Veo en ti [12]

40 9 67
                                    

Veo en ti.

Abro las puertas de mi casa encontrándome con una escena un tanto sorprendente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Abro las puertas de mi casa encontrándome con una escena un tanto sorprendente. No puedo evitar soltar una risotada al ver a mi mejor amigo y a mi mejor amiga conviviendo como una pareja enamorada.

Ryan puso una mesa en el salón con muchos dulces y snacks, Venecia lleva un vestido rojo que resalta su cabellera azabache y parece un poco tensa con una copa de vino en su mano, al igual que Ryan.

Cuando ellos notan mi presencia ambos se levantan como si acabasen de cometer un crimen, rio con más fuerza porque ya me venía venir esto, aunque quizás solo quieren ser amigos.

—Oh, hola, preciosa. No te oí llegar, ¿cómo te fue en la universidad?—los dos parecen muy nerviosos y eso aumenta mi humor en cuestión de segundos.

—Todo bien, pero, ¿se puede saber que hacen?

Lo hago solo para molestarlos, me gusta bromear y hacer como si no sé nada en estas situaciones, aunque en el fondo si estoy sorprendida, pues Ryan no me comentó sobre la dichosa reunión.

—Estábamos conviviendo por el día del amigo, pero justo ahora nos iremos a una fiesta.

—Sí, Ryan tiene todita la razón, ya nos vamos, preciosa, que tengas bonita tarde.

Ellos solo están balbuceando cosas,  pero se nota lo nerviosos que se encuentran. Ryan me lo demuestra cada vez que frota sus palmas en el pantalón que lleva puesto para secar el sudor y Venecia pasa la mano por su cabello cada que puede.

—Ay que tampoco es para tanto—pongo los ojos en blanco, divertida—. No es como si estuvieran cometiendo un crimen.

—Tienes razón—quiero reír otra vez ante las torpes palabras de Ryan. Y sin darme un segundo más para disfrutar los dos pasan por mi lado, huyendo.

—Por cierto, Vene—me giro hasta mi amiga quien decide, al fin, prestarme atención con seriedad—. El director de la universidad dijo que una falta más, y no te gradúas.

Ella asiente frenéticamente, no obstante, parece seria y muy distante conmigo, tanto que evita mi mirada a toda costa, eso me extraña, solo no digo nada, luego de esto los dos salen de mi casa dejándome completamente sola.

Y ahí es cuando recuerdo que me olvidé de darles sus regalos. Maldigo por lo bajito y camino hasta el porche de mi casa a ver si siguen ahí, pero ¡sorpresa! Ya no hay rastro de ellos.

En un suspiro regreso a la casa para darme un buen baño. Quedé con Milan hoy en pedir comida y ver una película.

Estoy un poco nerviosa, no porque venga, la verdad ya me acostumbré a su presencia, aun así ayer, después de pensar por mucho tiempo en algo que fuera de su agrado terminé comprando un regalo que no tengo idea de si llegase a gustarle.

Espero que sí.

Y no sé en qué estaba pensando cuando lo compré, pues es tan grande que tuve que pedir un taxi devuelta a casa para que siguiera siendo una sorpresa para él.

MuéveteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora