demás autos, solo por ahora, hasta que terminara la investigación.

Me dijeron que no me lo devolverían hasta que estuvieran seguros que no tenía nada sospechoso, tuve que abstenerme de gritar en ese momento; por suerte traía mi teléfono y mis llaves encima, pero lo demás quedo todo en mi mochila, en la parte trasera de mi auto. A Gu Xiao también le confiscaron el auto, pero no podía importarme menos.

Llegamos a mi casa, con mi mano en la manija le di una mirada de advertencia a Gu Xiao, quien parecía que quería bajar conmigo. Diciéndole al taxista la dirección de mi supuesto amigo y primo, para que lo llevará hasta allá y luego le cobre ambos viajes, salí sin decir una palabra dando un portazo.

Entre a casa, exhalando lentamente mientras me quitaba la ropa, necesitaba un baño. Me sentía muy sucio, incómodo. Estando bajo el agua me relaje, disfrutando el poder estar en casa, solo y a salvó. Realmente había tenido una mala noche, la peor. Enjabone mi cuerpo, me quedé otro rato bajo el agua y luego salí, ni siquiera tenía apetito, así que me fui directamente a la cama.

Mi pequeña gatita vino a la cama, la acaricie un rato hasta que se durmió. Apenas pude despejar mi mente para dormir algunas horas, con suerte no tenía turno mañana, así que podría descansar; me quedaría en casa.

A la mañana siguiente me llegó un paquete, sabía de quién era y no pensaba abrirlo. Lo deje en la entrada sin siquiera mirarlo. Me dedique a acomodar mis pertenencias, limpiando cada rincón de mi casa para mantener la cabeza ocupada. Mas entrada la tarde llego otro paquete, el cual quedo en el mismo lugar del primero.

Si Gu Xiao creía que con unos paquetes y regalos de disculpa podría solucionar lo que ocurrió, estaba equivocado. Me había metido en un enorme problema, el cual era completamente inocente. Todo porque el tonto creía que me estaba haciendo un favor. No necesitaba que alguien más escuchara mi voz, no necesitaba esa presentación para sentirme bien, mi vida hubiera seguido igual después de esa noche.

Presentarme frente a desconocidos no hubiera cambiado mucho ahora, solo cumpliría con un deseo que tenia de adolescente. Ya era un hombre adulto de treinta y un años, no tenia deseos de volverme cantante y tener fama. Estaba completamente bien con mi trabajo y mi vida como estaba, ¿para qué más? Aunque su intención hubiera sido buena, no me había ayudado para nada.