Mientes

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Rivers entró a su habitación, la resaca y el hecho de que solo había dormido 3 horas antes de que su caótico día comenzara, le estaban cobrando factura.

Se dejó caer en la cama y pasó sus manos por su cabeza frustrada. Estaba claro que Ari tenía razón; estaba perdiendo la cabeza por Mar y eso la había hecho descuidar su relación, si es que aún podía considerarse eso. ⎯¿En qué momento te convertiste en una infiel doble cara, Samantha?⎯ se reprendió a sí misma.

Abril había logrado su cometido; Rivers se sentía tan culpable que no había nada que la sacara de ahí. Ni siquiera las ahora vacías palabras hacia Mar: "Jamás te besaría con culpa". Aunque fuera verdad, no podía seguir así. Tenía que arreglar su relación o dejar que eso la consumiera.


«No fue mi intención hablarte así, perdón» le escribió a su aún novia.


Abrió la llave de la ducha, dejando correr el agua, y volvió a su celular para poner algo de música y poderse relajar un momento antes de seguir con su caótico día. Prendió una vela que Ama le había regalado en navidad, la cual estaba aún en su caja porque Rivers no era fan de esos rituales de relajación en la ducha. Pero este día lo ameritaba.


Al salir envuelta en la toalla volvió, a revisar su celular. No había nada ahí, solo los mensajes de los chicos poniéndose de acuerdo para ir al departamento de Osvaldo.

Eso le recordó a Samantha que tenía que terminar de arreglarse, para que no se le hiciera tarde ⎯Solo tengo que cruzar de un edificio a otro⎯ recitó sus propias palabras. Esas con las que hacía tiempo para no llegar al departamento de su mejor amigo el día anterior ⎯¿En serio tengo que ir?⎯ se cuestionó a sí misma frente al espejo, sacándose la toalla. ⎯Podría decir que me siento mal⎯ y no era mentira; la cabeza la estaba matando.

«¿Ya vienes, enano?» Le llegó un mensaje de su mejor amigo y está hizo un berrinche obligándose a ir.



Rivers llegó al departamento de su mejor amigo y antes de tocar la puerta tomó aire. No sabía con qué se encontraría al otro lado...

⎯Miren quien se dignó en aparecer⎯ anunció Aldo en cuanto abrió la puerta.

Rivers extendió una falsa sonrisa y saludó a sus amigos a puño cerrado, empezando por Aldo, quien seguía sosteniendo la puerta, Roier y Capri estaban en el sofá hablando, Molly venía saliendo del baño y terminó con Osvaldo en la cocina.


⎯Qué onda, mien⎯ la saludó el alto.

Rivers se apoyó en una encimera, viendo cómo su mejor amigo preparaba algunos tazones con botana. ⎯¿Por qué siempre que vengo aquí, te encuentro en la cocina wey?⎯ cuestionó, notando ese pequeño detalle.

⎯Porque aquí nadie hace nada⎯ vio de reojo al montón tirado en el sofá ⎯¡Nadie ayuda!⎯ alzó la voz tratando de llamar la atención de los de más, pero estos solo lo ignoraron. ⎯Viste⎯ le extendió un tazón de papas a la rubia, y esta negó ⎯No te estoy diciendo que te las comas mien, ayúdame⎯ chilló.

Rivers caminó hacia la sala, sin perder la oportunidad de echar un vistazo al pasillo de las habitaciones; parecía estar todo muy callado.


⎯¿Y qué tal todo, Rivis?⎯ preguntó Roier llamando su atención.

⎯Bien...⎯ dejo el tazón en la mesita del centro y se tumbó en el sofá junto a Molly.


⎯Me vas a pegar lo lesbiana⎯ le susurró Molly, separándose un poco de la rubia.

Colapso [rivers]Where stories live. Discover now