Cap. 12

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Habían pasado tres días desde que a Sam la habían encerrado en aquella habitación, no veía nada más que absoluta oscuridad, su espalda dolía y ardía al moverla producto de los fuertes latigazo que aquél hombre despreciable le había hecho, sería muy probable que le quedarían cicatrices por la magnitud de las heridas.

En esos tres días no había comido nada y ni siquiera hidratarse con agua. Su cuerpo se debilitaba cada vez más, sentía los fuertes Dolores de cabeza, su garganta seca y el estómago vacío.

Tenía miedo de morir pero sentía más miedo de pensar en lo que le estuviesen haciendo a 310, quería salir de ahí y no sabía cómo hacerlo.

Sus pensamientos eran constantes pero se encontraba en un estado inconsciente que no le permitía quedarse en la realidad.

Después de tres días luchando por mantenerse despierta por fin la gran puerta logró abrirse permitiéndole entrar luz y ver a una persona que ingresaba para levantarla y llevarla a otro lugar.

Una vez que llegaron la recostaron de nuevo en una camilla y aunque intentaba resistirse su cuerpo estaba tan debilitado que no tenía fuerzas de luchar.

Sintió el pinchazo de una aguja en su brazo izquierdo y luego un líquido que le recorría las venas quemandola en el proceso.

Un grito salió de su garganta y sus ojos pesaban por cerrarse con fuerza pero el caliente líquido que pasaba por su cuerpo la mantenían despierta.

Una vez terminado pudo respirar con calma, inhalando aire con fuerza intentando regular su descontrolado corazón y observó como le quitaban la aguja para luego sentarla.

Pasó un rato y Sam sentía algo diferente en ella, específicamente algo diferente en su vientre.

¿Que es lo que le inyectaron?

Pensó Sam preocupada, pero esos pensamientos se hicieron a un lado cuando la Señora Mónica ingresó al lugar con el causante de sus heridas en la espalda siguiendola como perrito faldero.

Sam le dedicó una mirada de odio a lo que Mónica solo carcajeo.

-Oh vamos, no me mires así. Espero que hayas aprendido la lección y también que no debes meterte en los asuntos de los demás. - Sam resopló, esa mujer estaba loca y necesitaba en serio un manicomio - Querida, ten, come algo, recupera fuerzas por que te necesito activa para lo que viene.

La pelirroja observó la mesita que contenía alimentos con muchas dudas, no quería comer pero su estómago le rogaba por comida y sin pensarlo mucho cogió los utensilios y comenzó a comer.

Que más da si la envenenaban o no, con tal, muerta ya estaba.

- ¿Que es lo que me harán? ¿Que es eso que me inyectastes? - Dijo Sam con la boca atraviada de comida.

-Es fácil, no quisistes hacerlo por las buenas entonces me obligas a hacerlo por las malas.

El ceño de Sam se frunció en señal de confusión sin entender de lo que hablaba la rubia.

- Voy adelantar tu ciclo de ovulación para que sea más fácil para tí engendrar, por si no sabías 310 es muy sensible con los olores y cuando pueda oler en tí tu fertilidad y que estás dispuesta para él se volverá loco, llamemoslo como un pequeño celo inducido.

Sam se sentía furiosa, ya no sólo odiaba a esa mujer si no que también sentía ganas de matarla, era un sentimiento nuevo para ella ya que nunca había deseado asesinar a nadie.

Prácticamente la estaban obligando a ella y al Felino a follar, como no lo había realizado Sam por su cuenta entonces harían básicamente que 310 la violara solo por su olor.

No sabía cómo sentirse, no estaba lista para algo así y tenía miedo de como reaccionaría el Felino.

-Si no llega a funcionar entonces tendríamos que inducirle el celo a él pero sería más peligroso ya que cuando ellos están en su celo se transforman en bestias y sería hasta capaz de matarte, entonces, tu decides pequeña Sam como lo quieres.

Al terminar de comer la pelirroja no sabía que hacer, no dejaba de pensar una y otra vez lo que significaba aquello, pero de algo si estaba segura, y es que debía salir de ahí como fuera.

Y para eso necesitaba un plan, pero ella sabía que sola no lo podría lograr, entonces.

¿Que debería hacer?

¿Como lograrlo?

De pronto, una idea cruzó su mente haciendola sonreír de lado, usaría aquello a su favor y actuaría como ellos querían que fuera.

Pero antes, debía asegurarse de que el felino estuviese bien.

-De acuerdo, llevame con él y le daré lo que quiere.

Mónica aplaudió feliz, la tortura había funcionado con la mocosa y ahora sí todo saldría bien, las cosas irían más rápido y en menos de lo que piense tendría a su cachorro para ella, una vez engendrada la criatura ahora sí podía realizar la transformación de 310 a un felino totalmente salvaje como una verdadera pantera, lo que significaba también más dinero.

Al fin por lo que había trabajado toda su vida iba a dar sus frutos.

-Bien, llevenla con el Felino, en una semana necesito resultados.

Llevaron a la pelirroja a otra habitación que no era en donde había estado al principio cuando llegó, abrieron las puertas revelando al hombre detrás, Sam soltó un jadeo sorpresivo cuando la enorme figura de 310 corrió hacía ella, rápidamente se echó hacía atrás buscando de escapar pero unas cadenas atadas a los tobillos del Felino le impidieron seguir, estaba fuera de control y un rugido salió desde su garganta, actuaba como todo un animal y Sam sintió tragar con fuerza ante el estado descontrolado y agresivo de 310, había crecido muchísimo más y su cabello lo habían cortado, estaba lleno de rasguños y sangre por todos lados.

Empujaron a Sam hasta hacerla caer a los pies del Felino, ya eso se estaba volviendo un hábito y los miró con enojo pero de inmediato su vista se dirigió de nuevo a 310 que gruñia con fuerza e intentaba liberarse.

Se fueron cerrando la puerta con seguridad y buscó de levantarse para refugiarse en una esquina, esta vez tenía mucho más terror que la primera vez que llegó.

Cuando conoció al felino no estaba tan furioso ni tan agresivo, más bien demostró calma, pero ahora no sabía si saldría viva de ahí.

310 dejó caer su mirada sobre la hembra que le habían traído, esos mugrientos humanos querían que la montara, lo sabía, en esos tres días le habían traído distintas hembras para aparearlo, pero él sólo guardaba el olor de aquella humana que lo había salvado del dolor, la desesperación por saber que le habían hecho le estaba haciendo perder la cabeza y cada día se descontrolaba más al saber que no la habían llevado con él, solo le llevaban humanas repugnantes con olores horribles.

Incluso hasta la hembra malvada había intentado volver a montarlo pero su verga no se endureció al olerla ni tener su coño prácticamente en la cara, le escupió con asco a lo que se ganó una paliza por parte de la humana rubia.

En ese tiempo le habían llevado más hembras que en todos sus años de vida pero el sólo deseaba tener con él a una sola.

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Acá nuevo capítulo con mucho amor para mis Felinos, no olviden dejarme su voto ⭐ Y comentarme como vamos con la historia hasta ahora, ¿Que les parece? ¿Opiniones? ¿Quejas? ¿Algo?

Nos vemos en la próxima 👻

Experimento 310.Where stories live. Discover now