¡Camarera! ¡Información!

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Finalmente, usamos ese cable explosivo. Al parecer, la pilla Violette, o Cass, sabía algo de explosiones; más que Boone y él había descubierto la anterior. Tan sólo usando las piezas sobrantes del cable y el resultado del estallido, pudo crear una propia. Ahora era nuestro turno, pensé a modo de héroe. Maulo y Boone ayudaron a la pilla para cavar en el suelo al lado del suyo propio. Pero, en cambio, Cass lo manipuló para unir unos cables con otros cables, unos rojos, otros azules, un pequeño pin con un hilo, algo metálico con otros metales de cable... A lo que me refiero, no me enteré de nada porque la robótica nunca ha sido mi fuerte. Solo lo miré, asintiendo mientras Cass lo explicaba a todos y sonreía con cara de no saber ni mi propio nombre. Aiden tenía cara de interesado, pero yo sabía que se enteraría menos que yo incluso. En cambio, Boone pasó del tema. Se puso a cavar alrededor de un árbol, restregando sus dedos suavemente por el tronco y oliéndolo al poco de hacerlo. Tampoco tenía ni idea de qué hacía aquel extraño. A él le miré de una forma un poco más cortante; no quería saber ni lo que tenía planeado.
—¿Entendido, Ashi? —dijo de repente Cass y yo pegué un salto del susto.
—¡Por supuesto! —mentí con toda mi cara de bueno.
—¡Excelente! Venga, vamos.
Al final, tuve que ir sin enterarme ni de lo que tenía que hacer. Aiden, a mi lado, abrió la boca, dejando ver sus dientes separados que ya me dirigía un mensaje simple. Exacto, tampoco sé había enterado de nada. Con Cass, nos dirigimos hacia donde estaba Boone, justo antes de que esta le metiese un puñetazo en la mejilla. Los otros tres nos quedamos un momento mirando, en silencio, en completo silencio para ver en primera persona y con perspectiva la reacción del arquero.
—¡Tonto...! —sacó la lengua la pilla —Haz algo útil.
—¿Útil...? —susurró Boone.
Creo que daba en el clavo cuando pensé que podría iniciarse una guerra entre esos dos algún día de estos y tan solo se conocían de un par de días. Por no recordar que eran cazador y presa. Aun así, Boone no reaccionó rápidamente como esperaba, sino que suspiró mientras se tocaba la mejilla. Miró abajo, entrecerrando los ojos.
—Es seguro este árbol. Y, para rematar, tiene un secreto —pero, antes de decir lo que tenía pensado, miró a su lado —Pero tú no puedes entrar.
—¿Eh? ¿Por? —dijo cambiando el tono de voz.
—Porque me das asco.
—No si ya, no me sorprende.
En verdad, creo que lo decía en broma, pero yo intervine por si acaso. ¿Quién sabe qué guerra se podría crear entre esos dos? Solo de pensarlo... ¡No, no quería pensarlo! Relajé a Boone dando unos toques en su cabeza, pero él suspiró. Luego, se dio la vuelta.
—¡Aiden! ¡No toques, no toques...!
Cuando me giré, pude ver como el guitarrista estaba tocando la parte del árbol que acababa de tocar su amigo. Le apartó la mano suavemente mientras Aiden abría la boca.
—¿Por qué? —dijo con pena.
—Eso te puede explotar en la cara si hay algo, ¿me entiendes?
Negó con la cabeza, lo que hizo que nosotros cuatro suspirásemos. Bueno, yo tampoco lo había entendido del todo, pero reaccioné como el resto por si acaso. Boone, por el contrario, puso sus manos en el suelo, luego las subió, imitando a una bomba y haciendo su ruido. Entonces, Aiden abrió la boca.
—¡Ah, eso! —dijo sorprendido —Uy, pues mejor me aparto sino...
—Así me gusta —suspiró el arquero. Luego, se giró a mí —¿Qué miras, imbécil?
—¿Por qué explota? —respondí casi sin darme cuenta, por eso me tapé la boca.
Entonces, el arquero se puso las dos manos en la cara, ya desesperado. Suspiró, yendo hacia mí rápidamente y me cogió de la cabeza con solo una de las manos. Mira que era grande, eh.
—Tú... —dijo cerrando los ojos, como enfadado —¿Sabes acaso a lo que nos enfrentamos, héroe?
—Me llamo Ash, no héroe —dije apartando su mano de mi cuerpo —No he salvado a nadie, no merezco ese apodo.
—¡A Rosa sí!
—¡Cállate, Aiden! —le gritamos los tres, contando a Maulo que se estaba interesando por la conversación.
Aiden subió sus hombros con pena. Mientras, Boone volvió a poner su mano en mi hombro. Me miró muy serio. De hecho, creo que nunca me había mirado tan serio en su vida. Bueno, tampoco es que me relacione con más de cinco personas al día y me tome las cosas muy en serio de primeras, pero...
—Ash... —susurró Boone de repente, mirándome, abriendo mucho los ojos amarillos y brillándole —Nunca he luchado contra un asesino de verdad.
—¿Qué...?
Al momento, yo también abrí los ojos. Viendo a Boone en frente de mí que se sinceraba y miraba para otro lado sin decir nada me parecía un poco irreal. Desde que le había conocido, había pensado que aquel tipo debía de ser el más fuerte del mundo mundial, que había acabado con muchos villanos como pillos y asesinos y que no le podían derrotar. En cambio, me estaba contando la verdad, y esa era la verdad. La verdad era que Boone no había luchado nunca contra un asesino y no tenía confianza para hacerlo.
—No sé qué hacer, Ash. Por eso estoy tratando de echar a esta pilla de aquí para...
—¡Tonto...! —le gritó de la misma manera Cass.
—¡Tonta! —respondió, pero volvió a girarse hacia mí —No sé qué va a pasar a partir de ahora, ya está.
Terminó por sincerarse del todo. Entonces, yo abrí los ojos, miré con duda hacia los lados sin saber qué pensar ni qué responder. Jamás he esperado algo de alguien, ni de mí mismo.
—¿Eres imbécil? —giré mi cabeza.
—¡¿imbécil?! ¡imbécil serás tú, idiota! —se marchó de mi vista moviendo sus brazos —Encima que te cuento mi plan...
¿Plan? ¿Cuál plan? Solo me había dicho como se había acobardado para no pelear contra aquel tipejo de la W. En cambio, de repente, noté que algo no iba bien. ¿No se suponía que era un videojuego? ¿Eso quería decir que esto estaba programado para que pasase? ¿Boone, el arquero, debía de quedarse atrás? No lo entendí, no suelo entender las cosas ni usando mis conocimientos de todos los juegos que he jugado y todos los que jugaré. De todos modos, eso no lo entendía. ¿Para qué querían crear un personaje así? Seguí dándole vueltas durante medio minuto ya que no soy de pensar más de dos veces las cosas. Lo dejé de lado, como todo lo que hago siempre. Ahora me fijé en lo que estaban haciendo mis compañeros. Boone estaba de cuclillas en el suelo mirando con desprecio a todo lo que le rodeaba. Todavía tenía esa duda de mi nuevo amigo, pero no le di importancia. Estaría pensando, supuse. Entonces, decidí ir a ayudarle. En cambio, un paso adelante hizo que todo mi cuerpo se detuviese.
Ante todo lo que me rodeaba, todas las hojas moviéndose por el viento ficticio, el suelo que soltaba polen de los árboles al caminar, las partes del cable todavía roto e incluso mis propios amigos, mi cuerpo se detuvo. No entendí por qué, pero se detuvo. No podía mover la cabeza, no podía mover mis pies, no podía ni los párpados. Podía ver como mis amigos trabajaban en la trampa para el asesino, pero no podía ni mover mis ojos. Estaba paralizado, lo tenía clarísimo. Pero ¿por qué?
Sin mover mis manos, ni mis pies, ni mi cabeza, ni ninguna parte de mi cuerpo, noté una presencia justamente por detrás. No pude girarme por mi parálisis, no podía saber quién o qué había justo detrás de mí. No suelo decirlo, pero se me paró el corazón durante medio segundo. Estaba asustado. Y lo que más me asustó fue lo que pasó justo después. Supuse que se trataba de una persona ya que noté un aliento frío en mi hombro. Traté de mover los ojos, pero era más que imposible. En cambio, pude ver un mechón de pelo morado, casi rosa, que caía por mi hombro hacia abajo. Tenía visión del espacio, pude verlo sin duda. Oí como cogía aire, luego oí como suspiraba. Y, después, justo después, escuché su voz. Era seca y con tono aburrida, como la mía cuando me preguntan en clase.
—¿Y tú quién eres...? —susurró, añadiendo al final un pequeño tono de estrés —No te metas en mis planes, vasallo.
Me quedé congelado al escuchar todo lo que decía. Además de estar paralizado por algún tipo de hechizo, me quedé congelado de verdad por el terror. Luego, escuché como se alejaba con el máximo sigilo. Apenas pude escuchar sus pasos entre el barro al marcharse. Justo después de que se alejase todo lo que pudo, mi cuerpo volvió a moverse. Como estaba caminando, el pie se torció como me solía pasar en las carreras de educación física y caí al barro también. Los tres me miraron. Maulo se había movido al hombro de Cass cuando Boone había decidido hablarme en secreto. Mi amigo Aiden fue el primero en venir corriendo en mi ayuda, ya que no era capaz de ayudar en nada porque se enteraba muy poco, menos que yo.
—¿Estás bien, Ash? —me dijo mientras me ponía una mano para levantarme.
—¡Él...! —grité de repente. Todos me miraron —¡Él ha...!
De repente, antes incluso de poder gritar lo que me había pasado hacía unos segundos, el árbol que estaba al lado de Boone, el cual había retocado durante toda la historia larga y charla que me había estado dando la pilla de la cual me había enterado entre nada y menos, voló por los aires. Exacto, explotó. Un humo, primero naranja, después pasó a gris, empezó a salir rápidamente por lo bajo del tronco. Boone y Cass miraron primero la escena, justo antes de salir volando ellos también hacia nuestro lado. Todo el árbol empezó a quemarse de arriba a abajo con unas llamas enormes, puntiagudas, ardientes y llenó todo nuestro alrededor con humo. La pilla se levantó lo más rápido posible, casi no dio tiempo ni a posar sus dos pies en el suelo. Boone cayó de espaldas, pero se levantó en cuanto recobró el equilibrio. El árbol que iba a ser nuestro escondite acababa de explotar frente a nuestros ojos y ahora se consumía en una nube de aire, polvo y cenizas que volaban por todo el aire en nuestra dirección. Cass se puso de cuclillas, Boone se sentó en el suelo a nuestro lado y, los cinco juntos, vimos como el árbol se quemaba poco a poco...

Bienvenido al videojuego, Ash Donde viven las historias. Descúbrelo ahora