Strangelove (Massimo Falcone y Carlotta )

Cap 24

Massimo

El lugar olía asqueroso. Esto estaba muy cercano a ser el set de una película de terror y claro, el carnicero con la motosierra no tardó en aparecer. No literalmente por desgracia, unos hombres, todos con pasamontañas, me rodearon y comencé a recibir choques eléctricos. Mierda. Estos cobardes ni siquiera son capaces de pelear.

Cuando caí sobre mis rodillas, una figura alta se alzó sobre mí, era el hijo de puta de Matvey. La sonrisa que tenía en su cara indicaba que era él quien había ideado todo esto y que estaba más que feliz de tenerme así.

-¿Quieres que te la chupe o qué? Quita esa fea cara de mi vista ruso pendejo. -su sonrisa se evaporó de su cara por un momento y luego me dio varios golpes y patadas.

-Esta vez Massimo, te dejaré vivir, este acto de piedad no tiene más propósito que verte sufrir.

-Apuesto a que siempre dices más de lo que haces.

-Con que alguien tiene ganas de conversar hoy, eso ya dice mucho, Mass. -Usó el sobrenombre que Lotta tiene conmigo a propósito.

-¿Cómo es qué el supuesto líder de la Bratva puede meter a su mujer en este lugar? ¿Es así cómo cuidas a los tuyos? -Sus hombres se miraron entre sí.

-Ya que lo mencionas... yo cuido a todo aquel que hace parte de la Bratva y es fiel a lo que representamos... Mi esposa, bueno, ella nos dio la espalda el día que se revolcó contigo después del matrimonio, y cada vez que te siguió viendo. La mujer en cuestión es una traidora y solita se ganó su puesto acá.

Se me acercó al oído y me susurró:

-Espero que disfrutes de tu sorpresa. -Se puso de pie nuevamente y le indicó a sus hombres que me llevaran a la celda.

                                                                                               ****

Antes de entrar a la celda me desnudaron, me dieron tantos golpes cómo pudieron y luego me dejaron inconsciente. No se cuanto tiempo estuve ido, cuando desperté, me percaté de que el lugar era mucho más pequeño y estrecho de lo que me esperaba. Debo decir que esto era algo nuevo en cuanto a tortura, incluso estaba libre, no tenia grilletes o algo asi, esto era extraño...

-¿Estas... estas bien? -la voz provenía de la parte de atrás del lugar, y era la voz de...

-Lotta, maldita sea, ¿Qué te pasó? ¿Qué te hicieron? -Mi ira resurgió, ella estaba semi desnuda, encadenada de pies y manos, su mirada estaba triste, se veía mal. Gateé hacia ella y la abracé.

-Esto ha sido lo más humillante y ofensivo que he vivido... Matvey ... el... lo hizo delante de tu familia... me han golpeado, me han dicho que has muerto, yo simplemente... no puedo más... ¿Es esto un sueño? Mass, ¿Eres tú realmente?

-Soy yo Lotta, soy yo. Estoy aquí para ti, estoy aquí para llevarte lejos de este sufrimiento. -comenzó a llorar. Mientras la sostenía pude notar que tenía fiebre y su respiración no era fuerte y estable. Mierda.

Estuve consolándola por lo que parecieron horas, su fiebre no mejoraba y el calor del lugar incrementaba con nuestros cuerpos juntos en un espacio tan reducido. Cuando se abrió la puerta del lugar pensé que traen agua o comida, al menos para ella, pero los imbéciles simplemente me obligaron a salir de allí y momentos después salieron con ella.

Caminamos un poco y llegamos a una sala común, toda mi familia estaba allí, o lo que quedaba de ella, todos encadenados, los hombres torturados y las mujeres debilitadas, un grupo de mercenarios se paraba en la pared de atrás, esto parecía una sala de exterminio.

-Sean todos bienvenidos a la noche en la que el clan Falcone es sacado definitivamente de la faz de la tierra. Hoy, tomamos el poder en Las Vegas, esta noche, tanto rusos cómo latinos, se uniran para acabar con la peste italiana. -Se oyó decir a Matvey.

Todos vitorearon sus palabras. Cuando él comenzaba a alzar su brazo para dar la orden de aniquilar, en la distancia se oyó una exploción, luego otra, y otra más. Por un momento hubo silencio y de polge: BUM! La puerta del lugar simplemente desapareció, gas lacrimógeno comenzó esparcirse por el lugar y la puerta fue reemplazada por una barrera improvisada. Nadie entraba o salía.