2- El principio

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Pasé toda la semana ansiosa por volver a donde la psiquiatra, seguí las instrucciones de mi dieta y Axel me ayudaba con eso, no se separo de mi ni en el instituto ni en la casa asegurándose de que comiera y ayudándome a hacerlo poco a poco, habían momentos en los que no podía comer y solo lloraba mientras el me consolaba, evitaba verme al espejo a menos que fuera necesario. En casa ya no habían objetos filosos a mi alcance, Paola los escondió y algunos los botó. En las noches me ponía los auriculares y me dejaba llevar por la música para callar mi mente y calmar las ganas que tenía de hacerme daño, esos pensamientos eran horribles y amenazaban con apoderarse de mi, no podía con la ansiedad de cortarme, lloraba, me costaba respirar y clavaba las uñas en mi piel. Fue una semana fuerte, nadie dijo que iba a ser fácil.

Ahora estoy aquí, entrando al consultorio nuevamente, dispuesta a responder todas las preguntas que me haga Susan.

-Buenas tardes Victoria, adelante, toma asiento por favor. -me recibió con esa sonrisa suya.

-Hola Doctora. -intenté sonreirle de vuelta pero sólo hice una fea mueca.

-Cuéntame de tu semana, ¿como te ha ido y como te sientes? -se sentó con su libreta frente a mi.

-Ha sido difícil. -me quedé callada y ella movió la cabeza dándome a entender que siguiera- Pero he seguido sus instrucciones y he cumplido con el trato.

-Me alegra escucharlo. ¿Por qué ha sido difícil?

-Porque he querido hacerme daño, tengo mucho odio en mi y hacia mi. -bajé la mirada hacia mis manos y jugué con mis dedos nerviosa- Mi cabeza me dice que me corte, que es lo que necesito para estar mejor.

-¿Te sientes mejor cuando te autolesionas?

-En cierta parte si, pero luego hay mas daño emocional y viene la culpa y el arrepentimiento, todo se pone peor y lo vuelvo a hacer, es como un ciclo.

-¿Quieres acabar con ese ciclo?

-Si, quiero dejar de hacerlo por completo, quiero estar bien. -pausé buscando las palabras correctas- Quiero poder cerrar los ojos y no tener pesadillas, comer sin vomitar o sentirme culpable, quiero poder usar cuchillos y sacapuntas sin sentir la necesidad de pasarme el filo por la piel, quiero mirarme al espejo y verme a mi, no ver el monstruo que soy ahorita.

-Y veras que podrás lograr todo eso Victoria, ten paciencia y fe en ti. Ahora háblame un poco sobre lo que originó todo esto. -me miró esperando respuesta pero yo me perdí en mis pensamientos mirando hacia el suelo, no se cuánto tiempo estuve así- Victoria, debes hablar de eso para que yo pueda ayudarte.

-Lo sé, es sólo que... -suspiré- Es difícil hablarlo. ¿Puedo contarle todo desde el principio? ¿Paso por paso?

-Por supuesto, puedes iniciar por donde tu quieras.

-Bien, lo que le voy a contar no es nada bonito. -agarré todo el aire que pude- Mi madre era Melissa Miller, una mujer que se crió en un orfanato hasta los 16 años, tuvo que irse porque quedó embarazada de Giovanni Ricciuti, el padre de mi hermana y su novio en ese momento. Mi madre no era una santa ni una niña buena, se escapaba del orfanato para irse de fiesta, tuvo varios novios antes de Giovanni, a él lo conoció en una de sus tantas escapadas. -pausé- Se todo esto porque Paola me lo contó y algunas cosas mi mamá me las dijo, le gustaba contarme las historias de su juventud y aconsejarme para que no fuera como ella.

-Bien, si sientes que no puedes continuar puedes detenerte en cualquier momento.

-Si puedo. -ella me sonrió, estoy comenzando a pensar que tiene la sonrisa cosida en la cara- Entonces quedó embarazada, la familia de Giovanni la aceptó en su casa sin problemas pero mi madre era rebelde, no soportaba estar encerrada, extrañaba las fiestas y la adrenalina, cuando Paola tenía tres años ella se fue dejándola con su padre y la familia de él.

»Alquiló un pequeño departamento en un barrio muy peligroso y dañado con el dinero que se llevó de Giovanni, los primeros meses estuvo bien pero luego se acabó el dinero, ya estaba muy metida en el mundo nocturno así que se dedicó a la prostitución; quedó embarazada de mi a los 20 y nunca supo quien era mi padre. Cuando yo nací fui una luz en su vida porque estaba sola, no tenia un Giovanni que la ayudará con los gastos y se quedara conmigo así que decidió que iba a salir adelante por mi, encontró trabajo de mesera y una muchacha me cuidaba mientras ella no estaba, volvió a buscar a Giovanni para pasar tiempo con Paola, al principio se negó pero luego accedió.

»En el tiempo que recuerdo ella tuvo 6 maridos, todos unos borrachos o drogadictos que la golpeaban y yo sólo podía escuchar como mi madre era maltratada, tuve que crecer rápido y hacerme fuerte por mi madre, yo la consolaba y la defendía de sus agresores ganándome golpes también y cuando yo salia lastimada era cuando ella dejaba a sus maridos. El último fue Arnold James, era un alcohólico que no la dejaba salir de la casa y la trataba como esclava, todas las noches llegaba borracho a golpear a mi madre y yo salia a defenderla, por lo que también me golpeaba a mi. Nunca comprenderé cómo es que ella no lo dejó a pesar de que yo también era maltratada, quiero pensar que tenía terror de quedarse sola o que lo amaba.

»Una noche llegó borracho como siempre y mi mama no estaba en casa, había salido a comprar la comida, yo estaba en mi habitación haciendo mis deberes y el entró de golpe gritando y preguntando por mi madre, le grité de vuelta y él se enfureció mas, me agarró por el cabello y me arrastró por la sala, entonces yo tomé un adorno de vidrio y se lo pegué en la cabeza haciendo que se rompiera, logré que me soltara y corrí hacia la puerta principal, tel volvió a agarrarme por el cabello antes de que pudiera abrir y comenzó a golpearme, tenia el triple de fuerza que yo y por más que pataleara, golpeara y gritara, no lograba quitármelo de encima. Me lanzó al suelo y me violó. -toqué mi cara y me di cuenta de que estaba llorando, la doctora me miraba con ojos brillosos- Llegó mi madre y vio todo, lo último que escuché fue el grito desgarrador de mi madre y lo último que logré ver antes de caer inconsciente fue a mi madre clavándole un cuchillo en la espalda a Arnold.

»Cuando desperté todo mi cuerpo dolía, me levanté como pude y vi a mi mamá a unos metros de mi acostada boca abajo sobre un charco de sangre, tenia muchas heridas en su cuerpo, la tomé en mis brazos, estaba pálida, la sacudí pero no despertó. Recuerdo que la abracé con fuerza y grité, grité como nunca lo había hecho. -comencé a llorar fuerte y a temblar- Entonces, entonces llamé a Paola. -la voz se me quebraba y no se entendía lo que decía.

-Tranquila. -la psiquiatra se levantó y se sentó junto a mi pasando un brazo sobre mis hombros y acariciando mi cabello, no la aparté, necesitaba realmente eso- No sigamos por hoy, ya hemos hablado suficiente. -asentí, ella se levantó de nuevo, desapareció un instante por la puerta y volvió con una taza en las manos- Tómate esto, te ayudará.

Agarré la taza que estaba algo caliente y tomé, era té de manzanilla -Lo siento, no debí llorar así, debí seguir contándole todo.

-No tienes que disculparte, debes dejarlo salir, no reprimas tu llanto. -me tendió una cajita de pañuelos- Además ya hablamos lo suficiente hoy, nos hemos pasado 48 minutos de tu hora. -soltó una leve carcajada y yo sonreí sin mostrar los dientes, a ella definitivamente le encanta reírse- Te voy a dar unas pastillas para que puedas dormir pero sólo debes tomar una después de la cena, sólo una Victoria, igual le informaré a tu familiar.

Asentí, nos quedamos un rato más mientras me tomaba el té, ella me hablaba sobre las pastillas y la dieta y yo escuchaba atenta. Siento que hoy se ha ido uno de mis demonios, siento que hoy he dado un paso hacia adelante y creo que podré superar mi pasado.

Una Chica con ProblemasOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz