Bienvenido de nuevo al mundo, Ally

20 3 2
                                    

Nunca lloré como en aquel momento en toda mi vida. Nunca sufrí como en aquel momento en toda mi vida. Nunca he sentido lo que había sentido con amarlo hasta ese momento. Pero ahora solo tocaba asumir lo que había pasado y recordarlo como un recuerdo lejano, algo de lo que te acuerdas y vuelven las ganas de llorar. En cambio, nosotros no tuvimos tiempo para llorar ya que, inmediatamente después de que Dan saliese, agarró como pudo a Allen con ayuda del arquero, y lo llevaron dentro del templo. Así, al menos, si moría, su alma quedaría allí atrapada, como había pasado con Dan. En cambio, él subió con el cuerpo del gobernador hasta la cama, evitando todo tipo de presión en la cabeza. Yo decidí quedarme abajo para que no me doliese, ya que era especial, o al menos no soportaba lo mismo que ellos. Tumbó a Allen en las sábanas blancas y pidió ayuda para quitar su ropa de encima. Aparte de la capa, llevaba unas plumas alrededor del cuello, una chaqueta de rey y una sudadera. Todas y cada una de ellas con rombos de colores entre negros y rojos. Tan solo dejó al descubierto su pecho, ya que decidió no quitarle los pantalones, los cuales eran anchos y blancos. Se miró la mano mientras tocaba la frente de Allen.
—Todavía no está muerto, pero está muy, muy grave —anunció cuando dejó de mirarse la mano —Tardaré lo mío y él lo suyo hasta recuperarse del todo.
Cuando fue a tocar a Allen, mostró su mano. Estaba amarilla, como si estuviese mojada, pero era un amarillo que brillaba o relucía. Se la pasó por el pecho a Allen, el cual también tenía una parte llena entera de color morado. Al hacerlo, la sustancia que derramaba parecía estar evaporándose. En cambio, yo había decidido quedarme como un depresivo en lo más bajo de las escaleras. Con la cabeza entre las piernas y los brazos sujetando estas, dejé de pensar en Allen y en su salvamento. ¿Cómo podía estar experimentando algo como aquello? Había devuelto a la vida a Dan y Maulo ni siquiera era real... O eso es lo que quería pensar ya que la hipótesis de que él también había sido teletransportado hasta aquí a la fuerza era más que irreal. Yo era el protagonista y nadie más merece este castigo. Cerré los ojos, apretando los dientes y bajé la cabeza.
—Héroe Ash —dijo de repente una voz a mi lado —¿Ese chico del pelo para arriba te está molestando?
—No, no, Aiden... —le hice callar con una mano —Está bien que salve a Allen.
—Ya, pero pareces más triste desde que le conociste. ¿Él es un brujo?
—Un brujo no es quien tiene buena suerte, Rompeoídos... —le dije con una medio sonrisa —Un brujo, por ejemplo, es Judy-Ivy.
—¿Pero ella no era bruja, con ja? —sonrió, con cara de tonto, Aiden.
Eso hizo que sonriese un poco. Incluso me hizo gracia. Ahora mi misión era subir mis ánimos, ya que parecía un muerto, como un lunes a primera hora en clase de historia... Nadie puede con eso. La verdad, Aiden notó cuál era la misión propuesta personalmente y se giró hacia mí para mirarme a la cara. Con sus dedos me cogió de las mejillas y las subió hacia arriba, haciendo así una sonrisa con mi boca. Y esto sí que me hizo gracia, por lo un me reí.
—¡Aiden, para...! —cerré mis ojos con alegría —Se supone que hay que estar serios...
—Serios es aburrido —dijo sin saber que no se decía así —A mí me parece mejor que sonrías, héroe.
Sacó su lengua para hacerme burla, y al final sí que consiguió subirme los ánimos. Ahora que Maulo no estaba, me debía adaptar total y exclusivamente a Aiden. Al menos para mantenerme en mi estado actual de concentración, aunque eso era duro por parte de Aiden. En cambio, a través de mis risas, escuché una tos. De repente, me detuve al completo; Aiden me copió. Nos giramos hacia arriba para ver cómo Allen tosía ante la mirada de asombro de los otros dos. Cass no estaba allí, se había quedado en una esquina. Aun aguantando el dolor de la presión de mi cabeza por las escaleras, subí ya que era muy curioso. Nos juntamos con Dan y Boone para ponernos a mirar la cama. Entre las sábanas blancas, pude ver que la herida por la que le salía una sustancia al gobernador se había cerrado, pero se había quedado con un tono más morado en la piel. Lo mismo con el ojo, toda la parte derecha de su ojo ahora estaba de un color entre morado y carne. Dan le puso un pañuelo en la boca para comprobar si sangraba por ella, pero no fue así, para la sorpresa y alegría de todos. Ya me molestaría mucho que aquel tipo muriese cuando Maulo se había sacrificado por salvarle. Entonces, temblándole el párpado, decidió abrir un ojo. Dan, en cambio, se dio media vuelta.
—Allen, ¿me escuchas? —intervino antes de nada Aiden, agarrándole por el pecho.
Los dos le bajamos la mano por si le hacía daño. En cambio, Allen hizo un pequeño movimiento con su boca y suspiró.
—Sí, puedo... —se detuvo para toser y girar su cabeza —Puedo oírte...
—A ver, Allen —dijo la voz de Dan desde detrás de la cama.
Sin escucharle ni nada, el curandero se acercó de nuevo al gobernador con algo en las manos. Una bolsa o algo así, que era de tela. Se sentó a su lado y se la metió en la boca al gobernador, haciéndonos entender que sería algún tipo de medicina... Aunque no hubiese medicinas allí, pero por algo era un curandero.
—Te han envenenado, Allen —dijo mientras subía su cabeza con el mayor cuidado —Si no descansas ahora, es probable que te pongas...
—¿Dan...? —le cortó, dejando de beber lo que le estaba dando para que cayese por fuera de su boca.
En cambio, el curandero hizo más fuerza para que se bebiese lo que tuviese esa bolsa. Pude notar cómo ponía cara de asco y desesperación cuando lo hizo. Sujetó su cuello hasta que notó que se lo había bebido todo. Por ser curandero, tuvo cuidado en dejarle, pero, por la cara que tenía puesta, puedo apostar mi vida a que le hubiese dejado caer sin preguntar nada. Allen, con los ojos cerrados y, ahora, apoyado en la cama, tosió un poco. Decidió abrirlos para comprobar que Dan estaba allí, pero la verdad era que se había dado la vuelta para que no le viese. Después, los volvió a cerrar.
—Me duele la cabeza... —se quejó en un susurro, pero pasamos de él.
Y es que Dan nos llamaba para estar a su lado. Estaba ahora en el otro lado, comprobando varias pócimas con líquidos que tenía por ahí. Es más, me recordó a la que llevaba yo en aquel momento. Cogió una, la removió solo moviendo su mano y, sin mirarnos, se dirigió a nosotros.
—Es tarde y habéis estado todo el día fuera —luego, movió su ojo, el rosa, hacia nosotros —Podéis quedaros aquí, no os va a pasar nada por dormir en el templo. Además, no me vendría de más algo de ayuda con Allen.
—Si no hemos hecho nada —dijo Boone con cara de tonto.
—Todavía —sonrió este, pero bajó la cabeza, poniéndose serio —Tengo que ir a hablar con Violette sobre esto. No os obligo a nada, pero podéis ir durmiendo.
Esto lo dijo mientras pasaba al lado de la cama de Allen. Comprobó que estaba bien, le movió la cabeza y le tapó el pecho. Luego, se dio la vuelta y bajó por las escaleras. Nosotros tres nos miramos sin saber qué decir ante eso. Allen tenía que descansar para recuperarse y era mejor quedarnos con él por si se moría mientras dormía o así. Se me da mal la biología del cuerpo humano y todo tipo de medicina, ¿vale? Aun así, Boone no estuvo de broma cuando se sentó, apoyando su espalda en la cama y cerró los ojos. En fin, así podía dormir, ya que era un cazador.
—Si me despertáis, ya podéis rezar para que no os meta una flecha por donde os quepa —nos obligó él mismo.
En cambio, Aiden se me giró con cara de no entender y supe inmediatamente que me iba a preguntar por lo que le había dado a Allen, pero fallé.
—¿Quién es Violette? —dijo señalando abajo, a pesar de que los otros se habían ido hacia la sala en donde me había metido a mí para hablar.
—Pues Cass, Aiden. Solo que es su nombre de pilla... ¿No te acuerdas?
—Sí, pero ¿por qué la llamaba Violette?
Ahí ya me quedé en blanco ante la lógica de mi amigo el Rompeoídos. En cambio, si no descansaba yo también, estaría cansado por la mañana, por lo que tuve que buscarme mi pobre lugar para dormir. Es más, me tocó el suelo.

Bienvenido al videojuego, Ash Where stories live. Discover now