Salvado, Ash

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¿Corrupción...? ¿La corrupción de Noah debía de preocuparme en aquel momento...? Cuando noté que me tocaba la espalda, no me preocupé casi nada, sino que, cuando Oliver me preguntó, recordé lo que le había pasado al pobre de Dan. Tan solo con un toque, nuestro curandero se había transformado en un monstruo. Y ahora me tocaba a mí. Bueno, pensándolo bien, Elías se había librado de la maldición de la corrupción tan solo evitando su expansión. En cambio...
—¡Agh...! ¡Que yo no puedo evitar que se expanda...! —me asusté hasta el borde de saltar —¡¿Qué hago, qué hago...?!
—¡Cálmate, Ash! —me gritó Boone, cogiéndome de los hombros.
—Pero ¡¿qué debo hacer...?! —pero me detuve durante un segundo para observar mejor —Espera, ¿tú también...?
Me miró a los ojos, pero no respondió. Me giré para ver a Oliver y a Elías, pero hubo algo que me llamó más aún la atención. Y es que, al tratar de corrupcionar a Elías, lo único que había hecho había sido quitarle el guante. Entendí al momento que el propósito de Noah era corrupcionar a todos, ya que se reía mientras todos se miraban alguna parte del cuerpo, con excepción a los que ya lo estaban. Dan se despertó gracias a que Cass le empezó a golpear en la cara suavemente para que estuviese activo. Se sentaron uno junto al otro y observaron la escena como si fuese un espectáculo. Lo primero que pasó fue tan simple como que Elías notase un pinchazo, al menos algo así dijo. Y, de repente, desde su muñeca hasta su brazo, todo él, se volvió negro. El carcelero se quedó sorprendido y congelado, sin poder moverse. Oliver y yo lo observamos bien sorprendidos.
—¿Elías...? —preguntó el Enano Real, pestañeando como si no pudiese creérselo.
En cambio, el carcelero bajó la cabeza rápidamente, haciendo que no se le viesen sus ojos y castañease sus dientes. Tanto Oliver como yo nos quedamos sin saber qué decir. Pero eso no fue lo único que pasó.
—¡Agh! —gritó la camarera, entre sorprendida y asustada —¡Cariño, tienes una herida de más!
—Habrá sido ese imbécil... —respondió William, el cual acababa de levantarse, pero Ninna le cortó.
—William, ¡es negra! Tu herida es negra.
Ahí ya fue cuando el asesino abrió sus ojos con duda y se tocaba con la punta del dedo índice la nueva herida. No podía ver el color negro, pero ya supo que no se trataba de una herida normal y corriente. Esto llamó también la atención de todos nosotros, que pusimos un ojo sobre la cara de William. Pero, para nuestra sorpresa, el Sujeto no era el único que estaba así.
—M.J... —alargó sus palabras su hermano —Tus nueve dedos están negros —le señaló.
La Parca miró con cara rara a su hermano y se miró sus manos. Sin duda, todos y cada uno de sus... Nueve dedos... Estaban negros, como decía Connor. En cambio, lo miró con una cara de superioridad.
—Tus orejas están negras, Con —se burló, sacando su lengua.
—¿Mis orejas...? —le miró extrañado y se las tocó.
La chica se rio de aquello, pero Connor no entendió. Entonces, en ese momento justo, tanto a William como a la Parca se les volvieron negros aquellos lugares. La mitad de la cara en la de William, las orejas de Connor y las manos de M.J, todos ellos se volvieron negros y ellos solo pudieron sorprenderse. Pero se quedaron congelados, paralizados, como Elías. Luego, Rei, Judy-Ivy, Alexander, Ninna y Boone también siguieron ese mismo proceso hasta quedarse paralizados. Oliver y yo nos miramos.
—¿Te ha tocado a ti, Oliver...? —susurré, pero él resopló.
—¡Sí, demonios! ¡Sí me ha tocado! —apretó sus dientes.
—Ash... —escuché por detrás.
Cuando me giré, comprobé que se trataba de Aiden, el cual también estaba en el suelo. Me miró con pena, justo antes de que la corrupción dañase su cuerpo hasta quedarse como el resto. Espera... ¿Por qué Aiden estaba siendo corrupcionado?
—Se hará más fuerte —sonrió Freddie —¿No, Noah?
Para su respuesta, solo se rio. En cambio, Oliver y yo nos miramos. Supe de inmediato que mi corrupción se estaba extendiendo después de notar un pinchazo terrorífico en mi espalda. Pero también supe que a Oliver le dolió más cuando vi que el color negro le subía por el cuello hasta plantarse en el moflete. Después, quedó corrupcionado del todo. Miré con pena, miedo y tristeza, pero Oliver se quedó paralizado también.
—¿Ahora qué...? —susurré —¿Ahora qué debo de hacer...? Estoy solo contra catorce personas, ¿cuál es mi misión...?
Normalmente, dicen que llorando no se consigue nada. Y así es. Por más que me quejaba y pensaba y volvía a pensar sobre lo que debía de hacer ahora que había fallado en mi misión, no podía solucionar nada. Entre el dolor y la desesperación, se me estaban saliendo las lágrimas. Pero ¡¿esto no era un videojuego?! ¿Por qué pasaba esto? ¿Por qué estaba siendo corrupcionado? ¿Por qué los buenos habíamos perdido...?
De repente, el pinchazo de la espalda hizo su toque más puntiagudo hasta hacerme gritar. Y, de la nada, noté cómo se extendía. Se extendió y se extendió, de tal forma que parecían bichos corriendo por mi espalda. Hasta que, por fin, mi espalda entera fue recorrida por esos pequeños pasos de extensión de la corrupción. Noté que ya no podía mover la parte de abajo de mi cuerpo, ya que no lo sentía. En cambio, seguía consciente, ¿no? Creo que tuve demasiadas ilusiones al pensar eso ya que, una vez que se extendió por arriba, noté cómo trataba de bajar por el cuello. Y, ahí, ya fue cuando mi cuerpo se rindió a caer en las manos de Noah. No tenía salvación, no era posible salvarme de ninguna manera, ya no podía luchar ni ganar. Había perdido; este era mi fin... Cerré los ojos, ya no tenía salvación.

Bienvenido al videojuego, Ash Donde viven las historias. Descúbrelo ahora