Cien streamers compiten en parejas por un premio de doscientos mil dólares.
Él es conocido por ser bueno en cualquier juego; ella es conocida por ser siempre la primera en morir.
Tienen todas las de perder, hasta que unas fotos fuera de contexto se...
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Tengo la sensación de que acabo de entrar a otro plano. No puede ser que el lugar en el que vivía hace cinco minutos y este sea el mismo. El mundo en el que vivía antes tenía sentido, este ya no.
—¿Es lo primero que te escribe? —pregunta Joan, lee por encima de mi hombro.
—Sí —asiento aun sin ser capaz de reaccionar del todo.
El tipo nunca pareció ser alguien muy... expresivo, digamos expresivo. No me esperaba que dijera «Hola Bri, soy la persona con la que saliste a fumar un cigarro en el after. ¿Ya viste que somos pareja para el concurso? Qué pequeño es el mundo, ¿no crees? Bueno, como sea. Hay algo que me gustaría hablar contigo».
Probablemente algo así es lo que hubiera escrito yo, pero claro, yo no lo le hubiera escrito porque preferiría haber ignorado este asunto hasta dentro de tres meses que el concurso empezara. Me hubiera hecho la loca y cuando él comentara algo sobre aquel encuentro, diría que no lo reconocí.
La cosa es que por lo menos esperaría un «Hola» antes del «Tenemos que hablar». Son normas de cortesía básica.
Es probable que me arrepienta de lo que voy a hacer a continuación, pero no puedo continuar mirando a la pantalla sin responder y no tengo idea de qué decir.
Necesito refuerzos.
—Joan —titubeo antes de hablar. Me aseguro de usar su nombre completo para llamar su atención, lo consigo porque él me mira con cara de susto—. Despierta a Samira.
—No sé si sea buena idea, anoche se desveló. Mejor cuando despierte le contamos el chisme.
—No. —Me planto y niego con la cabeza muy despacio—. Créeme, se va a enojar más si se pierde de esto: Aaron es el tipo —enfatizo.
Joan abre bien los ojos en cuanto comprende mis palabras. De inmediato sacude a Sam que está con la boca abierta entre su cuarto y quinto sueño. No sé qué estaba soñando, pero debió sentirse como un terremoto. Abre los ojos asustada y se aferra a la ropa de él.
—Perdón amor —se disculpa y le planta un beso en la cara—. Es que tenemos noticias nuevas del tipo.
