El verdadero poder de los niños

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—¡Muy bien...! —dijo una vez la Parca vio que estábamos a salvo —Primero de nada, tengo que saber cuáles son vuestros objetivos para ver si puedo trabajar con vosotros para lograr algo tan peligroso como es salvar a mi hermano.
Mientras nos lo decía, nosotros poníamos más cara de asco y desesperación. ¿Primero nos salvaba y ahora nos pedía explicaciones para trabajar juntos...? Típico de los videojuegos, esos errores se deben corregir. Aun así, la cara que llevaba puesta quería decir muchas cosas, pero sobre todo quería que hablásemos de inmediato. Por esa razón, Boone suspiró, pero entrecerró los ojos.
—Mi objetivo ahora mismo es pegarte un puñetazo de esos que incluso a mí me duela el puño para que nos demos la vuelta —cogió aire sin mirar la cara que tenía —Y salvar a Aiden, mi mejor amigo.
—Muy bonito, muy bonito... ¡Paso...! —subió sus hombros para girar su cabeza a la pilla —¡Tú!
—Nah, yo vengo porque quiero ser libre —sonrió esta.
La Parca puso cara de que lo entendía, a la vez que de tonta y subió los hombros con una sonrisilla. La pilla y ella se entendieron al momento y se rieron juntas, una escena muy turbia que me gustaría eliminar, de hecho. Después, se giró a mí sin decir nada, solo haciendo un gesto con la cabeza. Supe de inmediato que debía responder, aunque no tenía nada pensado, por lo que improvisé.
—Supongo que, de un modo u otro, escapar es lo que me llama más —dije mirando a otro lado, pero me lo pensé dos veces —Verás, estoy buscando a un tipo llamado Sujeto W y...
—Ey, para el carro... —intervino la chica, parando con sus manos —¿El Sujeto?
Vale, supongo que le reconoció. Por algo es el asesino más buscado de Panpermia y del mundo entero, se suponía. Entonces, abrió un poco más sus ojos achinados para hablar conmigo un poco más en serio.
—Pues, no sé yo... Tal vez, no compartimos la misma idea. Mi hermano es más importante, eso sin lugar a dudas, pero el Sujeto... No sé —terminó subiendo sus hombros con la boca algo abierta —Bueno, bueno. Si nos vamos ya, podemos llegar antes a por Con.
Empezó a caminar hacia el mismo lado. Íbamos a salir por la misma puerta, pero íbamos a buscar ahora la salida. Ni más ni menos. Entonces, me detuve en seco. ¿Con? ¿Y ese quién era? Aun así, solo me di cuenta de ese nombre una vez di un paso y algo cayó justo a mis pies. Una página en blanco con una caligrafía extraña. La reconocí al momento. ¡La nota de Ninna! Pero ahora, aparte de no tener tiempo, debía seguir a la Parca y a su extraña misión de salvar a quién fuese. Ni me acordaba. La salida no fue tan complicada como yo pensaba. Suponía que Oliver y Elías nos debían de estar buscando por todos lados, ya que éramos sus presos, de un modo u otro. Subimos unas escaleras muy sospechosas. Después, nos vimos plantados justo en frente de una puerta hecha de barrotes de metal que iban de arriba a abajo y cerraban la continuación. A través de ella se podían ver más celdas, pero estas estaban a los lados. Era más o menos lo mismo que teníamos abajo, pero con más protección, ya que había una puerta que protegía el resto de las celdas.
—¿Y esto? —soltó Boone.
—¿Pero no nos íbamos fuera...? ¡Jo...! —dije yo, con pena y pereza absoluta.
En verdad, ya era mucho trabajo tener que huir de allí para encima que ni estuviésemos escapando. Eso sí que era cierto, lo mejor de todo ahora mismo era que la misma celda en la que estábamos nosotros era la misma celda donde estaba la otra celda... ¿O me estaba liando yo solo? Seguíamos en la misma cárcel, eso seguro. ¿Pero por qué la de arriba tenía más seguridad?
—Qué envidia —dije con asco.
—Pero, si nos hubiesen metido en esta, no hubiésemos podido escapar, tonto —argumentó la Parca.
—También—levanté mis hombros.
Devolvimos una mirada a la puerta de en frente, tan cerrada, tan grande y alta. Y tan oscura... Desvíe mi mirada hacia la niña y la señalé con un dedo con cara de tonto.
—Y... ¿A qué hemos venido aquí?
—Ya suponía que me había cogido a uno tonto, pero, bueno.
—¡Oye...! —aunque me molestó un poco, decidí quedarme callado de nuevo, suspirando.
Se estiró, haciendo sonar sus dedos, y cambió radicalmente a una sonrisa plena. Eso justo antes de señalar delante sacando su lengua.
—Esta es la seguridad máxima de la cárcel... Y aquí está mi hermanito.
—¿Qué...? —dijimos los cuatro a la vez en un susurro.
¿Cómo que allí estaba su hermano? Espera, espera... ¡¿Eso quería decir que su hermano era un criminal?! Ella ya lo parecía de buenas a primeras sin haberla conocido, ya que ni siquiera sabía su nombre. ¿Quién decía que su hermano no era como ella? A ver, pensaba que si debíamos de salvarlo no era de la cárcel. Suponer se me da mal, ya lo tengo clarísimo.
Una vez nuestras caras dejaron de estar asombradas ante tal hallazgo, la Parca se acercó hasta agarrar la celda como lo había hecho con la mía. Al momento, cogió aire y sonrió.
—La cerradura no es gran cosa, solo que se debe de forjar con algo muy fino. ¿Alguna idea, secuaces?
—Y ahora somos secuaces... —susurré yo, pero todos me escucharon.
Boone propuso su arco ya que las flechas eran tan finas que entraban por cualquier sitio. El problema venía en que no teníamos a mano su arco ya que nos habían quitado las armas. Las dagas, las flechas y el arco... ¡Todas las armas! Menos a mí, claro está. Me saqué con cuidado a Pitón de la espalda y se la tendí, dudando un poco de las intenciones de aquella chica. De todos modos, era una misión que quería el juego, ¿verdad? ¿Qué más daba que tuviese que ayudar a un chico encerrado? ¡Los videojuegos es lo que me importa en verdad! En cambio, la niña me devolvió a Pitón.
—Muy grande, pero no ha estado mal —dijo cambiante, luego se quedó seria —Ahora busca un maldito arma de verdad para sacar a mi hermano si no quieres que la tire abajo.
Me recorrió un escalofrío al momento mientras ponía cara de dolor y angustia. ¿Cómo no hacerlo si daba tanto miedo...? Solo con su cara... Rápidamente, me giré, pero me di contra la pared. La pilla sonrió y Boone ni aguantó la risa. La pequeña suspiró fuertemente, pero sonrió.
—Así no se busca algo, imbécil —se burló.
—Ya, ya lo sé... —dije a modo disculpa.
En cambio, nada más dar un paso abajo para buscar algo para abrir la puerta, esta se abrió mágicamente. Todos los de allí, que nos íbamos a buscar ya el arma para abrirla, nos giramos lentamente hacia esta. Estaba levemente abierta, pero tenía sentido al ver qué o quién había sido el responsable. Allí abajo estaba...
—Pasad, pasad... —dijo Maulo, dándose aires —Primero, se me pregunta a mí, que yo sí sé hacer las cosas.
—Ah, eh... —no pudo pronunciar ni palabra la Parca, hasta que, al momento, abrió muchísimo la boca con una sonrisa un tanto siniestra —¡Genial...!
Rápidamente, se giró hacia la puerta y la abrió con todas sus ganas. Bueno, seguía siendo una niña. Estaba seguro de que debía ser menor que yo, contando claro que yo tengo diecisiete y no treinta años. Con su felicidad y su sonrisa puesta de demostración, empujó la puerta y pasó corriendo. Aunque, antes de llegar a la primera celda, se detuvo en seco. Lo hizo solo para girarse hacia nosotros lentamente, luego hizo una leve sonrisilla.
—Es cierto... O todos o ninguno —sonrió.
Por eso decidió esperarnos a que reaccionásemos todavía de nuestro trance y nos moviésemos hasta volver a estar con ella. Una vez dentro, pude comprobar varias cosas. La primera, no era para nada parecida a nuestras cárceles. Estas eran peores, más concurridas, más sucias, más... Lo que sea, no se me da bien la descripción. Fuimos sigilosamente, pero rápido, hacia el final. La chica miraba cada una de las celdas por donde pasábamos. Era de esperar, pero tengo que decirlo porque si no esto no se podría considerar historia. Todas y cada una de las celdas tenían presos. El caso era que aquellos tipos eran enormes, fuertes, con músculos sobresalientes por lo menos, además de inspirar terror absoluto tan solo con verle la cara. Bajé la mirada, no quería problemas ahora mismo ni nunca. Pero, de repente, me vino un pensamiento a la cabeza. ¿No estábamos buscando al hermano de la Parca? Eso quería decir... ¿Eso quería decir que un criminal como aquellos era su hermano? ¿Y quién, quién era? Cada preso era peor que el anterior. Más fornidos, más bravos, más fortachones, más terroríficos... Me estaba incluso poniendo nervioso de pensarlo. Pero estos fueron interrumpidos cuando escuché un grito proveniente del fondo.
—¡Hermanito...! —soltó de repente la Parca —Ya ha llegado tu hermana para sacarte de ahí.
Tan solo con esa frase, me dio miedo saber a quién o a qué íbamos a rescatar. Aun así, la curiosidad me ganaba, por lo que me tenía que acercar de un modo u otro. No puedo dejar que me coman mis propios pensamientos, ¿no? De una forma u otra, iba a terminar saliendo de allí ya que Cass y Boone también estaban, aunque ya se me había olvidado y todo. Y eso que iban justo delante de mí. Aun así, llegamos los tres a la vez ya que metí carrerilla. Una vez los tres, nos plantamos al lado de la Parca, dispuestos a observar cómo era su hermano. Fue un movimiento lento para meter dramatismo al asunto. ¿Cómo sería aquel chico si estaba en las celdas de los más peligrosos...?
En cambio, cuando desvíe mi mirada, pude comprobar que se trataba de un niño... Aunque, pensándolo, le había llamado "hermanito". ¿Eso quería decir que la Parca era la mayor de los dos? Estaba de espaldas, por lo que se giró hacia la izquierda. Nada más ver sus ojos, me estremecí. Solo vi uno, pero fue suficiente. Su ojo, color morado, tenía una mirada horrible. Era gris, fría, que te dolía tan solo con mirarla. Además, daba de lleno con sus ojeras tan grandes, justo debajo de los párpados y alrededor del ojo, el cual tenía medio rojo. Su físico no era lo mejor tampoco, llevaba un chaleco y una bolsa, como lo hacía la Parca. Su pelo castaño tenía mechas grises al final, aparte de algo de color más oscuro que le cruzaba que no sabía lo que era. En cambio, bajó la mirada rápidamente nada más ver a la Parca golpeando con felicidad su celda. Luego, suspiró...
—¡Hermana...! —gritó de repente con todas sus ganas y sus energías —¡Pensé que otra vez me habías dejado solo o me habías vendido por un kilo de manzanas...!
—Eso ya será mañana, por eso necesito que salgas de aquí.
Vale, he de decir que nunca me hubiese esperado algo como aquello. Nada más verla, el chico se levantó, haciendo mover y sonar todísimas las cadenas que llevaba en todas las partes del cuerpo, y corrió hasta ponerse junto a su hermana, la Parca, divididos así solo por la puerta de la celda. Pude ver claramente que lo que le cruzaba por el pelo de color oscuro era ni más ni menos que un parche que llevaba en el ojo derecho. ¿No tendría acaso? Abrió tantísimo la boca, dejando así ver unos colmillos afilados que tenía a los lados, que no podía ni imaginarme la felicidad que traía aquel chico. Era normal, todavía era pequeño. A mí nunca me alegra ver ni a mi hermana mayor ni a la pequeña ya que, cada vez que las veo, ¡me obligan a saludar...! O me quitan el juego al que estoy jugando o...
—¡Has tardado muchísimo, M.J...! —cambió radicalmente el niño —Les ha dado tiempo a ponerme las esposas, subirme hasta este piso, meterme y neutralizar mis manos, y a hablarme. ¡Ese señor del pelo largo y las cadenas me visita todo el rato...!
—Ya, ya, el carcelero imbécil... Lo sé —dijo ella con voz de aburrida, pero, por eso justo, los dos se pusieron a reírse.
Cass, Boone y yo nos miramos. Supuse que ninguno tenía familia y por eso no lo entendían, pero aun así era extraño. Cuando terminaron de reírse, la Parca se giró hacia mí con una sonrisilla leve.
—Héroe tonto, ya hemos cumplido un cuarto de mi misión.
—Espera, ¿un cuarto? ¿Cómo que un cuarto? —intervino Boone, pero le interrumpí yo con ira.
—¡¿Cómo que héroe tonto?! ¡¿Acaso no he arriesgado mi vida y mi espada por salvarte?! —le grité con asco, pero ella reaccionó de una forma casi neutra.
—¿Qué dices...? —incluso me dolió aquello.
Aun así, Cass y Maulo me dijeron que detuviese la conversación, aunque se estaban riendo. Suspiré, anda que pelear contra una niña menor que yo... Incluso mi hermana pequeña me gana siempre. Hablando de hermanos pequeños, miré al chico que hablaba con la Parca, entrecerrando un poco su ojo para dar más pena, aunque, lo que daba, era miedo...
—M.J, me han pegado... —dijo bajando su cabeza un poco —Y me han puesto más cadenas que al resto de presos.
—¿Va en serio...? —abrió los ojos sorprendida esta —Pues vamos a darle una paliza, porque por algo somos la Parca.
Espera, ¿M.J era el nombre de la Parca? ¡No le pegaba nada...! Aunque, yo no soy el más adecuado para criticar nombres ya que ni siquiera tengo el mío propio. Soy Ash, pero no me llamo así realmente. Aun así, pasando del tema del nombre, M.J pasó su mano a través de la rendija de la celda. Su hermano, poniendo los hombros juntos y cara de pena, movió sus muñecas a la vez para agarrarla con solo una mano. La cogió fuertemente y ella sonrió. Cuando él quiso darse cuenta, también tenía una sonrisa tremenda en la cara. Y, de repente, una luz emanó de ambas manos y ¡explotó! O eso creo que pasó, porque cerré los ojos por el exceso de luz. Cass, Boone y Maulo me copiaron mientras que las dos pequeñas Parcas se miraban con una sonrisa. Todo se quedó en blanco... Hasta que se escuchó un ruido metálico sonando fuertemente contra otro material. Poco a poco, me di cuenta de que la luz había desaparecido y fui parpadeando para abrir los ojos hasta que los tuve del todo. Delante de mí, el más pequeño de todos nosotros, dio un paso fuera de la celda... Aunque, mejor dicho, ya no había celda. La puerta, las paredes, el suelo y la pared del fondo habían desaparecido para dejar ver entre medias un grandísimo agujero, como si alguien lo hubiese machacado con un martillo. El chico se puso al lado de M.J con la boca levemente abierta, como sorprendido, al fijarse en nosotros. Nos señaló mientras ella sonreía.
—¿Son enemigos? —dijo casi susurrando y con su único ojo bien abierto.
—Nop. Ese es el héroe tonto, ese es el chico de pelo largo que me ha salvado y ella es Violette, la pilla.
Al momento, los tres nos quedamos con los ojos bien abiertos. ¡¿Cómo que héroe tonto?! ¡¿Por qué razón me llamaba así...?! La reacción del arquero fue más sorpresa ya que no se esperaba que aquello saliese de la boca de la niña, mientras que Cass se sorprendió al descubrir que ya sabía que era una pilla.
—Hueles a pilla —susurró M.J con seriedad y poniendo en gris sus ojos.
Prefirió no responder ya que la había pillado al completo. Miró a otro lado y se escondió detrás de mí, suspirando. En cambio, el chico dio un paso adelante y se plantó justo delante de nosotros. Puso sus rodillas juntas y, aun llevando rodilleras, se notaba que estaba haciendo fuerza. Con determinación, nos miró.
—Soy Connor. Gracias por salvar a mi hermana y por volver a por mí —recitó a modo poema que se había tenido que estudiar —Pero no por eso voy a estar de vuestro lado ni apoyaros. Os puedo matar ya que yo... Soy la Parca —cambió ahora de determinación a advertencia.
Cuando abrió su ojo para dejar ver que decía la verdad, lo tenía tan subido y gris que me recorrió un escalofrío tremendo. En cambio, M.J sonrió al ver aquella cara puesta en su hermano. Yo, por mi parte... No entendía. ¿Qué pasaba con aquellos chicos, si se podía saber? De todos modos, aquello ahora mismo ni venía a cuento. Una vez Connor fuera, suspiró, cerrando su único ojo con una sonrisa. Luego, comenzó a caminar, siguiendo a M.J, que se había propuesto ser líder para nosotros.
—Y ahora toca salir de aquí, ¿no creéis, siervos? —dijo amablemente.
—Se supone que soy una pilla... —puso cara de tonta Cass —Y desde que conocí a este tío me ha pasado todo mal, pero voy de mal a peor... —dijo ahora señalando a Boone, detrás de ella.
En cambio, él se plantó nada feliz. Bueno, después de haber dicho aquello la pilla, era normal no estar muy feliz. Pero no era por eso exactamente...
—¡M.J! —gritó de repente —Ya hemos ayudado a tu hermanito... ¡Ahora toca ayudar a Aiden!
—Agh, ese Aiden otra vez... —lo dijo ahora con asco la Parca, pero sonrió, girando su cabeza —La verdad es que no me da la gana, je.
Lo dijo tan feliz, tan despreocupada, tan segura de sí misma... Que Boone apretó los dientes nada más lo pronunció. Subió la mirada con una cara de desprecio increíble, justo antes de que otra voz hablase justo detrás de nosotros. Parecía sorprendida, pero supe de inmediato que se trataba ni más ni menos que...
—¡La niña...! —gritó Oliver con furia. Luego, se giró con cabreo a su otro amigo —¿Me explicas cómo se te ha escapado, Elías...?
—Verás, Oli...
—No, no... Como me digas que quisiste ser su amigo y te salió mal la jugada, no sabes lo que te voy a tener que hacer —dijo de buenas el Guardia Real, que cogió aire y se dirigió a nosotros.
Abrió los ojos de una manera terrorífica. No tengo muy claro si lo dije ya una vez o no, pero Oliver tenía una cicatriz en el ojo izquierdo que le cruzaba todo el párpado. En cambio, eso no era lo que me daba miedo, sino que uno de sus ojos era verde y el otro era completamente blanco. Pero blanco, de un blanco transparente. Es decir, ¿no veía? En cambio, llevaba la escopeta detrás, cogida con el brazo derecho y le cruzaba el cuello. La sacó y nos apuntó. Entrecerró un poco el ojo transparente y suspiró.
—Pum... —susurró, antes de empezar a disparar.
Inmediatamente, Cass, Boone y yo saltamos dentro de la celda de Connor, la cual estaba abierta ya y ellos mismos podrían cruzarla en cualquier momento. En cambio, los más pequeños se quedaron parados, sin decir nada, en medio del pasillo. Oliver, al ver que no se iban a mover, comenzó a caminar hacia ellos, aún disparando.
—Rendíos, antes de que os haga daño, amiguis... —dijo Elías, subiendo sus brazos para avisarles.
—Puaj, ya estamos de nuevo... —suspiró M.J.
—¡Elías! —le gritó ahora Oliver con cabreo —¡Que no te hagas amigos que sean presos, cabeza hueca!
—Ay, Oli. Lo que me pides me cuesta mucho...
—Que sí, que sí... Ponte detrás de mí y no te muevas —dijo en voz alta, pero ahora empezó a susurrar —Si le damos a la niña, podemos hacer una gran catástrofe, así que vamos a por el niño...
El carcelero asintió. En cambio, Oliver no tenía tanta puntería como Boone y fallaba muchos disparos. Alguno que otro dio justo a mi lado, rozando. Empecé a temer fuertemente por mi vida, en verdad... En cambio, no era la peor puntería del mundo como tendría yo, seguramente. Lo sé porque alcanzó a dar con una bala en el cuello a Connor. Apenas le rozó, pero fue suficiente para hacerle sangrar. Mientras él abría el ojo sorprendido, M.J se giró de la manera más agresiva posible al comprobar que su hermano había resultado mínimamente herido.
—¡Idiotas...! —empezó diciendo con los dientes fuertemente apretados —¡De esta no os libráis...!
Pero, antes incluso de que M.J diese un paso, un humo salió justo de su lado. Exacto, de Connor. Miré aterrado a su expresión. El ojo bien abierto y la cara de neutro... ¡Daba un toque espeluznante a su ataque! Además, por no añadir que ese ataque había provenido de su mano. Sólo era humo, nada más, pero atacó a los dos guardias en nada de tiempo. Espera, espera, espera...
—¿Eso quiere decir que Connor...? —empecé diciendo.
—Tiene poderes, Ash —terminó por decir Maulo.
—Te hubieses enterado si hubieses estado atento a lo que decía Ninna, imbécil —añadió Boone, con cara de tonto —Hay personas especiales...
—Como Connor y la Parca... —terminé esta vez yo.
—¿La Parca...? —susurraron los dos humanos de la sala.
En cambio, mi mirada se cambió radicalmente hacia Elías y Oliver cuando empezaron a gritarse el uno al otro. Al verlo, pude comprobar que el humo de Connor seguía siendo humo, pero ardía, quemaba y parecía lava finalmente, justo por la punta del humo. Por eso, Oliver siguió e incrementó los balazos.
—Solo tengo que acabar con el chico... —susurraba, empezando a sudar por los lados —Solo tengo que...
—¡M.J...! —gritó de repente Connor.
Enseguida, nada más oír el grito de su hermano, la Parca se agachó y, justamente, la bala le pasó, rozando casi su pelo. Me quedé congelado... ¿Connor lo había previsto? La estaba mirando para comprobar que estaba bien, antes de recibir él un disparo en la cabeza. Ni más ni menos que en todo el medio de la frente. Diría incluso que se lo había puesto a huevo, pero creo que es pasarse. Aun así, creo que, si eso no había acabado con Connor, no sabía ya qué pensar. M.J sí que se quedó congelada después de eso. Detuvo sus movimientos rápidos y sus pobres ataques para quedarse de pie al lado de su hermano, que estaba tirado en el suelo. Se puso de rodillas, con los ojos muy abiertos, como si no pudiese creérselo, y susurró.
—¿Connor...?
Al no recibir respuesta de este, se giró lentamente hacia Oliver, que no había bajado el arma, pero había dejado de disparar. Elías, detrás, tenía puesta cara de reproche de niño pequeño, sacando su labio inferior y entrecerrando los ojos. En cambio, un pensamiento me vino a mí. ¡¿Pero esto no era un videojuego?! ¡Un videojuego! Connor era un niño. ¡Habían matado a un niño menor que yo, en un videojuego! No me lo podía creer, ese no podía ser el final de Connor, imposible. Me impacienté con esa idea, mirando cada poco tiempo y cada vez más seguido a ver si seguía moviéndose. En cambio, el suelo estaba encharcado de sangre y él tirado, con el ojo abierto. ¡No me lo podía creer...!
—¡Ash...! —me susurró Cass —¡¿Es o no la Parca?!
—¡¿A qué viene eso ahora?! —flipé yo —¡Connor se muere...!
—¡¿Es o no?! —insistió, agarrando mi manga con fuerza.
No entendía por qué eso le interesaba tanto en un momento tan crítico como aquel. Aun así, asentí de todos modos un poco dudoso. Al momento, Cass abrió los ojos lentamente hasta que los tuvo completamente abiertos. Abrió la boca, pero no dijo nada, sino que solo fue una expresión entre sorpresa y terror. Boone también lo escuchó, pero el solo bajó la mirada como con dramatismo. No dijo nada tampoco. Yo me quedé sin entender.
—¿Y qué si se llama la Parca? ¿Es algo malo? —giré mi cabeza a modo Aiden, pero los otros dos me miraron muy, muy serios.
—¿Sabes lo que es la Parca, Ash? —intervino Maulo en la conversación.
—Ni idea, en verdad —me sinceré.
—La Parca... Es la muerte.
Lo dijo sin rodeos, pero a mí me costó reaccionar. ¿Cómo que la muerte...? Miré a M.J un poco dudoso. ¿Cómo que aquella chica era la muerte? Pero, espera, ¿no me había dicho que no era del todo la Parca si no estaba con su hermano?
—Con, no te preocupes por nada —le susurró a su hermano —M.J, tu hermana mayor, está aquí... A ver, dame la mano.
Al parecer, sólo estaba yo haciendo caso. Connor no había reaccionado del suelo y los guardias habían comenzado a caminar hacia ellos. Oliver, yendo primero, detuvo al carcelero poniéndole una mano delante. A su vez, Cass, que ya había comprobado que no sabía lo que significaba el apodo de M.J, seguía hablando en susurros a mi lado para ponerme en contexto.
—La Parca es conocida por sus ataques. Usa tres... —dijo, subiendo sus dedos —Uno, parálisis...
—¡Ahora! —gritó M.J, pero nadie pareció darse cuenta.
De la mano con Connor, M.J puso la otra contra Oliver y Elías. Aun teniendo a su hermano tendido en el suelo, ella puso una mirada horrible, complementando y endureciendo así más su apodo y el terror que inspiraba. Sacó la lengua para lamerse los labios y sonreír, antes justo de murmurar algo.
—Primer fase.
De la nada, como un disparo, una luz salió de su mano en dirección a ambos Guardias Reales. Tan rápido como lo vieron, Oliver se agachó, lanzándose al suelo, y tiró a Elías por si acaso. De un modo u otro, el rayo debía impactar contra algo, y así lo hizo. Dio contra la parte de detrás, contra la pared y las escaleras. Tan rápido como lo hizo de nuevo, la luz se esparció a modo estrella fugaz que deja a todo el mundo ciego. Así lo hizo, todos tuvimos que cerrar los ojos por si acaso para no quedarnos ciegos. A su vez, Cass cerró su boca para detener la charla y sorprenderse. Pude comprobar que M.J sonreía con los ojos abiertos, mirando el destello, mientras que, a su lado, Connor cerraba su ojo...
La luz desapareció de repente, haciendo que todos abriésemos los ojos para comprobar que ambos guardias se habían quedado paralizados en sus posiciones de lanzarse al suelo. M.J acentuó su sonrisa. Detuvo su hechizo una vez soltó la mano de su pobre hermano, que giró su cabeza hacia la derecha, justo donde estábamos nosotros. Abrió un poco el ojo mientras respiraba con dificultad y susurró algo, aunque no le escuché, pero le vi mover sus labios.
—Segunda fase... —murmuró mientras cerraba los ojos.
Viendo que él no se iba a mover más, M.J levantó su mano con cuidado, sosteniendo la otra a modo pulso, y la dirigió contra los dos pobres y paralizados guardias, que apenas podían mover los ojos para ver lo que pasaba, lo que se les venía encima y ya no podrían prevenirlo de ninguna manera. En cambio, Cass susurró todavía la siguiente frase, como si no hubiese escuchado a Connor.
—La segunda parte de sus planes es... —hizo una pausa, antes de ver como Connor volvía a activar su poder con fuego por sus manos —La muerte de sus víctimas.
Al momento, subí mi cabeza completamente. Connor no tenía exactamente fuerzas para atacar, por eso M.J le estaba ayudando y, de un modo u otro, obligando. En cambio, nada más escuchar el segundo punto, yo abrí la boca grande y rápidamente.
—¡No podemos dejarle hacer eso! —salté rápidamente —Es decir...
—A mí esos dos inútiles me dan igual —se sinceró la pilla con cara larga.
En cambio, pude ver una sonrisa en la cara de Boone amplia y grande. Enseguida, se levantó, se crujió los dedos y miró delante, suspirando.
—Bueno, si es lo que toca... ¡Vamos!
Al momento, dio un paso fuera y salió al pasillo. Miró abajo, antes justo de agarrar a M.J por la cadera y a Connor, evitando así que lanzase el segundo hechizo ya que rompió la cadena. Después, miró hacia atrás, hacia donde estábamos nosotros dos, todavía sentados en el suelo sin saber ni qué decir.
—Vamos, antes de que la Parca acabe conmigo.
Sin dejar responder a la niña, empezó a correr hacia la salida con ambos pequeños cogidos y nosotros detrás. Fuimos corriendo, pasando por al lado de la cara completamente cabreada y de ojos saltones de Oliver, y salimos por la puerta para bajar las escaleras. Aunque debíamos de pensar en Aiden y demás, Connor era más importante en este caso. Por esa razón, soltó a M.J a su suerte para ayudar a su hermano por su herida en la frente. Todavía me sorprendía de cómo podía seguir vivo. Total, es un videojuego...
En fin, al final salimos y nos movimos rápidamente. Era por la tarde, habíamos estado todo el día encerrados y el tiempo había pasado rápido. En cambio, la vida del más pequeño de todos corría peligro ahora que tenía una herida grave en la frente.
—¡Idiota! ¡Estábamos usando nuestros poderes! —le rechistó M.J a Boone —¿Qué más da si unos Guardias Reales mueren o no?
—Lo hago por tu hermano, tonta —dijo sacando su lengua, tampoco iba a decir algo muy grotesco.
—¿Mi hermano? Mi hermano puede tanto con un disparo en la frente como si le arrancas el corazón —subió sus hombros y giró su cabeza —Mi hermano no me preocupa en absoluto.
Boone, con Connor cogido por la parte de detrás de las rodillas y la cabeza apoyada en su hombro, miró incrédulo a la Parca, que asentía y remarcaba su última afirmación. Es más, para concretar, le preguntó al propio Connor e, increíblemente, este abrió su ojo morado con pereza y sin ganas.
—Tengo sueño, M.J —afirmó, cerrando los ojos —Pensar es trabajo, y el trabajo me da sueño.
—Ya sabía yo que estabas bien, Con... Pero esta gente se preocupaba por ti. Ya sabes, mortales...

Bienvenido al videojuego, Ash Donde viven las historias. Descúbrelo ahora