Cap. 30

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Luego de 4 días las puertas volvieron abrirse, esta vez nadie entró para una charla ni mucho menos entraron para mirarse a las caras.

Sam y 310 estaban en el baño cuando esto sucedió, no les dió tiempo de reaccionar porque ya tenían a un grupo de más de 10 hombres sometiéndolo al piso, Sam se retorcia en los Brazos de un hombre que la tenía sujeta, gritaba y pataleaba intentando soltarse, veía con horror como entre muchos hombres con armas en manos intentaban derribar al felino al suelo hasta que al final lo lograron y uno de ellos sacó una pequeña jeringa con un líquido rosado inyectandoselo en el cuello.

—NOOO, NO... DEJENLO, POR FAVOR DEJENLO, SUELTENME, DEJENLO EN PAZ NO LE HAGAN NADA, SUELTENMEEE.

imploraba Sam a gritos con su garganta desgarrándose por la fuerza de cada grito, se retorcia buscando liberarse pero esta vez dos hombres la tenían aguantada, gritaba como loca soltando tantos improperios como le fuera posible, 310 seguía luchando, pero 9 hombres lo tenían rodeado amarrando cada parte de su cuerpo, sus pies fueron encadenados igual que sus manos.

Su pecho retumbaba con potencia y sus rugidos cargados de furia se escuchaban por todo el lugar, sus ojos rojos sedientos de sangre te ponían a temblar, Red era un animal en todo su esplendor capaz de acabar con todo el que lo mirara.

Un solo hombre no podía con él y ni siquiera se podrían decir que dos, se necesitaba la fuerza de muchos hombres más para controlarlo, mientras que esperaban que el líquido que viajaba ahora por sus venas hiciera efecto.

Mónica había creado un sedante mucho más fuerte que el anterior, este si era capaz de dormir tanto a su lado humano como al animal.

Había tardado días pero al final lo había logrado.

Después de una larga lucha con el felino y de aguantar a Sam con sus gritos por fin el cuerpo de 310 cedió ante lo inevitable, sus ojos rojos se posaron en ella y aunque para muchos ver a Red y enfrentarse a él era una cosa aterradora, para los ojos de Sam él era lo más hermoso.

Incluso en su estado descontrolado donde lo ciegaba el odio y la ira, para Sam seguía siendo lo más hermoso, no le temía, no le tenía miedo, sabía que Red nunca la lastimaría.

Sus ojos poco a poco se fueron apagando, Sam cayó de rodillas llorando desconsolada llamándolo aún a gritos.

—Red... Despierta por favor, no me dejes, Red por favor...

Aunque Sam rogara el felino en el piso no daba ninguna señal, su cuerpo se había congelado y sus párpados se cerraron.

—¿Que le han hecho miserables? ¿Que le hicieron? Son unas mierdas todos, todos ustedes, se van a morir cuerda de escorias..

Sam respiraba con fuerza, su pecho ardía y su garganta se trancaba producto del llanto mezclado con los gritos.

Los hombres recogieron el cuerpo de 310 entre varios debido a lo grande y pesado que era, caminaron directo a la puerta para salir.

Los hombres soltaron a Sam dispuestos a irse también pero esta fué más rápida y corrió a donde llevaban al felino pero unos hombres se opusieron en su camino.

Sam comenzó a golpearlos y a insultarlos como loca, quería que la dejaran ir con él pero todo fué en vano cuando uno de ellos harto ya del drama que hacia la humana le lanzó una bofetada que mandó a Sam directo al suelo.

—Aléjate y cállate ya, eres demasiado estúpida.

Los hombres le dieron la espalda y salieron cerrando las puertas detrás de ellos.

Sam se levantó y comenzó a golpear las puertas del lugar, quería salir, estaba desesperada.

—Saquenme de aquí, déjenme ir con él por favor, ¿Que le harán? ¿Que le van a hacer? Saquenme ya.

Minutos después Sam se cansó de golpear la puerta de metal, se sentó con su espalda recostada sobre la pared encogiendose en su lugar.

Lloraba sin consuelo, lloraba de ira y de tristeza, lloraba por miedo, por todo y a la vez por nada.

...........

6 horas después y Sam seguía dando vueltas en la habitación, sus nervios estaban a flor de piel, su mente sólo procesaba el hecho de que estaba sola y no tenía con ella al felino.

Había dejado de llorar hace 2 horas ya, limpiando su rostro para cuando Red regresara no la viera tan hinchada y Roja.

Rojo.

Sam sonrió.

Ese era su color favorito.

Al recordar aquello nuevas lágrimas corrieron por su mejilla y las limpio con enojo.

No.

Basta de llorar.

Debía hacer algo.

Deja de lloriquear que así no resolverás nada — Se dijo a ella misma sentándose en la cama para pensar en una solución.

...............

3 horas después y no había noticias del Felino, su cuerpo se sentía adolorido como si le hubieran dado una paliza, ya no tenía uñas por haberselas comido de los nervios, su cabello estaba revuelto y su apariencia no era la mejor.

Seguía caminando de aquí para allá sin descanso, no podía estar tranquila hasta saber que estaba bien.

De pronto, sintió un fuerte dolor en su pecho que la hizo doblarse, grito de sorpresa y llevó sus manos al lado izquierdo, justo en su corazón.

Sus venas comenzaron a quemar y su cabeza a doler.

Su cuerpo comenzó a temblar y tomó asiento en una silla cerca de ella, dobló su cuerpo rodeando sus piernas intentando aguantar todo lo que podía.

Imágenes de un techo blanco un poco borrosas se hicieron presente, un momento después todo se aclaró y en su visión apareció el rostro de Mónica con una enorme sonrisa.

Iba vestida de blanco y llevaba guantes en sus manos, movía sus labios como diciendo algo pero no lograba escucharla.

Luego volvió a sentir el mismo dolor que se incrustó en su pecho, este era más fuerte y la doblaba en dos.

Sam se levantó corriendo hacía la puerta comenzando a golpear.

—Dejenlo, dejenlo en paz, no le hagan nada, detenganse. Duele. Duele demasiado.

Sam sabía que lo que ella estaba sintiendo no era ni la cuarta parte de lo que sentía el felino.

Intentó volver a meterse en su mente pero 310 la bloqueó, no sabía que estaba pasando pero el felino sabía que Sam podía sentir y ver todo a través de él.

Por eso cerró los ojos intentando bloquear todo a su alrededor para mantener a Sam calmada y alejada de lo que sucedía, la sentía alterada y desesperada, intentó mandarle pensamientos reconfortantes y hacerle entender que todo iba a estar bien pero ella los esquivaba no queriendo creer nada de lo que el felino le hacía pensar.

Sam precionó a 310 un poco más hasta que una pequeña porción de imágen apareció ante ella pero lo que vió la dejó anonadada.

No.

No podía ser cierto.

Una punzada de dolor la atravesó como si fuera una puñalada, se sentía herida y traicionada.

El felino de inmediato la sacó de un empujón de su mente volviendo a bloquearla.

Pero lo que Sam vió se quedó tan grabado como si lo estuviera viendo en persona.

Era Mónica desnuda frente a su macho con las piernas abiertas.

.............

Pobre, nuestra Sam a sufrido demasiado ¿Como creen que reaccionará después de haber visto algo así.? ¿Porque 310 no quiere a Sam en su mente? ¿Alguna teoría?

Los Leo en los comentarios, nos vemos en la próxima, se les quiere 😉❤

Experimento 310.Onde histórias criam vida. Descubra agora