Samantha

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Un par de horas después, dieron el alta de Mar y Osvaldo llevó a la chicas y sus amigos de vuelta al departamento para asegurarse de que su hermana llegara sana y salva.

⎯Rivis⎯ la llamó su mejor amigo ⎯¿podrías cuidar a Mar en lo que dejo a estos weyes en el depa de Roier?⎯ Samantha asintió sin problema, y el alto le dio una sonrisa sincera ⎯gracias, enano⎯ sacudió el cabello de la rubia, haciendola renegar, y huyó de ahí antes de que esta pudiera defenderse. ⎯Ya vuelvo duende. Iré a dejar a este par de pendejetes⎯ miró a sus amigos, que se despedían de la chica desde la entrada de la habitación ⎯esta vez no te dejaré una niñera⎯ recordó la última vez que su hermana lo reprendió por hacerlo ⎯ahora es una enfermera⎯ alzo ambas cejas en dirección a Rivers, y ambas chicas rieron ⎯ya vuelvo chanekes⎯ se despidió y salió de ahí.

⎯¡Recupérate pronto, Marcita!⎯ gritó Aldo desde la puerta antes de salir del departamento, seguido de sus quejidos cuando Osvaldo seguramente lo zapeó. Aun así, Rivers no pudo evitar rodar los ojos.

⎯Riquipiriti printi, Mirciti⎯ lo arremedo mientras se adentraba a la habitación de la pelinegra.

⎯¿Y eso?⎯ Mariana alzó ambas cejas, curiosa.⎯Pues este vato⎯ se quejó Rivers, causando un par de risas en Mar antes de que un incomodo silencio se hiciera presente en la habitación. ⎯¿Y qué pasó?⎯ preguntó Rivers para romper el silencio.

⎯¿De qué o qué?⎯ Mariana se desentendió de la pregunta.

⎯Mariana⎯ alzó la voz, reprendiéndola ⎯casi mueres hoy⎯ le recordó. ⎯Y yo⎯ hizo una gran pausa, desviando la mirada.

⎯¿Y tú qué, Rivis?

La rubia abrió sus ojos en sorpresa ⎯¿Cómo me dijiste?⎯ volvió a Mar, y esta rió sonrojada.

⎯¿Rivis?⎯ repitió.

⎯¿Ya no soy Samantha?⎯ preguntó asombrada.

⎯En teoría, siempre lo serás. Ese es tu nombre⎯ le recordó.

⎯Ya veo, Mariana⎯ Rivers entrecerró los ojos, y la chica negó, desaprobándolo ⎯Ese es tu nombre⎯ citó sus propias palabras.

Mariana rió ante el pequeño capricho de Rivers ⎯Mucho gusto, mi nombre es Mariana, pero puedes llamarme Mar⎯ extendido su mano.

Rivers ladeó la cabeza y formuló una sonrisa en sus labios ⎯Mucho gusto, Mar⎯ tomó su mano y la agitó con cuidado ⎯mi nombre es Samantha, pero tú puedes llamarme Rivers o Rivis. Como mejor te parezca⎯ respondió entre risas, siguiéndole el juego.

⎯Rivis⎯ esta alzó las cejas curiosa, sin evitar sentirse anodada de escuchar a la pelinegra llamarla asi ⎯puedes devolverme mi mano⎯ la rubia negó con la cabeza mientras seguía agitando su mano. ⎯Oh, bueno⎯ habló al ver que no cedía ⎯entonces puedes venir aquí⎯ se movió en la cama y palmeó el espacio libre con su otra mano ⎯es que esto es incómodo, y me acaban de hacer un procedimiento médico⎯ se encogió en hombros y formó una sonrisa ingenua.

Samantha seguía negándose al ver las no tan claras intenciones de la chica, pero aun así, se acercó sin soltarle la mano. Ambas chicas se recostaron en la cama, mirando al techo.


⎯Si, es incómodo⎯ confesó Samantha al instante. Mariana rió y le intercambió la mano, haciendo que esta pasara por el pecho de Rivers. Ambas se giraron un poco para convertir eso en un abrazo. Un cálido abrazo. ⎯¿Qué pasó anoche?⎯ susurró Samantha, haciendo que Mar se separará un poco, incómoda.

Guardó silencio un minuto y, a palabras cortadas habló ⎯Parecía una salida fácil⎯ Rivers frunció el ceño confundida ⎯yo⎯ titubeó ⎯te extrañe⎯ exhaló profundamente.Las palabras de Mar arremetieron contra su realidad ⎯¿Me extrañaste?⎯ ladeó la cabeza, y antes de que Mar se justificara, esta volvió a hablar ⎯¿hiciste eso por...⎯ hizo una pausa, dudándolo ⎯¿por mi culpa?

Colapso [rivers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora