La voz de Jimin - Winrina/Jiminjeong G!P

Capítulo 28

Minjeong

Era muy temprano en la mañana, el sol aún no había salido cuando abrí la puerta de Jimin en silencio, solté a Cooper y caminé hacia la entrada de su casa.

Giré el picaporte y estaba sin llave, así que entré de puntillas, no quería despertarla.

Tomé aire y me congelé.

Su sala de estar estaba destrozada, todos los libros en el suelo, muebles y lámparas volcados, cuadros rotos en el suelo. Se me heló la sangre.

Oh Dios, oh Dios, oh Dios.

¿Qué había pasado aquí?

La luz del baño estaba encendida y la puerta entreabierta, de manera que pude ver el corto pasillo que iba hasta el dormitorio. Caminaba hacía su cuarto y mis piernas se sentían como gelatina y mi estomago revuelto

Entré en su habitación e inmediatamente la vi acurrucada en su cama, completamente vestida.

Tenía los ojos abiertos, mirando la pared.

Corrí hacia ella.

Su piel estaba húmeda y temblaba ligeramente.

"¿Jimin? ¿Jimin? Cariño, ¿Qué pasa?"

Sus ojos se movieron hacia mí, sin verme, mirando a través de mí.

Comencé a llorar.

"Jimin, me estás asustando. ¿Qué pasa? Oh Dios, ¿necesitas un médico? ¿Qué pasó aquí? Respóndeme".

Sus ojos parecieron aclararse un poco, moviéndose sobre mi cara. De repente, con un rápido movimiento, se sentó y me agarró, sus manos moviéndose sobre mi cara, mi cabello, mis hombros. Su expresión se aclaró por completo por un instante antes de que el tormento llenara su rostro y me atrajo hacia ella con dureza, haciéndome gritar. Sostuvo mi cuerpo con fuerza, su cuerpo temblaba tan severamente que casi se sentía como si estuviera teniendo un ataque en mis brazos.

Oh Dios, ella pensó que algo me había pasado.

"Oh Jimin, lo siento, lo siento mucho. Mi teléfono se arruinó. Lo siento. Lo dejé caer en un charco frente a McDonalds. Lo siento", lloré en su pecho, agarrando su camisa. "Lo siento mucho, Jimin, cariño. No tenía tu número... que estúpido. Debería haberlo escrito. Lo siento mucho. Jimin, estoy bien. Estoy bien. Perdón."

Nos abrazamos por lo que parecieron horas, su respiración volvió a la normalidad. Su cuerpo se detuvo y su agarre se aflojó sobre mí hasta que finalmente se sentó y me miró a los ojos, los suyos todavía llenos de tormento, con algo que parecía muy cercano al dolor.

"Estoy aquí", susurré, apartando el cabello de su frente. "Estoy aquí, Jimin".

Ella levantó las manos.

Casi había olvidado lo que se siente, dijo ella, de repente luciendo perdida, como una niña pequeña. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho, rompiéndose por la mujer que amaba, tan petrificada por la pérdida que su mente se había desconectado para poder lidiar con su miedo agonizante.

Oh, Jimin.

Ahogué un sollozo. Lo último que necesitaba en este momento era que yo perdiera el control.

"¿Qué se siente?" Susurré.

Lo que se siente al saber que estás completamente sola.

"No lo estás, bebé. Estoy aquí. No voy a ir a ningún lado. Estoy aquí".