En otra galaxia [3]

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En otra galaxia.

Una buena fiesta en años de Universidad es muy poco común, y más para alguien como yo que estudio día y noche y a veces ni siquiera tengo tiempo de dormir

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Una buena fiesta en años de Universidad es muy poco común, y más para alguien como yo que estudio día y noche y a veces ni siquiera tengo tiempo de dormir.

Asimilo por última vez que el verano ya comenzó y con él llegaron mis vacaciones anuales, en los años que tengo en Tenerife estudiando sigo sin acostumbrarme a las vacaciones que nos brindan.

Aunque para nosotros los universitarios es solo un mes de vacaciones. Nunca entendí muy bien eso, porque después de vacaciones tenemos que estudiar solo dos meses más para graduarnos. Así que estoy a dos meses de graduarme y no sé como sentirme al respecto.

Han sido años buenos, también malos, fue difícil acostumbrarme y ahora mi hogar está aquí. O al menos, así lo siento yo.

A veces tengo la gran necesidad de querer volver a mi tierra y visitar a mi familia, pero en estos años me he alejado por completo de ellos, siento que ya no es lo mismo, aunque al fin y al cabo siempre lo será, porque la familia lo es todo en la vida.

Termino de amarrar las trenzas de mis zapatos y ya estoy lista, siempre suelo preguntarme porqué otras mujeres tardan horas arreglándose, todo lo contrario a mí. Y no sé si es un defecto o una virtud, pero siempre estoy lista en menos de media hora, es algo normal en mí, y eso me hace ser la extraña en el grupo de mis amigas en cuanto a ese tema.

Llevo una braga de cuerpo completo vinotinto con pequeños adornos dorados junto a unos Adidas completamente blancos, mi cabello liso suelto, labial, rubor y máscara de pestañas. Y me he tardado tan solo treinta minutos para estar lista.

Sí, muy poquito tiempo.

Tomo las llaves de mi moto y salgo de casa cerciorandome de que llevo conmigo lo necesario. El club no está muy lejos, por eso no tardo mucho en llegar hasta allá, y tengo muy presente que era una Pool party, pero siendo sincera no soy mucho de estar en la piscina.

No es que no me guste, al contrario, creo que me relaja en muchos aspectos, pero compartir la misma agua con un montón de desconocidos que probablemente carecen de higiene personal y están llenos de bacterias, moco o incluso semen no parece el mejor plan para bañarse en la alberca.

No conozco mucho a las personas, pero al entrar al club puedo ver a mis amigos charlando en un rincón, sin dudar un segundo me acerco a ellos y tomo una silla de plástico para sentarme ahí y volverme parte del grupo donde hay personas que no había visto nunca en mi vida.

—Hola preciosa—recibo el saludo de Venecia juntando mi mejilla con la suya para saludarla.

—Hola chicos, ¿qué tal están?

De inmediato comienzo a saludar a mis tres amigos, donde dos de ellos son hombres; Samuel y Ricardo. Incluso me presentan a los otros chicos que estaban junto a ellos, pero me han mirado raro. Decido no prestarles atención y sentarme a charlar con mi amiga.

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