Maleducada

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Una de las cosas favoritas de Mar al mudarse con su hermano era definitivamente pasar tiempo con él. Aunque en este momento, ambos eran un desastre en la cocina. Se habían dispuesto a preparar pasta al pesto en dos sencillos pasos: cocer la pasta e integrar la salsa.

⎯¿Segura que no quieres mejor una maruchan?⎯ bromeó Osvaldo al darse por vencido con la pasta.

⎯¡Valdooo!⎯ chilló su hermana ⎯¡solo es pasta!⎯ Mar asomó la cabeza en la cacerola viendo cómo el alto no era capaz de integrar la salsa y la pasta sin que esta se le pegara. ⎯Dame eso⎯ la chica le arrebató el cucharón de madera y lo empujó con la cadera, tomando el mando de la cocina.

Osvaldo chistó ⎯¡Eit niña!⎯ hizo el mismo movimiento con la cadera, sacando de ahí a su hermana menor. ⎯Aquí el chefs soy yo⎯ extendió su mano para que la pelinegra le regresara el cucharón.

⎯Eres un desastre como chef⎯ declaró "molesta" antes de cederle nuevamente la cocina.

El chico asintió... sabía que era un desastre en la cocina.


Ambos reían por el total fiasco que estaba siendo esa pasta. Las risas inundaban todo el departamento, hasta que llamaron a la puerta.

Valdo miró a su hermana curioso ⎯¿Esperas a alguien?⎯ preguntó.

⎯Si, claro⎯ respondió sarcástica. ⎯Como si conociera a muchas personas aquí⎯ rodó los ojos ante la estupidez de su hermano mayor.

⎯Antisocial⎯ murmuró el chico cuando su hermana salió de la reducida cocina para abrir la puerta. Mar se giró a él y levantó el dedo medio ⎯¡Se te va a caer el dedo por grosera, Mariana Palacios!⎯ gruñó el mayor entre risas.

De alguna forma tenía que educar a la chica.

Los golpes en la puerta no cedían y eran cada vez más intensos ⎯¡Ya voy!⎯ gritó la pelinegra a escasos centímetros de la puerta. ⎯Gente desesperada⎯ habló entre dientes.

Su respiración aún estaba agitada de tanto bromear en la cocina y los pómulos le dolían de tanto reír. Pero esto cambió por completo cuando vio a la chica al otro lado de la puerta ⎯Samantha⎯ extendió en un tono no muy agradable.

La rubia forzó una pequeña sonrisa ⎯Mariana⎯ en sus manos sostenía la caja de lo que parecía ser una pizza. ⎯¡Qué sorpresa, sigues aquí!⎯ comentó sarcástica.

⎯¡Enano!⎯ anunció Osvaldo animado desde la cocina cuando escuchó la voz de su mejor amiga.

Mar arqueó una ceja indignada, pero aun así dio un paso atrás para dejar entrar a la rubia. ⎯Sigis iquí⎯ murmuró en quejidos ⎯Aquí vivo⎯ dijó para sí misma mientras cerraba la puerta de la entrada de un azotón. ⎯¿Y qué te trae por aquí, un jueves tan temprano, Samantha?⎯ preguntó "intrigada".

⎯Por el stream con el mojón⎯ se encogió en hombros de manera obvia y pasó a dejar sus cosas sobre la mesa del comedor, incluyendo la caja de pizza.

Mariana rodó los ojos en cuanto la rubia le dio la espalda ⎯Pero eso es hasta la noche⎯ posó sus ojos sobre su hermano para luego clavarle la mirada ⎯¿o no, Valdo?

⎯Por eso mismo traje pizza, wey⎯ interrumpió Rivers sin darle oportunidad a su mejor amigo de hablar ⎯para pasar el rato.

Osvaldo se alejó de la cocina en el instante que escucho la palabra "pizza".

Samantha destapó la caja y dejó salir el increíble olor de los 4 quesos de la pizza del Costco. ⎯¡4 quesos! ¡Excelente elección, Rivis!⎯ observaba la pizza hipnotizado.

Colapso [rivers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora