¿Estás preparado para enfrentarte a la muerte? ¿A seguir siendo quien realmente eres? ¿Estás dispuesto a perderlo todo?
La oscuridad se apodera de nosotros y la lucha en contra de nuestros peores instintos ha comenzado. Lealtad. Amistad. Muerte. Enl...
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Los restos de la comida seguían en la mesa que había colocado en el pequeño jardín, en la casa que Enllunada había okupado en Watford. A pesar de ser marzo, hacía un par de semanas que ya no nevaba y el sol comenzaba a reclamar débilmente su territorio.
Lyall y Harry estaban jugando al snap explosivo (un juego de cartas en el que éstas explotaban de vez en cuando) con Teddy. Las risas de los tres magos llenaban de vida ese jueves en el que más que nunca Enllunada echaba de menos a su apa.
Andrómeda Tonks, la abuela de Teddy, se había marchado un par de horas antes, igual que Ginny, quien tenía un partido de quidditch que cubrir. Desde que había tenido al pequeño James (casándose con Harry por ello), y se había retirado de las Arpías de Holyhead, la pelirroja se convirtió en la corresponsal principal de ese deporte para El Profeta. Así que mientras el bebé dormía en brazos de Enllunada, la licántropa disfrutaba viendo a los tres hombres de su vida divirtiéndose con aquel juego.
Por años que pasaban, eran pocos los que podían decir que habían visto al Elegido distendido, sin preocupaciones o sin su actitud habitualmente seria. Enllunada sabía lo que Harry seguía sufriendo, aunque la abrupta manera de formar una familia con Ginny parecía paliarle un poco el alma.
Lyall poseía la resiliencia de los Lupin; nunca se quejaba por muy dura que fuese la vida con él. Elegante y cariñoso, seguía siendo atractivo a pesar de la edad, y a Enllunada le resultaba la vívida imagen de Remus, como hubiera sido su apa de haber llegado a aquella edad.
Y Teddy… ya casi cumpliría ocho años. Se había convertido en un niño alegre a pesar de todo. Con el cabello azul, metamorfomago como Tonks, pero servicial y amoroso como Remus.
Mientras ellos se reían de cómo Teddy se había quemado las cejas debido a una carta inoportuna, Enllunada mojó en tinta una de las plumas verdes que había por la encimera de la cocina y empezó a escribir en un trozo de pergamino cualquiera:
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Kedves papa,
Es curioso que pocas veces te llamaba así por mucho que tú me lo pedías, no sé por qué no he empezado diciéndote Remus. En fin. Ya sabes que me sudan bastante los romanticismos empalagosos, pero... quizás es que tengo la regla o que se acerca luna llena; deberías ver cómo tengo la casa: ¡llena de chocolate y firewhisky!
Hoy Teddy ha hecho un pastel con Andrómeda. Sigue sin gustarme, pero ahora al menos tenemos una relación minimamente cordial, por el niño. A Teddy le quiere, pero a veces cuando me mira leo cómo te culpa de la muerte de Dora. Y yo la culpo a ella de la tuya, así que estamos en paz. Sí, ya sé lo que me dirías, pero si no te hubieras escondido tanto tiempo hubieras estado en forma para derrotar a Dolohov. Solo recordar su nombre, te juro que... Suerte que ya me ocupé de aquel hijo de puta. Pero no te escribía por esta mierda.
Hoy Teddy ha pasado toda la tarde queriendo saber las travesuras que hicisteis en la escuela. ¡Cómo se reía! Me recuerda mucho a cuando yo era pequeña. A veces se me queda mirando con sus grandes ojos castaños como si yo fuera todo su mundo y durante ese rato ¡parece todo tan fácil!... Yo no soy un buen ejemplo para nadie, Remus, hago lo que puedo. A menudo necesito huir y tengo pensamientos horribles, pero después me llama con aquella vocecita y no me separaría de él jamás.
No hay día que no le hablamos de sus padres y por eso ha querido que hoy lo celebráramos. ¿Cuántos años habrías cumplido? Harry también ha venido, pero hemos hecho algo íntimo. Paso de ver la cara que me ponen los demás, ya lo sabes.
¡Te echo de menos, joder!
Antes me he acordado del verano que pasamos con Sirius. Si no fuera porque la mama no estaba, habría sido el mejor de la historia.
Espero que podáis estar todos juntos allí donde sea que vayáis, y que me perdones por no haberte dicho en vida más a menudo que te quería. Pero yo no soy de esas, ¿verdad?
Kedves: Amado, querido. Apa: padre. Szeretlek: Te quiero. *Arpías de Holyhead: equipo de quidditch. Papa: es la forma internacional de papá. Lo mismo con mama.
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