十七 : Si quiero

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Escuche sonidos de en mi sala.

Tantee el lado de la cama, sintiendo la tela fría. Abrí rápidamente los ojos cuando escuche que algo caía con violencia, me estire buscando mi arma de reserva del cajón. Aún estaba desnudo, por lo que procedí a ponerme lo primero que encontré: mis pantalones. Trate de caminar lo más callado posible, mientras iba hacia la sala. Mire apenas, escondido contra la pared, vi la espalda de un hombre.

– ¡Quieto! – grite. Gu Wei brinco del susto, mientras volteaba rápidamente, soltando lo que sea que tuviera en las manos. Se llevó su mano al pecho en cuanto me vio, respire más calmado cuando recordé que él había pasado la noche conmigo. – Lo siento – dije, calmando mi respiración. Fui rápidamente a dejar el arma nuevamente en su sitio y volví con él. – Lo siento.

– Me asustaste, Chen Yu – dijo agitado.

Apoyo su mano en la encimera, con su otra mano en su pecho. Olvidando el pequeño susto inicial, me permití observarlo con una ceja alzada, mordiendo levemente mi labio ante la vista. Traía una de mis camisetas negras, podía ver su bóxer y la piel de sus piernas, y nada más. Sus cabellos estaban un poco revueltos y tenía marcas en el cuello, varias marcas.

Volteo, apoyando ambas manos en la encimera, dejando caer su cabeza hacia abajo murmurando cosas inentendibles. Me acerque, notando restos de una taza blanca en el suelo. Gu Wei giro de nuevo, indicándome que no me moviera. – Lo siento, la taza se me resbalo de la mano – dijo apenado.

Me acerque a él, esquivando los restos, subiéndolo a la encimera cuando vi pequeños fragmentos cerca de sus pies. Fui por un recogedor y barrí rápidamente, evitando así que él o yo nos lastimemos. Al volver vi que Gu Wei estaba preparando algo, aun sentado sobre la encimera. Me acerque, acomodándome entre sus piernas. – Intentaba prepararte algo, pero el dolor de mi cadera me impide moverme mucho –dijo en voz baja.

Ambos reímos suavemente, me incline para besar su cuello.

Él mordió levemente sus labios, jadeando bajo.

Nunca había estado con un hombre, pero tenía conocimiento de cómo se hacía. Me culpaba a mí mismo por sus dolores, ya que había pasado un tiempo desde que estuve con alguien íntimamente; tanto que no pude controlarme al sentir su estreches, y el calor de su interior. El olor de su piel y su suavidad me hizo perder la cabeza. Me aleje lo suficiente como para alcanzar el cajón donde tengo medicamentos y gasas, tome un blíster y se lo entregue. – Lo siento –dije en voz baja.

Él rio de nuevo, tomando las pastillas para el dolor muscular que le había dado. Vi como sus mejillas estaban un poco rosas y sus labios rojos. – Iba a tomarme una cuando volviera al trabajo –dijo. – Soy doctor, siempre llevo pastillas para todo tipo de dolores. No te preocupes.

Pero es mi culpa que tengas "ese" dolor, pensé, pero no lo dije. Él me devolvió el blíster, yo lo deje a un lado, mirándolo. – Debería confesarte que hace bastante que no estoy con alguien –dije. – Creo que eso fue un poco obvio.

Él inclino su cabeza a un lado, mirándome con sus ojos entornados, sonriendo de medio lado. No pude evitar pensar que se veía adorable haciendo eso. Fue inevitable admirarlo por breves segundos. –Tenías una novia cuando te conocí, Chen Yu – dijo. – Me es un poco imposible pensar que no tenías relaciones con ella.

Hice una mueca. – Tú mismo lo dijiste: "tenia" – dije. – Ling y yo hace bastante tiempo que no estábamos juntos íntimamente. Eso también influyo en nuestra separación, ni siquiera sé cómo duramos tanto. Soy un pésimo novio. Siempre pienso más en el trabajo que en mis relaciones.

ᴸᵒ ⁱⁿᵉᵛⁱᵗᵃᵇˡᵉ - [ChenWei]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora