¿Quieres cantar conmigo? [20]

34 7 75
                                    

¿Quieres cantar conmigo?

¿Quieres cantar conmigo?

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

No he buscado a Milan.

Suena muy egoísta de mi parte, lo sé.

Lo extraño tanto que duele, él ha venido unos dos días seguidos pero lo estoy evitando y permanezco acostada en mi habitación. Sigo estando insegura gracias a Paula y casi no dormí estos cinco días, lo cual hace que debajo de mis ojos descansen grandes bolsas moradas.

No sé cuántas cajas de pañuelos he gastado limpiando mis lágrimas, y cuando creo que ya estoy bien vuelvo a pensar que no soy suficiente para él. Estas cosas no deberían afectarme, justo ahora solo quiero buscarlo y besarlo muchas horas seguidas, y aún más cuando mi viaje a Venezuela es mañana.

Veo en el televisor que anuncian un nuevo sitio de Karaoke y pienso en la posibilidad de invitarlo. No encuentro razones exactas para no estar junto a él y lo extraño. No merece esto.

Estoy siendo una imbécil.

Llamo al número telefónico y agendo una sala para dos personas, me dan hora de las cinco de la tarde, por lo que tengo aproximadamente cuatro horas para arreglarme.

Comienzo por bañarme e intentar quitar un poco mis ojeras, uso unas mascarillas de colágeno que están guardadas en mi cajón y también envuelvo un cubo de hielo en un pañuelo para pasarlo por ahí.

Uso un vestido escotado y muy corto de color vinotinto y me maquillo lo suficiente para verme solo natural.

No sé cómo reaccione y eso me da un poco de miedo, decido no darle más vueltas al asunto y salir de casa con rumbo a la suya esperando que acepte mi invitación.

Que bipolar soy a veces.

No tardo mucho en llegar a su casa y permanezco ahí, pensando seriamente en si tocar sería una buena idea o no. Miles de dudas vuelven a atacarme, sé que estuve mal al dejar de buscarlo y prohibirle verme, pero también me siento un poco mal emocionalmente y no merece cargar con eso.

Antes de que pueda pensar un segundo más, la puerta se abre de par en par y me permito verlo un instante, mi corazón late con fuerza cuando me mira y parpadea repetidas veces sin poder creérselo.

—Mi princesa... te extrañé tanto.

No lo dejo decir nada más y me impulso hacia adelante para abrazarlo con todas mis fuerzas, me permito disfrutar de su cercanía e inspiro su olor queriendo llorar, trago grueso porque parezco una cría malcriada, esa no es la imagen de mí que quiero darle.

Siempre he sido fuerte hasta que se trata de él.

Porque Milan es mi debilidad.

—Perdóname—digo en un hilo de voz—. No debí dejar que los comentarios de una cría envidiosa me afectaran, solo que... llegué a creer que en parte, tenía razón.

MuéveteWhere stories live. Discover now