O7. Caos

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Ari y Rivers habían planeado pasar toda la tarde en casa de los aún filinovios. Llegaron y se acurrucaron en el sillón mientras Ama abría una botella de vino. Filis tenía un evento, así que lo más probable es que pasaría todo el día en su setup. 

Ama se acercó a las chicas y les extendió una copa de vino a cada una —¿Y como les fue en el viaje?— preguntó Rivers mientras tomaba su copa. 

—Lo normal— respondió Ama mientras regresaba a la cocina por su copa y la botella.

—Sin ti no fue tan divertido— se quejó Ari mientras acomodaba sus piernas sobre las de Rivers.

—Wey algo chido debió haber pasado— acariciaba las piernas de Ari —de seguro el mojón hizo alguna pendejada o el Nahualdo— las hermanas hacían una mueca de inconformidad —¿no?, ¿nada?

—Lo sé, decepcionante el viaje— negó Ama mientras caminaba hacia ellas —muévanse— intento separar a las chicas.

—Wey vete al otro pinche sillón— renegó Ari empujando a su hermana —a huevo quieres estar en medio de las dos. 

Ama no hizo caso a las palabras de su hermana y a como pudo se tiró en el sillón en medio de la parejita. Rivers y Ari no tuvieron otra opción más que separarse para hacerle lugar.

—Y tú Rivis, ¿qué hiciste anoche?— preguntó curiosa Ama.

—Cierto— Ari cruzó las piernas volteando a ver a su chica —anoche ya no respondiste nuestros mensajes.

—Ah, sí— Rivers desviaba la mirada y jugaba con lo poco que le quedaba en la copa —Nada realmente— hacía como que recordaba —Llovió todo el día. Se fue la luz. Mar fue al departamento.

—¿Mar?— Ari se inclinó hacia ella —¿La hermana de Valdo?— preguntó confundida —¿Qué ustedes no se odiaban?— alzó una ceja. 

Rivers bebió todo lo que quedaba en su copa. —Yo nunca dije que la odiara— frunció el ceño y extendió su copa para que Ama la llenara nuevamente. —Solo dije que no la toleraba. 

Ari entrecerró los ojos viendo a su chica —¿Entonces que hacía en tu departamento?

—Ya te dije que se fue la luz y me rogó por asilo— alardeó —¿cómo le diría que no si yo soy un ser de luz y bendiciones?  

—¡Ay cálmate virgen María!— expresó Ari con disgusto.

—¡Uy!— extendió Ama, que había estado escuchando atenta mientras bebía —creó que alguien está celosa.

—¡Cállate perra!— Ari empujo a su hermana y dejo su copa en la mesa del costado. —¿Entonces ahora son mejores amigas?— se dirigió a Rivers entre risas cortantes.

Rivers negó con la cabeza —¡Jamás!— una cara de asco invadió su rostro.

En ese momento alguien llamo a la puerta interrumpiendo su conversación. Ama se puso de pie para revisar quién era, pero antes llevo la botella a la cocina. Rivers aprovecho para acercarse a Ari y juguetear con sus celos. 

—Entonces estás celosa— le susurró a la distancia de los labios, mientras abalanzaba la mitad de su cuerpo sobre ella. Ari movía su cabeza evadiéndola —Estás MUY celosa— Rivers tomo a Ari del rostro con su mano libre para evitar que esta se siguiera moviendo —Me encanta que estés celosa pinche vieja hermosa— apretó su mano y repartió varios besos en sus labios —Pero no hay razón para que lo estés, sigue siendo una pinche niña odiosa, solo me toco tolerarla por una noche.

Ama se aclaró la garganta y ambas chicas giraron a ella. Mar estaba parada a su lado con los brazos cruzados y una expresión de confusión. Rivers abrió sus ojos en sorpresa y soltó a Ari rápidamente. Mar alzó la ceja ante comprometedora situación.

—¡Samantha!— se quejó Ari cuando sintió el vino caer por su escote. 

—¡Carajo!— susurró Rivers separándose de su chica —perdón, perdón— dejó la copa ya vacía en la mesa y corrió a la cocina por un par de servilletas, en el camino su mirada y la de Mar se conectaron. La chica no ocultaba para nada la sonrisa burlona que adornaba su rostro. 

Ama se rascaba la cabeza sabiendo que Mariana había presenciado todo —¿Quieres vino?— le ofreció con una amplia sonrisa para distraerla. 


La chica había acompañado a su hermano a la casa de los filinovios, porque el mismo Filis llamo a Valdo para pedirle ayuda con algo del stream. Jamás imaginó que se encontraría con Samantha, ni con Ari, ni con toda esta situación. 


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—Y, ¿cómo has estado Mar?— preguntó Ama bebiendo un sorbo de su copa. Estaba más nerviosa que la parejita a su lado —Rivers nos contaba que pasaste la noche con ella— todas en la habitación la voltearon a ver —en su departamento— corrigió rápidamente.  

Mar se giró a Rivers con una mirada ligeramente amenazante —¿En serio, Samantha?— alzó las cejas —¿Qué les contaste?— solo quería confirmar que Rivers no hubiera dicho nada sobre... ese momento. 

—Solo les conté que suplicaste por asilo, probaste la buena comida— hizo una pausa —y ya— Rivers sabía que tenía a la chica en sus manos con "ese momento" del cual le pidió no volver a hablar, eso formaba una divertida sonrisa de poder en su rostro. 

—¿Y así que ahora son mejores amigas?— se dirigió Ari a Mar. Por el tono de su pregunta se sabía que no lo decía en broma. 

—¿Samantha y yo?— soltó una risa burlona —ni aunque me pagaran— negó con la cabeza viendo a Rivers —Además, ¿no se supone que es tu mejor amiga?— miro a Ari de una forma retadora e hizo énfasis en el "se supone" 

—¿A qué te refieres?— Ari entrecerró los ojos y sostuvo la mirada retadora de Mar.

¿Cómo nadie se daba cuenta? Mar tenían menos de un mes aquí y notaba los celos de Ari a kilómetros de distancia. 

—¡Uy!— extendió Ama —no, no, no— susurró notando la tensión que se estaba creando entre las chicas —que bueno que Rivers te ayudo. Ella es tan buena amiga— le peló los ojos a su hermana.

—Muy buena amiga— bufo Ari. 

—Y solo comieron macarrones y platicaron— le volvió a pelar los ojos a su hermana para que dejara el drama —qué divertido— extendió una improvisada sonrisa en sus labios.

—Qué divertido— dijo sarcásticamente Ari —ojalá no se repita— susurró mientras tomaba todo lo que restaba en su copa.

Rivers contuvo la risa ante el comentario de Ari. A pesar de estar muy callada, le gustaba el caos.


Pero a Mar le gustaba más y comenzaba a entender lo que pasaba aquí —Sí, MUY divertido— contuvo su mirada en Samantha —Rivers solo me mostró como es que tocaba.

—¡¿Cómo?!— dijeron Ari y Ama sorprendidas. Abril se giró a Rivers —¡¿Disculpa?! ¿Como qué?— la sonrisa de poder desapareció de los labios de Rivers. Por un segundo Mar tenían la victoria. 

—No— soltó Rivers en una risa nerviosa —no es como suena. Le mostré mi teclado y como tocaba— explicaba. 

Mariana soltó una risa genuina —¿Cómo?— preguntó inocentemente —¿Qué entendieron ustedes?— posicionó su mirada en Ari. Le gustaba el caos. Le gustaba como Ari ardía. Le gustaba como era ahora Samantha la que tenía que dar explicaciones. 


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Un poco tarde el capítulo, pido perdón.

Es un caos total— ¿qué juego estará jugando Mariana? 

Solo sé que a ambas les gusta el poder.


Colapso [rivers]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt