Cap. 13

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Los sentidos del Felino estaban tan alterados que no podía sentir las pequeñas motas del Dulce olor de la hembra.

Podía sentir las alteraciones en sus pulsaciones y el repiqueteo sin parar de su corazón, la fuerza con la que apretaba la mandíbula y su ceño ya dolía de tanto estar fruncido, sentía su cuerpo cansado pero a la vez no podía relajarse, no hasta que le llevaran a su hembra, deseaba volver a escuchar aquella tierna voz que lo alejaban de las pesadillas y volver a sentir las pequeñas manos que con solo tocarlo ya lo calmaban.

De rodillas en el piso un nuevo dolor cruzó su mente, sujetó su cabeza con fuerza y gritó.

Se sentía frustrado, enojado y furioso.

La ira corría por sus venas y no sabía que le estaba ocurriendo, sentía ganas de golpear algo y sus ojos se tiñeron de rojo al imaginarse asesinar a los culpables de su estado.

Su corazón volvió acelerarse y sin pensarlo dos veces comenzó a golpear la pared tras de él.

Sam, que se encontraba encogida en una esquina temblando de miedo, al ver aquello el llanto se hizo presente, comenzó a llorar sin cesar.

Veía como 310 se hacía daño pero no sabía si acercarse o no, sentía temor de que la lastimara, no era el mismo que ella había conocido.

Este estaba más agresivo y violento, en sus ojos podía notar la ira y sus manos comenzaron a sangrar.

Su mente pensaba a gran velocidad sin saber realmente que hacer, los temblores en su cuerpo no se detenían y solo quería acabar con aquello, los gruñidos seguidos de sus puños chocando con la pared atormentaban sus oídos y Sam se sentía aturdida.

Todo fué hasta que notó como de la nada comenzó a rasguñarse el mismo, sus garras se enterraban en su carne haciendo que se abriera la piel.

Sam no pudo soportarlo más y sin quererlo gritó.

—Para, detente por favor, no sigas, no más. No sé qué te ocurre pero hacerte daño no es la mejor solución.

310 se detuvo, sus palabras fueron como un paralizante para él, se congeló en su sitio procesando lo dicho y escuchado. Poco a poco el Felino se fué estabilizando hasta que lentamente volteo la mirada hasta la humana encogida en su sitio.

Fué en ese momento donde se permitió detallarla.

Cabello rojo como la sangre.

Pequeños puntos adornaban su cara.

Cuerpo pequeño y débil.

Aspiró con fuerza intentando reconocer el aroma y aunque tenía en su cuerpo el olor de otros humanos en el fondo se sentían la pequeñez de su olor.

—¿Humana? — Preguntó 310 con cierta confusión.

Observó como Sam levantó la mirada para posarla en él y en ese momento sintió una especie de paz y alivio correr por su cuerpo, algo indescriptible para un ser como él que nunca había sentido tal cosa, un ser que todo lo que sentía era odio y furia.

Pero con esa pequeña humana no, esa débil humana con solo mirarlo era capaz de poner a dormir a su bestia ínterior, una bestia que solo quería salir y destruirlo todo.

Volvió a respirar buscando de nuevo aquél aroma que por tantos días había anhelado volver a sentir y que al no tenerlo lo estaba desestabilizando.

Caminó con pasos lentos hasta estar frente a ella, o al menos hasta donde la cadena en sus tobillos le permitiera, pero Sam en un acto de supervivencia se echó para atrás intentando alejarse.

310 vió esa acción con molestia.

¿Le tenía miedo otra vez?

¿Por qué?

¿No veía a caso la humana que se estaba volviendo loco sin ella?

¿Ya no lo quería?

¿O es que ya se apareó con otro?

¿Lo estaba rechazando?

Eran preguntas que pasaban por su mente sin control, una tras otra y cada una era mucho peor que la anterior, volvió a gruñir al imaginarse a otro macho montandola y su ira volvió a crecer.

Cerró los ojos respirando de nuevo concentrándose en los olores que su humana soltaba y algunos eran leves, casi no había rastros de esos pero había uno en específico que se quedaba más de la cuenta.

Sus ojos se abrieron de golpe y un fuego recorrió sus venas seguido de un escalofrío por su espina dorsal.

¿A caso sería... ?

¿Ese miserable humano se había atrevido a tocar a su hembra?

¿Se habían apareado?

Sus ojos llenos de desprecio se dirigieron de nuevo a Sam, tenía olores de humanos pero eran leves, venían y se iban, eso significa que no duró mucho tiempo con ellos, pero con el repugnante guardia había durado más de la cuenta porque su olor lo tenía prendido de su piel.

Retrocedió unos pasos, no quería acercarse a ella cuando tenía el olor de otro en su cuerpo, si ella lo rechazaba por eso él también podía hacer lo mismo.

Pero no podía evitar el dolor que se instalaba en su pecho, él había sufrido por ella y ella estaba con un repugnante y miserable humano.

Los celos se hicieron presente mientras ella seguía en su sitio sin moverse.

Antes, a ella no le importaba acercarse a él y tocarlo, incluso lo había bañado y curado, no le había tenido miedo más que solo al principio cuando llegó pero luego desapareció.

Pero esta vez se sentía distinto.

Sam lo veía con otros ojos.

—Te... Te has apa... Apareado c-con u-un humano — 310 dijo las palabras tartamudeando, aún le costaba hablar un poco debido a que casi nunca lo hacía, solo hablaba lo necesario y eran palabras bastante cortas, pero el hecho de armar frases se le complicaban, aún así no pudo evitar el reclamo en decirlo ni de esconder el asco en su voz.

Sam al momento de escuchar aquello frunció su ceño y volvió a mirarlo a los ojos, estaba tan concentrada midiendo las reacciones del felino con ella que no se dió cuenta de la manera en la que la veía, se había sorprendido de lo rápido que cambiaba de actitud, en un momento estaba lleno de furia dañandose él mismo y al siguiente se relajaba cuando la escuchó hablar.

Cuando vió que se acercaba a ella retrocedió por inercia, fué un acto repentino, pensó que había sentido el olor de la inyección haciendo efecto ya en ella y se acercaba para eso, para obligarla a follar.

Pero al parecer en el momento en que lo hizo se arrepintió, pues la actitud del Felino volvió a cambiar confundiendola más, ahora la miraba con desprecio y luego sus palabras terminaron por enredarla, su cerebro se sentía cansado con tantas cosas en los últimos días que no pensaba con claridad.

—¿Que dices? — Pregunto cautelosa por si acaso había la posibilidad de haber escuchado mal.

—Tú... Montastes a ese humano — Volvió a repetir 310 con más recelo en su voz, su mente le estaba jugando una mala pasada haciéndolo perder el control de nuevo y creer algo que no pasó, no estaba viendo las cosas con claridad.

Si se esforzara un poquito más en sus sentidos se daría cuenta que no sólo huele a otro humano si no también a Sangre y Dolor.

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Ay Dios mío, ahora nuestro felino piensa que Sam anduvo con otro 🤧 ¿Que cosas no?

Bueno, no olviden dejar su voto que me motiva a seguir escribiendo no sean un lector fantasma 🥺

A veces pienso que mi historia no gusta y debería dejarla, pero luego recuerdo que hay algunas personitas por ahí que si me están apoyando con la historia y la continuó por ellos 🥰

Gracias a aquellos que se toman el tiempo de votar y a algunas de comentar, tienen un espacio en mi corazón ❤

Bye, bye, nos vemos en la próxima😉👻

Experimento 310.Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ