El lavacerebros de Noah

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Aiden... Cuando dio un paso hacia delante, me congelé. Y, cuando Noah remarcó lo del topo, supe de inmediato que algo iba mal. ¿Aiden... Era el que de verdad nos había traicionado?
—Sí, yo os he traído hasta aquí solo para que veáis a Noah —dijo sin girarse —Y Freddie me puede seguir por el olor y el ruido que desprendo. ¿Por qué sino gritaría tanto todo el rato?
Sin dignarse a mirarnos si quiera, Aiden suspiró. No me lo podía creer; no me entraba en la cabeza que el trovador, Rompeoídos y músico Aiden fuese un traidor y nos estuviese vendiendo de tal forma al verdadero enemigo. Nunca me lo hubiese esperado...
Fui a dar un paso para por fin decirle algo, tal vez para averiguar cómo si quiera lo había hecho o cómo se había aliado con el bando enemigo, justo en el momento en el que alguien me cogió de la manga y me echó hacia atrás. Al mirar, comprobé que había sido el propio carcelero el que había decidido cogerme. En vez de hablar, solo miró para los lados. Comprobé al momento lo que me quería decir sin que me hablase si quiera; Boone y Elías estaban heridos y cansados, así que no podrían pelear en aquel momento. Miré al resto de miembros de mi equipo. En Rei no podíamos confiar todavía, pensé; Allen estaba respirando rápido de nuevo, pero Dan ya no estaba para poder detener su enfermedad, y Cass estaba sufriendo de dolor en el suelo. No podíamos luchar de esta manera...
—Freddie, cierra la puerta —sonrió al momento, saludando a otro lado —No me gustaría que Adeleide viese cómo acabo con su hermano... —se dirigió, sobre todo, a Allen.
Entonces, sin pensarlo si quiera un momento, miré al gobernador. Cuando vi su cara, me asusté incluso. Y es que Allen estaba enfadado, tenía los dientes apretados, los ojos bien, bien abiertos, dejando así ver su color rosa tan prominente, como si estuviese loco. Bajó la cabeza, como conteniéndose, y cerró sus ojos para hablar.
—¿Qué... Has hecho tú... Con mi hermana...? —lo dijo, respirando nervioso entre palabra y palabra.
En cambio, Noah se rio cuando habló Allen. Fue como si se sorprendiese de que el gobernador hablase por sí solo. Es decir, le consideraba tonto. De todos modos, se quitó sus mechones rosados de en medio de la cara para abrir todo lo que pudo sus ojos y su boca, para dejar ver sus dientes. Mejor dicho, colmillos.
—Adeleide es mi esposa —pareció burlarse —Príncipe y princesa deben permanecer unidos. Si al rey le pasase algo, ambos estaríamos en el trono. Y, vaya, ¡es lo que ha pasado!
—Eso no contesta a mi pregunta... —se desesperó, bajando la cabeza.
—Es que no quería contestar —volvió a sonreír.
Al igual que muchos de los Bots, este también tenía sus aspectos únicos. Eso de que se riese y sonriese cada dos por tres... ¡Me ponía nervioso! En cambio, creo que no fui el único que se estaba poniendo así, sino que Allen cada vez perdía más su calma y estaba dejando salir a sus impulsos de nervios. El sudor le estaba incluso recorriendo por el cuello y le estaba costando respirar... Pero eso le llamó la atención.
—Allen, inspira antes de suspirar —pareció burlarse Rei, pero sólo le estaba calmando —Si pierdes los nervios, podrías matar a todos los de esta sala.
—Me da igual... —se mordió los labios —¡Noah! Si haces lo que sea a mi hermanita...
—¿Qué te crees? —pareció indignarse —Yo no perturbo a las mujeres, así que tu hermanita no puede temer al estar conmigo.
Entonces, se giró a un lado. En ese momento, al cerrar la puerta como acababa de decir, entraron dos personas. Ambas, con la cabeza bien alta y una pequeña sonrisa, se postraron frente a Noah y, después, se pusieron una a cada lado del trono. Creo que noté cómo todos los que estábamos allí y éramos del mismo bando, abríamos los ojos al momento. Y es que, de las dos personas que acababan de entrar, conocíamos a una. Allí, de pie, estaba Dan, neutro, con su ojo negro mirando en frente, sin expresión en su cara e igual de pálido que cuando le conocí. A su vez, Freddie tenía una sonrisa plena en su cara. Llevaba detrás la espada, pero estaba en un momento en el que no se pondría a la defensiva. Y más sabiendo que a Boone le estaba sangrando la cabeza y Elías estaba cansado después de usar sus poderes. Noah, en cambio, puso su mano izquierda, estirando su brazo, hacia nosotros. Con una sonrisa, cerró un poco sus ojos y cogió algo de aire para hablar.
—Freddie, Dan —empezó, y los dos se pusieron a la defensiva al asentir —Cogedlos.
Al momento, supe casi de inmediato que debía de huir como fuese. Giré mi cabeza y luego traté de cruzar la puerta, pero, al girarme, me di cuenta de que ya no estaba allí. Me quedé paralizado, por lo que decidí correr hacia la derecha. En cambio, recordé que Noah había pedido a Freddie que cerrase la puerta por Adeleide, lo que quería decir que no había salida. Cuando me fui a girar la tercera vez, descubrí que, en vez de tener los dos pies en el suelo, uno se metió hacia adentro, como si la tierra me absorbiese. Por esa misma razón, me asusté, pero descubrí que eso ya lo había sentido una vez. Y es que era igual que en aquel momento... Un portal apareció y me transportó hasta otro lado. Al darme la vuelta, comprobé que estaba justo al lado del trono de Noah. Me asusté cuando vi su sonrisa de bonachón y sus pelos que le tapaban la cara. Traté de huir, pero me di contra una pared transparente hasta caer de nuevo al suelo... ¡Eso también lo había vivido alguna vez! En el momento que quise ir a ayudar a Allen, ¡fue en ese momento! Un momento, ¿Allen...?
—Vaya, vaya, pequeño Allen —se burló Noah, bajando los peldaños de su trono —¿Te acuerdas cuando jugábamos al pillapilla cuando teníamos seis y siete años y tú te caías al suelo hasta sangrar? Se podría decir que es más o menos lo mismo, solo que esta vez la sangre te la haré yo...
Cambió su aspecto a uno verdaderamente terrorífico cuando abrió sus ojos, pero dejó de sonreír. El azul apenas se veía, eran negros, más negros que la mano y el ojo de los dos Guardias Reales, respectivamente. Se acercó hasta Allen, el cual estaba sentado en el suelo, temblando, pero con cara de asesino. Le tocó el pelo con sus largos dedos, como deseando arañarle. En cambio, Allen miró abajo.
—¡Allen...! —gritó Rei en ese momento desde el otro lado —¡No dejes que te toque...!
—A callar, vasalla —susurró Dan, justo antes de que él la tocase a ella.
De esa forma hizo que el resplandor rojo volviese y le dio de lleno a Rei. En cambio, cuando abrimos los ojos, la pirata en tierra había desaparecido. Abrí mis ojos con duda... ¿Acaso Rei había...? Pero me equivoqué.
—No vale ir tirando rayos a la gente, pequeño corrupto —volvió a hablar la chica.
Cuando me dirigí hacia su voz, me di cuenta de que estaba tras Dan. ¡Claro, aquella pirata nos venía bien para distraer por sus rápidos movimientos! Robó a Dan su cinta del pelo, haciendo así que su flequillo, el cual cayó de una forma tan radical que le tapó los dos ojos; tanto el negro como el verde. Cuando eso ocurrió y Rei dio una voltereta en el aire antes de caer al suelo con su nuevo tesoro robado, Noah se sorprendió y Freddie se puso a la defensiva de tal modo que sacó su espada antes de preguntar. Y eso que solo le había quitado una goma de pelo... En fin.
—¡Increíble...! —saltó de repente el nuevo gobernador, pero parecía emocionado. Se giró a Allen, bajando sus hombros y con su sonrisa de oreja a oreja —¡¿Ese es el poder de tu equipo?!
Allen no entendió, pero era normal, ya que yo tampoco. Y es que Noah estaba saltando de la alegría al ver lo que le había hecho a su nuevo Guardia Real... ¿Era eso común? Creo que no estaba muy bien de la cabeza... Nunca había visto tal cosa ni en películas ni en videojuegos. En cambio, Allen sacó todo su aire de los pulmones y se levantó, tambaleándose. El príncipe le puso una mirada burlona al verle así; pareció incluso buena persona.
—¿Ya te apetece jugar contra mí? Bueno, mejor dicho, contraatacar para...
—¡Game over, Noah! —le cortó, moviendo su brazo izquierdo hacia su lado con tanta fuerza que incluso le crujió.
Eso hizo que un aire increíble volviese a salir y se llevase al nuevo gobernador por los aires. Lo echó hacia atrás, haciendo así que se diese contra el trono con tanta fuerza que este se cayó hacia atrás con el villano encima. Y, aun así, siguió rodando. Tal vez, no era tan fuerte... Allen suspiró cuando terminó de lanzar su hechizo y se tocó la cara. Nos miró con pena, a la vez que tosía. En cambio, el que no estaba de buenas no fue otro que Freddie, que apretó fuertemente sus dientes.
—¡Noah...! —se quedó callado, pero se giró hacia nosotros —¡Vosotros...! ¡Os voy a...!
—¿Me vas a qué? —se dio aires de bueno.
Pero no le sirvió de nada cuando Freddie se quedó congelado. Lancé mi hechizo con aura e impacté la daga en su espalda. Pareció hacerle daño, pero no gritó ni se giró, solo me cogió de las costillas con su otro brazo y me lanzó con todas sus fuerzas hacia fuera. Sabiendo que tenía un muro, me di contra él y, oye, eso dolió...
—¡Ah! —se burló Allen con una sonrisa —¡Nosotros somos más!
—¿Desde cuándo? —escuchó por detrás.
Justo fue susurrarlo antes de que notase un golpe de lo más fuerte en su cabeza. E, inmediatamente, Allen cayó al suelo. Detrás de él solo pude ver una cosa... Una cosa que hizo que abriese los ojos todo lo que podía y que me quedase sin respiración. Y es que le habían golpeado con una guitarra. Aiden, detrás de él, se colocó a su amada Rosa detrás de la espalda, comprobando que no se había roto antes. Después y ante la mirada de todos, se agachó hasta la oreja del exgobernador y susurró.
—Solo te ayudé cuando estabas en la calle porque me lo dijo Noah —giró su cabeza.
Era cierto... Aiden no estaba de nuestro lado. En cambio, Allen se levantó al mil por cien cabreado para decirle unas cuantas palabras y con la mano en la cabeza por el dolor. Justo fue ese momento en el que el rayo rojo de Dan le golpeó de lleno hasta mandarle hasta la otra esquina de la pared transparente. La sangre le empezó a caer de la cabeza y se juntó con el líquido morado. ¡No era posible...!
—¿Suficiente, Aiden? —dijo más neutro que nunca Dan, el cual tenía la mano señalando al exgobernador.
—¡Perfecto, Dan! —saltó de alegría el trovador traidor.
En cambio, duró bastante, ya que Allen se puso de rodillas para tocarse la cara. Estaba bastante manchado de todo. Fui a acercarme, pero me detuvieron, ya que se adelantaron.
—Allen, ¿puedes ponerte de pie...? —le susurró Boone, ignorando el dolor de su cabeza para ayudar al gobernador —Creo que la enfermedad...
—Déjame, puedo continuar todavía... —respondió, todavía susurrando.
—¡No es justo! —gritó, a modo reproche, el trovador.
Cogió su guitarra fuertemente y la alzó en lo alto. Dan se estaba pegando con Rei, la cual hacía movimientos tan rápidos que el rayo apenas le rozaba alguna parte de su chaleco. Era imprevisible... Yo, en cambio, busqué mi daga por todos los lados, justo en el momento en el que recordé algo.
—¡Cass...! —levanté la mirada —¡¿Dónde está la pilla?!
No obtuve respuesta, pero quien sí hizo un nuevo movimiento fue Aiden. Ignorando que Boone, su mejor amigo, estaba herido y ayudando al gobernador a volver a levantarse, bajó la guitarra con todas sus fuerzas y sus ganas. Al menos, se lo noté en sus ojos. Parecía tan convencido de lo que hacía... Pero ¿por qué nos habría traicionado de esa forma?
—Allen, no sabes lo que estaba deseando esto... —susurró —Una vida de trovador implica que no comas todos los días, que duermas entre cantidades de basura y que la gente te golpee por hacerles un favor como es cantar una canción. ¿Puedes entenderlo o necesitas que te lo explique con violencia?
Obviamente, no iba responder. Allen todavía se estaba recuperado, estaba muy herido y eso que apenas había empezado la pelea... Espera, ¡era cierto! Esta era la última pelea, la pelea esperada, uno contra uno o muchos contra muchos... ¡Este era el momento más importante! Si ganaba, volvería a casa, volvería a mi vida y, lo más importante, ¡volvería a jugar en vez de a vivir! Hacía mucho que este juego había pasado a ser algo más que un juego; por eso no hacía más que pensar que si de verdad se trataba de uno o era real. En cambio, el dolor sí que se sentía, pero los Bots existen. Después de todo el tiempo que llevaba allí, no tenía una respuesta cien por cien correcta o cien por cien segura de lo que era aquello. ¿Y si nunca volvía a mi vida real y esto era lo que me tocaba para el resto de mis días...?
—Habrá que descubrirlo... —me motivé, con una sonrisa.
Cuando subí la mirada, el espacio parecía haberse quedado congelado durante unos segundos. Aiden seguía con la guitarra subida y los otros dos levantándose. En cambio, Boone se mordía los labios, dando a entender lo que significaba para él aquello que estaba haciendo Aiden. De todos modos, no parecía importarle. Cuando bajó la guitarra, me detuve. Salté de tal forma que noté cómo hacía esfuerzo en cada una de las partes de mi pierna. ¡Y es que no podía dejar que Aiden golpease a Allen! En cambio, yo caí al suelo por otro rayo de Dan. Miré hacia arriba. ¡Iba a hacerlo de verdad...! Pero es un videojuego...
—¡Aiden...! —gritó Elías de repente.
Y es que lanzó su cadena desde el otro lado de la pared hasta que tocaron a Aiden. Inmediatamente, le enrolló como había pasado alguna vez. El trovador giró su cabeza a toda velocidad, ya que le había pillado desprevenido sin duda. Abrió sus ojos con rabia cuando le ató del todo y, después, cayó al suelo.
—¡Ay...! —cogió aire, con los ojos cerrados —Estas cadenas duelen...
—Te fastidias —subió su cabeza Allen.
Yo también me acerqué corriendo. El gobernador tenía la cara entre morada y roja por la sangre, sin incluir que tiritaba y le temblaban las manos como si fuese una persona mayor. También castañeó sus dientes. Boone y yo nos miramos y él asintió.
—Toma, ponte esto —dijo mientras se quitaba su capa —Tápate, porque estás...
—Mi enfermedad... —susurró, bajando la cabeza —Aunque Noah me envenenase, si uso mi poder me pongo mucho peor...
—No lo uses, no es necesario —trató de consolarlo de alguna manera el arquero, dando así algunas palmaditas en su espalda —Puedes salir y...
—¡¿Me tomas por tonto?! —levantó la cabeza de repente, mostrando los ojos rosas de tal forma que Boone retrocedió —¡Mi vida está en la cuerda floja; debo hacerlo!
Después, se giró, moviendo con su brazo las dos capas a un lado. Caminó hacia delante con su mano subida, señalando a Dan. Puso sus dedos tiesos y apretó los dientes.
—¡Dan, game...!
En ese momento, una espada cruzó a tan solo unos milímetros del cuello de Allen. Luego, siguió recto, por lo que el arquero se tuvo que tirar al suelo si no quería que le diese. El gobernador abrió sus ojos, pestañeó dos veces y abrió su boca. Después, cambio tan radicalmente que nos asustamos. Apretó sus dientes y entrecerró los ojos para girarse.
—Maldito seas... —susurró.
Al dirigirnos a quién se refería, pudimos ver a Freddie recuperando su espada con una sonrisa. Se acercó a nosotros con ella en mano y mostrándola. En cambio, sonrió a más no poder.
—Allen, Allen... —se burló —No te puedes ni imaginar la suerte que tienes...
—¿Suerte...? —bajó su cabeza al momento —Si tuviese suerte no estaría aquí ahora mismo...
Giré mi cabeza para ver al Guardia Real con su grandísima sonrisa y negando a su vez. Boone, a mi lado, decidió ponerse detrás de mí para preparar su arco. Puesto que la daga no había aparecido, supuse que se le había quedado a Freddie clavada. Por esa misma razón, Boone me prestó una flecha. La miré de arriba a abajo... Eso era incluso peor que la daga... La miré con desprecio, mejor dicho. En cambio, Allen se pasó la mano por la cara. Se quitó el líquido morado de su ojo para poder ver mejor. Se encaró contra Freddie, notando así la diferencia de altura entre ese monstruo y el pobre gobernador.
—¿Recuerdas aquello que dije? —se rio el espadachín —Si volvía a verte...
—Cállate —susurró Allen.
—¿Cómo dices, microbio? —volvió a la burla —Apenas puedo oírte con tu altura...
—¡Que te calles! —le gritó Allen, echando al momento su puño hacia atrás y con los ojos muy, muy abiertos —¡Game over!
Al invocar a su poder, golpeó sin pensarlo a Freddie en el pecho. Le dio de tal forma que hizo que el guardia escupiese sangre. Y, después, un haz de luz increíble acompañó al puñetazo, pero por detrás del cuerpo del guardia. En ese momento, Boone se dio la vuelta para señalar con su arco hacia la tripa del Guardia Real.
—Asegúrate de que Dan no ataque —me pidió.
Asentí en silencio. Fue rápido aquel movimiento de dedos, en el que disparó su flecha a una velocidad increíble. Fue directamente a donde quería, a la tripa de Freddie. Y, cuando fue a darle...
¡Zas...!
—¡Boone...! —le grité al momento, abriendo los ojos más que sorprendido —¡¿Qué has hecho?!
Y es que, en vez de impactar en la tripa del guardia, la flecha había impactado en el pecho del gobernador. El pobre Allen cogió aire, más sorprendido que nosotros y, después de que le cayese por toda la boca sangre, se desplomó en el suelo.
—¡¿Qué...?! —se sorprendió Boone ahora —¡¿En qué momento...?!
—Seguro que sabéis lo que es el cambio de posición, ¿verdad...? —susurró Freddie, el cual era ahora el que nos daba la espalda en vez de Allen —¿Acaso pensabais que solo tengo un poder...?
—¡Allen! —gritaron en ese momento Elías y Rei, pero Freddie continuó hablando con una sonrisa.
—Con una palmada, puedo cambiar los roles de la gente, incluso teletransportarlos. Cuando os envíe a la cárcel, sólo hizo falta que os viese, al igual que a él —señaló a Allen, en el suelo —Sabía que me iba a disparar, por lo que he cambiado de posición con él.
Después de eso, se rio. Se rio mucho. Allen, tirado en el suelo, tenía su brazo estirado todavía por el puñetazo que había dado y uno de sus ojos abierto mirando cómo se reía aquel tipo. Rei y Elías llegaron en ese momento, liberando a Dan y a Aiden, ya que perdieron concentración. El carcelero agarró el cuerpo del gobernador con cuidado para que pudiesen ver la herida. Por suerte, muchísima suerte, no le había golpeado en el corazón, sino más abajo. Por esa razón, Allen no murió al instante, si no que se levantó, tosiendo sangre y morado.
—Freddie... —susurró mientras Elías y Rei le ayudaban a caminar —De esta no te vas a librar fácilmente...
En cambio, ahora, con la flecha clavada, Allen estaba aún peor de lo que estaba antes. No podíamos dejar de luchar, pero tampoco podíamos obligarle a luchar a él. Con cuidado, le dejamos en la pared apoyado mientras seguía tosiendo. Pero cambió de mirada a una de asco.
—Puedo luchar, puedo continuar —levantó su cabeza mientras asentía.
—Lo sé, enano —respondió sin mirarle la pirata —Pero primero recupérate.
Justo en ese momento, le tendió una manzana. ¡Claro, la fruta hacía que se recuperasen! ¿No? Allen le dio un bocado mientras cerraba los ojos. Tampoco podíamos dejar que se debilitase más de lo que estaba por su enfermedad. En cambio, ahora eran tres contra cuatro, ya que Allen no contaba. Pero me equivoqué y lo supe en cuanto levanté mi daga para invocar el poder.
—Siempre intentas lo que no puedes, héroe tonto. ¿Por qué seguir si es más fácil rendirse...?
Me giré a toda velocidad. Y, sin duda, comprobé que estaba en lo correcto. Detrás de mí, con un remolino negro en la mejilla y sonriente, estaba Cass, mirándome. Me dio un escalofrío al verla así. Es más, me giré a Boone rápidamente.
—¡Cass está corrupta! —le grité, tirando de su manga.
Boone chasqueó la lengua mientras se daba la vuelta para comprobar que Dan se estaba recuperado de los cortes que le había hecho Rei. De un modo u otro, seguía siendo un curandero. Nada más ver a Cass, se empezó a reír de una manera muy terrorífica que me provocó escalofríos. Creo que esa mirada, esa escena... Me iba a perseguir por el resto de mis días... ¡Daba miedo!
—¡Vais a ver por oponeros a Noah! —nos gritó, sacando a máxima velocidad dos de sus dagas, una con cada mano.
En cambio, al saltar sobre nosotros, Elías actuó rápido. Movió su mano y estiró su brazo de tal forma que hizo que la recorriese de arriba a abajo. En ese momento, cuando Cass cayó al suelo con las cadenas alrededor de su cuerpo, Aiden golpeó con todas sus fuerzas al carcelero en la cabeza. Aparte de que perdió la concentración y liberó a Cass, también perdió la consciencia. Nosotros nos echamos hacia atrás. Que Aiden estuviese en el bando rival era un gran problema, pero otro problema llegó cuando la espada nos dio de lleno a Boone y a mí en las costillas. No nos cortó, sino que nos lanzó hasta el lado de Dan. Este, nada más vernos, se quedó tan neutro como siempre y lanzó su ataque, su luz roja, contra nosotros. Grité del dolor, pero Boone trató de defenderme, poniéndose delante. Cuando lo hizo, su cabeza empezó a sangrar más que antes incluso.
—Boone, ¡eso no! —le grité; en cambio, se rio.
—Estoy bien, héroe tonto. No hay que preocuparse.
—O tal vez sí... —intervino de repente Rei.
Cuando nos giramos, más que ver y oír a la pirata, pudimos escuchar una risa que venía por detrás de nosotros. Nos giramos para comprobar de quién se trataba. En el suelo tirado, allí estaba, riéndose. Al principio, sólo era una risita, pero se volvió una carcajada. Todos nos quedamos congelados cuando Noah saltó de repente y se apoyó en su trono, aún con esa cara de bueno y riéndose. Toda la pelea se detuvo cuando vimos aquello, y es que Noah por fin hizo su primer movimiento.
—Ay, Allen... —abrió un poco sus ojos —Nunca pensé que te aliarías con esta gente... Pero puedo decir con seguridad que no todos sobrevivirán a mi hechizo.
Me paralicé. Todo mi cuerpo quedó paralizado por el terror que inspiraba Noah en aquel momento, riéndose de nosotros mientras Allen le miraba en silencio, como esperando el remate del chiste. En cambio, Noah asintió, suspirando.
—Bueno... —se estiró —Creo que ya va siendo hora si nos ponemos a pegarnos unos contra otros antes de que llegue mi esposa y nos descubra, ¿no, Allen? ¿O es que no quieres tu trono de vuelta?
—¡Maldito! —le gritó, haciendo todas sus fuerzas por levantarse un poco de su sitio.
—Ajá, ya veo —se rio entre dientes —Bueno, en fin, volviendo al tema...
Se subió al trono. Una vez comprobó que todos le mirábamos, subió sus hombros un poco y puso cara de buena persona, como siempre. Y, justo después, saltó al suelo. Nada más su dedo gordo del pie rozó este, toda la sala, no sólo la transparente, se llenó de un color oscuro, parecido a los colores de la piel de los corruptos. Después, subió su mano, con los ojos cerrados, y, sin expresión en su cara, chasqueó los dedos. Justo en ese momento, una descarga llegó a mi cuerpo como si me cayese un rayo en toda la cabeza. Caí al suelo en el momento en el que iba a golpear a Dan. En cambio, no fui el único ya que todos los que seguíamos siendo humanos como tal sufrimos lo mismo; incluido Aiden. Allen volvió a escupir sangre justo antes de levantarse, temblando. Noah levantó su mirada del suelo para dirigirse a él con una sonrisa.
—Si te fuerzas, la enfermedad consumirá tu cuerpo, ¿recuerdas? —sonrió con sus colmillos —Era nuestra apuesta, ¿verdad? ¿Cuánto era que duraste? Un año, ¿me equivoco?
—¡Medio, idiota...! —gritó Allen, temblándole     las manos —Y, ahora... —tosió sangre cuando le señaló —Voy a matarte...

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