Nivel treinta: Pelos de gato

39 3 0
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Me detengo justo un segundo antes de tocar sus labios

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Me detengo justo un segundo antes de tocar sus labios. Está a un paso de unirse a mí, pero no sé si hacer esto es lo correcto. Los ojos de Arón no están abiertos de par en par como en las caricaturas cuando alguien te sorprende con un beso; él tiene las pestañas como unas cortinas sobre los ojos a punto de cerrarse. Quizá esta no es la señal más definitiva, pero la tomo.

Le robo el primer beso en el labio inferior. Sus labios son cálidos, como un hogar que te da la bienvenida. Siempre me gustaron sus labios gruesos, y ahora que los tengo atrapados entre los míos, quiero más.

Vuelvo a abrir los ojos suavemente, al mismo ritmo en que me alejo de él. Sus ojos me dicen que está más decepcionado de la separación que sorprendido por el beso en sí.

Tiene sus manos en mi espalda para sostenerme encima de sus piernas. Una de ellas se queda allí para que no me caiga, pero la otra viaja hasta mi cara. Aparta uno de los mechones morados que cayó por encima de mi cara y acorta la distancia hasta volver a estamparse en mis labios.

Sus besos son delicados, como si intentara averiguar la forma exacta en que nuestras bocas encajan. Nos besamos una y otra vez hasta que encontramos el beso perfecto, donde sus labios sellan los míos y su lengua tibia se encuentra con la mía a medio camino. Le pongo la mano en el rostro para atraerlo hacia mí, no quiero que me suelte ahora.

Él es el primero en alejarse, pero no demasiado. Se queda con una mano sobre mi rostro, su pulgar me acaricia una y otra vez sobre la línea de mi mandíbula. Me hace pensar en cómo se sentirían sus besos en mi cuello. Yo le acaricio las mejillas porque me gusta sentir los poros donde se rasura la barba.

Su cabeza toca la mía. Es un gesto de ternura en pleno esplendor. Necesita un momento para respirar, lo noto porque yo también me agito después de separarnos. Quizá no fue un beso apasionado que abruma de tanto contacto, pero sí fue de emociones muy intensas. Y aun así no quiere soltarme, no quiere que me aleje. Por eso se queda con su frente pegada a la mía como si pudiéramos transmitirnos todo por telepatía.

—De verdad me gustas, Bria —dice él.

Un segundo más tarde separa mi frente de la suya para mirarme a los ojos y dedicarme una de sus sonrisas. La inseguridad que reflejan sus ojos me noquea por un momento. ¿Qué?, ¿él creía que no me gustaba?, ¿cómo podría? ¿En qué universo podría no gustarme él a mí?

Glitch: del amor y otros juegosWhere stories live. Discover now