¡Encantado, Rompeoídos!

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—Agh... ¿Qué ha pasado...? —dije de repente mientras recobraba mi consciencia al momento.
No recordaba haberla perdido en ningún momento, por eso me pareció raro. Miré a ambos lados, era una calle, pero estaba llena de basura. Supuse que sería la parte de detrás del bar por las bolsas y todas las tazas de cristal rotas tiradas por el suelo. A mi lado izquierdo no había nada, solo una pared y, al otro, una puerta. La del bar, supuse de nuevo. Dejé caer mi cabeza hacia atrás antes de que alguien me hablase.
—Pensé que te habías muerto, Ash —me dijo Maulo de pronto. Incluso me asusté al oírlo tan repentinamente —Esos guardias sí que eran fuertes, eh. No duraste nada en pie.
Pareció reírse de mí, pero yo no le vi la gracia. Me dolía todo el cuerpo, sobre todo la cabeza. Con dolor en mis hombros, me eché hacia atrás antes de descubrir que bajo mi cadera había algo punzante. Tuve que echarme hacia atrás lentamente para descubrir lo que era. Me sorprendí, no era ni más ni menos que la guitarra. Entonces, lo recordé. Yo estaba salvando a un chico, ¿no era así?
—A tu lado, Ash —pareció responder a mi duda metal mi compañero.
Y, así fue, miré para mi lado para ver al otro chico, al guitarrista, contra el suelo tirado y con heridas en la cara, al igual que yo. Tampoco habría aguantado mucho más que yo después de la paliza que le habían metido anteriormente. Estiré mi brazo para poder moverlo a placer, notando al momento que llevaba todavía la espada. Son Bots, no me pueden arrancar mis armas, así como así, pensé. Luego, me acerqué al chico y le di un golpe.
—¿Estás bien, músico? —dije tocándome la cabeza.
Reaccionó lentamente. Se rascó los ojos mientras se levantaba con cuidado. Yo ya me podía mover un poquito más, por lo que le dejé espacio para sentarse.
—No. ¿Y mi guitarra...? —respondió lo más rápido que pudo.
Saqué de debajo de mí su instrumento y se lo entregué. Por suerte, no le había pasado nada importante, tal vez una o dos cuerdas habían sido arrancadas. Pero él se horrorizó. La abrazó como si fuese familiar suyo. Luego, me dirigió una mirada con el ojo morado y sonrió.
—Gracias, forastero... —me puso un nuevo mote mientras se tocaba el pelo —¿Podría saber tú nombre, por favor?
—Me llamo Ash, creo.
—¡Serás imbécil...! —me susurró Maulo, pero yo me reí.
El chico me tendió la mano para que se la sacudiese. Aún con su sonrisa y su ojo morado, levantó su cabeza.
—Odio este sistema —dijo de repente —Allen es quien lo controla todo y me estoy volviendo loco. No tengo lásowas, no tengo familia y no tengo comida ni agua. Por eso pido en la calle, héroe Ash.
—¿Héroe? Pero si no te he salvado. Es más, has acabado peor que yo.
—Me da igual. Puede que a mí no me hayas podido salvar como es debido, pero a mi hija sí.
—¿Cuál hija?
De repente, me sonrió de tal forma que parecía estar un poco loco. Se dirigió a su instrumento y le dio un beso. Vale, había salvado a un loco, lo tenía claro. Su hija era su guitarra.
—Se llama Rosa.
—Qué bien —dije mientras me aguantaba una sonrisilla —¿Cuál es ese sistema del que me has hablado?
Intenté desviar la conversación a la que de verdad me interesaba. No me interesaba nada el loco con su hija instrumento, yo solo quería salir de allí y jugar videojuegos. Por eso quería saber más sobre Allen, o como fuese su nombre. El chico suspiró mientras se terminaba de colocar la coleta que se estaba haciendo. Tenía el pelo muy, muy rubio y largo, tanto que lo llevaba casi todo suelto menos por una coleta.
—Allen es el maldito gobernador que ha impuesto las clases sociales. Los trovadores como yo estamos en la más baja después de los esclavos y eso me deja sin lásowas. Al menos puedo sacarme alguna si le canto a alguien o así —se detuvo un momento, cerrando los ojos, antes de seguir hablando —Allen es un idiota. Me gustaría cambiar el sistema.
Eso último lo estuve pensando antes de que un tipo de revelación pasase por mis ojos. ¿No sería... Que esta chica fuese el que me tiene que dar la misión...? Parecía el típico personaje majo con su cara buena, su pelo casi blanco, sus ojos verdes y las pecas. Lo de la guitarra lo pasaremos por alto. Abrí tanto la boca al sonreír que me tuve que levantar mientras me reía. Los dos se me quedaron mirando serios.
—Maulo... Es él, él es quien me da la misión... —dije más en susurros, pero estaba muy feliz.
—Podías haberle dado algo de dinero desde el principio y ya tirar de ahí, imbécil —me replicó.
Suspiré. Cuando el chico se levantó, yo fui hasta su lado para agarrar una de sus manos ya que con la otra llevaba su instrumento. Le sonreí, incluso puede que le diese miedo, pero estaba feliz y ya está.
—Quiero que me acompañes —dije firme —Yo también quiero destruir eso que tú has dicho.
—¿Las clases sociales?
—¡Eso! ¡Vamos!
Tiré de su manga, pero se resistió un momento. Me miró con duda. En ese momento me di cuenta de algo en el suelo. Había una mancha roja. Cuando desvié mi mirada a él, me di cuenta de que le estaba sangrando la rodilla. Abrí los ojos.
—Sí, me he cortado un poco antes, pero no es nada... —dijo tratando de no preocuparme —No es nada.
En cambio, yo me quedé un momento pensando. Para ganarte la confianza de alguien, ya puede ser real o un Bot, debes hacer algo por él, ¿no? Entonces, miré dentro de mi mochila. Sabía que había visto algo antes que me había llamado la atención, y ahí estaba. Una sábana blanca. La partí por la mitad casi sin pensarlo. Luego, ante la mirada de los dos, me puse de rodillas y se la até a la suya. Después, me levanté, mirándole. Él se quedó un momento pensando también, como en blanco.
—¿Mejor? —pregunté por iniciar su conversación.
—¡Sí! ¡Te seguiré a hacer tu misión! —dijo dejando caer de repente su guitarra y poniendo las manos en mis hombros. Sonreí, antes de que él hablase —Soy Aiden, Ash. Llámame Aiden, por favor.
Por un momento, volví a pensar que aquel chaval estaba mal de la cabeza. Yo, al menos, no voy diciendo mi nombre a desconocidos, así como así. También hay que pensar que soy un antisocial y prefiero que nadie me conozca. Si mi familia ya tiene problemas incluso para hacerlo... Aun así, este chico ya venía emocionado desde el mismo momento en el que le protegí y ya no le iba a decir que no. Hice un movimiento con la cabeza y él asintió, agarrando rápidamente su guitarra para seguirme. Pasamos el bar en silencio y tratando de no llamar nada la atención hasta salir. Luego, me detuve una vez salimos de la callejuela estrecha. Me puse los puños en la cadera.
—Vale, Aiden.
—¡Sí! —respondió poniéndose firme.
—¿Cómo llegamos a dónde tengamos que ir? —recapacité un momento sabiendo que ese tal Allen era el gobernador, por lo que volví a formular mi pregunta —¿Cuál es la forma más rápida de ir a ese castillo?
En verdad, era lo que deseaba. Estaba intrigado de saber cómo sería por dentro por mi afición de los castillos, de una forma u otra. En cambio, él cambió la cara.
—Oh, pero no vamos al castillo, héroe Ash. Primero tengo que ir a ver al brujo ya que necesitamos pociones si queremos contradecir al gobernador —dijo poniendo una cara de preocupación y su dedo en la mejilla —Después, iremos al castillo, aunque debo esperar a alguien.
Al momento, suspiré con todas mis fuerzas. Todo lo que acababa de contar sonaba a demasiado trabajo para una persona que se tira dieciséis horas jugando videojuegos encerrado en su cuarto. No tenía casi fuerzas. Bajé la mirada, de todos modos, son las típicas misiones que todo el mundo debe completar antes de terminar el juego. Aiden era un Bot, estaba claro, pero parecía pensar algo más que uno, como le pasaba a mi ratoncito. De hecho, Maulo decidió hablarme por mi reacción.
—Ash. No estás preparado para tanta aventura todavía —pareció entenderme rápidamente.
—Ostras, si tienes una mascota —dijo fijándose mejor Aiden a mi hombro —Yo tenía una cucaracha de mascota que se llama Cuca.
La información era completamente innecesaria, pero, no sé por qué, me hizo gracia. En cambio, Maulo no estuvo de acuerdo.
—No soy su maldita mascota, imbécil. Soy un teríantropo —respondió indignado.
—Sí, lo mismo con Rosa —dijo imprevisiblemente el músico, lo que hizo que le mirásemos ambos un tanto extraño.
Tras eso, me volví a replantear si había sido buena idea dejar que se viniese aquel loco con su supuesta hija. Bajé los ojos mientras él se colocaba su guitarra en la espalda. Si ahora debíamos de ir al bosque, que supuse que era el de al lado de mi casa, miré hacia atrás.
—¿Dónde estoy? —llamé a mi mapa.
—En la plaza central, forastero —me respondió Aiden, lo que hizo que yo me quedase ya sin saber qué decir de su comportamiento.
Suspiré, luego salió el mapa frente a mí. Comprobé que el camino era tan sencillo como darse la vuelta hasta llegar. Aiden me miró con sorpresa en la cara antes de cerrarse y meterse de nuevo en la mochila.
—¿Tienes un mapa mágico, héroe?
—Por favor... ¿Cuántas más cosas irrelevantes va a decir...? —terminó por decir Maulo, que ya estaba apretando los dientes y con los ojos hinchados del enfado.
Aun así, me reí. Comencé a caminar con mi rata en el hombro, luego se nos unió Aiden. Se colocó la guitarra como un músico de verdad y pasó sus dedos ligeramente por sus cuerdas para hacer que el instrumento sonase. Luego, sonrió, dirigiéndose a nosotros.
—Me sé muchas canciones en historias, soy un trovador —dijo alegrándose de ello mientras que nosotros asentíamos sin ganas —Podría componer una de ti, ¿te parece, héroe?
Entendí al momento por qué Allen había puesto a los trovadores justo debajo en la pirámide. Asentí sin ganas, pero, luego, desvíe una mirada de sospecha a mi lado mientras él tocaba con sus dedos. Entonces, decidí hablar, pero con mi tono normal de aburrido, no como lo diría el héroe Ash.
—Oye, esa guitarra sirve más de arma que de instrumento —dije sin darme cuenta de que su cara mostraba indignación —Quiero decir, no se ha roto en ningún momento. Si se la estrellas en la cabeza a algún Bot, puede que me seas de mucha más utilidad que solo cantando, ¿te parece, Aiden?
—¡imbécil...! —me susurró la rata de mi hombro.
En cambio, el músico se detuvo sin dejar de caminar. Creo que entendió que no me estaba ayudando en lo poco que llevábamos juntos y miró hacia abajo. Luego, miró a su Rosa mientras pasaba sus dedos lentamente por las cuerdas. Se quedó en silencio, pensativo. Aunque lo que dijese tenía toda la razón, me parece que herí un poco sus sentimientos, pero tampoco sé mucho de eso puesto que no me relaciono ni con mi familia.
—Ash —me dijo de repente mientras cruzábamos el puente —Lo intentaré. Puede que no me salga a la primera, pero lo intentaré —terminó diciendo con una medio sonrisa.
—Ánimo —dije, ya que lo había visto en alguna situación en la televisión o así.
Sonrió del todo antes de empezar a tocar su guitarra con una melodía que nunca había escuchado. Normal, la música que yo escucho no existe en los videojuegos, al menos no en esta época. Ahora daba un toque más ficticio a la realidad que estaba viviendo. Subió su mirada para dirigirse a mí. 
—Pero gracias por ayudar a un pobre trovador. En lo que llevo de mes, he conseguido tres lásowas de bronce y eso no vale nada, según el imbécil de Allen, claro. Yo lo uso para intercambios por algo de pan, al menos unas migajas.
Hablando de eso, justo me di cuenta del tiempo que llevaba caminado. Debía de rondar ya unas cinco horas, desde que había empezado hasta el momento de ahora, contando que ya me había desmayado dos veces. Miré al cielo para ver algo increíble. No era azul, sino rosa y naranja con nubes. Todo ello estaba difuminado del segundo al primero hasta llegar abajo. Y, justo en el centro, una bola redonda y blanca; la luna. Tenía sus toques azulados que apenas se notaban. Aun así, era precioso. Me quedé mirando arriba mientras nos metíamos por dentro del maizal. Cuando vio mi mirada absorta en el cielo, Aiden sonrió.
—Te gusta el cielo, ¿no? —dijo rápidamente —¿Por qué tiene esos reflejos cuando se acerca la noche?
—No tengo ni idea, no sé biología —respondí aún con la mirada subida —Ni siquiera sé si eso es biología.
—¿Qué es biología? —cambió de tema el guitarrista.
Al momento, bajé la mirada. Este chico ni siquiera sabría lo que era el espacio, explicar lo que era la biología sería un tema complicado. Incluso me reí de que yo, sabiendo que no atiendo a clases, supiese más que él. Aunque, pensándolo mejor, daba pena. Sabiendo que lo único que podía era tocar la guitarra ya que no sabía ni defenderse, no sobreviviría mucho en ninguno de los dos mundos. Si existiesen dragones o algo así en este mundo, lo llevaba crudo. Pero yo lo llevaba peor. No tenía ni idea de usar una espada y, por suerte, llevaba armadura porque mi cuerpo era bastante delgado. Tal vez debería de buscar a personajes como compañeros más fuertes. Él había dicho que debía de esperar a alguien, ¿no? Pensé que podría ser una persona más fuerte. En cambio, todos mis pensamientos fueron interrumpidos cuando volví a lo que estaba viviendo. El cielo estaba ahora azul, cubierto de puntos blancos y la luna en el medio todavía. ¿Cuándo había cambiado tan rápido? Miré a Aiden y al cielo dos veces seguidas. Luego, recordé que era un videojuego, por lo que suspiré.
—¿Seguimos? —pregunté con aspecto de tonto.
—El bosque es peligroso por la noche. Se dice que hay asesinos y pillos —respondió con tanta calma que no parecía que estuviese diciendo y haciendo lo mismo a la vez —Hay una recompensa increíble por ellos, pero, si te pillan, no tienes escapatoria.
Me quedé callado. Eso sería una misión secundaria, supuse. Pero por algo me llevaba al bosque, ¿no? ¿O solo sería para ver al brujo? Aun así, continuó.
—¿Recuerdas que te dije que debía esperar a alguien? —dijo sin mirarme, sino al cielo —Llevo un mes sin saber nada de él ya que decidió ir a buscar al pillo más famoso de toda la aldea.
—Vaya... ¿Es buena la recompensa para que se haya querido sacrificar de esa forma? —pregunté, aunque el dinero no me interesaba.
—Demasiado buena. Aunque yo sea trovador, él no es de la misma clase que yo. Es más alto incluso. En cambio, como te he dicho, no sé nada de él desde hace un mes, pero me dijo que debía de esperar ya que va a compartir el dinero conmigo.
Tras eso, bajó la mirada y siguió caminando. Estaba claro que, si lo decía de tal forma, podía esperar cualquier cosa que le hubiese pasado a su amigo. Supuse que también habría animales salvajes o así por el bosque, lo que complicaría más aún la misión de ver al brujo. Aiden quería acercarse lo máximo al bosque. Pero, nada más dar un paso, yo me lancé al suelo. El músico se giró rápidamente para verme de rodillas en este. Por un momento, todas mis energías se habían ido y apenas había resistido ese paso. Había algo que me impedía continuar. Aiden vino lentamente hacia mí, se acercó a una parte del maizal, arrancó su fruto y me lo entregó. Le miré con duda.
—Antes de dormir, te recomiendo que comas —dijo Maulo sin que nadie le hubiese preguntado —Aiden, sabes que eso está prohibido, ¿verdad?
—¿Por qué? Si está tan prohibido, ¿por qué lo dejan todo, así como así sin vigilancia?
También tenía razón. Se agachó a mi lado para sentarse y coger su guitarra. Ya lo había entendido, me había quedado sin energía de repente y mi cuerpo había reaccionado así, como un personaje de videojuego, claro está. Él también arrancó una mientras pasaba espontáneamente sus dedos por el instrumento.
—Mañana cuando amanezca nos acercaremos a ver al brujo, ¿te parece?
Asentí con la boca llena. El día se me había pasado volando. Debía ser que duraban menos que los de la vida real y tendría sentido. Mirando al cielo, con la música de Rosa, miré a Maulo para susurrar.
—¿Aiden es un Bot?
Se quedó callado, luego negó. Creo que empecé a entender que no todo el mundo de la historia eran Bots, Es decir, que no estaban programados para algo, sino que podían pensar por ellos mismos. Aquel chico lo parecía, pero no era, según mi rata. Aun así, seguí con un ojo sobre él.
—Si queremos derrotar a Allen, necesito un arco —dijo tan normal, mirando para adelante.
—¿Un arco? —me sorprendí incluso.
—Mi amigo sabía usar el arco y yo también. Si el pillo lo ha matado, quiero ese arco —ahora pareció enfadarse un poco incluso.
Tenía sentido lo que decía, incluso daba pena, pero iba a ser más que imposible encontrar ese arco en todo el bosque. Según el mapa, este era el doble de grande que la ciudad entera, contando mi zona y demás. Primero, buscar la casa de ese hombre al que buscábamos, luego ya sería otro tema lo del arma. Cuando acabamos nuestra comida, yo no me sentía cansado, pero él sí ya que estaba programado para dormir en ese momento. Yo le hice una señal con la mano.
—Duerme, duerme, yo vigilo.
Al menos valió mi excusa. Cuando me quedé solo con Maulo, saqué la espada para mirarla mejor. No tenía ni idea de cómo usar una, y menos aquella tan enorme. Bajé mis manos con esta cogida.
—Deberías descansar, Ash. Aunque no duermas, los humanos tienen un límite —me dijo como si se tratase de mi madre.
—Puedo aguantar dos días y medio despierto, siempre y cuando esté haciendo algo interesante y nada de estar en clase, claro —respondí con normalidad —Los fines de semana no duermo en absoluto. Luego, ya lo hago en clase. Total, ¿qué más dará? Ya me tienen fichado como el vago.
Al parecer, le hizo gracia, cosa que a mí no demasiada. ¿Por qué le hacía gracia? Yo me alegraba de ello, me enorgullecía incluso. Bajé la espada, clavándola en el suelo, antes de mirar hacia abajo.
—Me gustaría saber más de ti como persona real, Ash, pero recuerda que ahora no estamos allí.
Lo sabía. Miré al cielo mientras asentía. Ya lo daba por hecho incluso. Nada más mirar arriba, me llevé una sorpresa. Las estrellas y la luna habían desaparecido por completo para dejar ver el cielo despejado. ¿Ya era de día? ¿Desde cuándo? Para comprobarlo de verdad, miré a Aiden, que se estaba tocando el cuello en el suelo. Estaba despierto. ¿Eso quería decir que duraba muy poco la noche? Un parpadeo, para ser exactos.

Bienvenido al videojuego, Ash Onde histórias criam vida. Descubra agora