Capítulo 50

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Después de haber pasado su momento juntos, ambos se ducharon y se vistieron dispuestos a salir para encontrarse con los demás.

A Sam no le cabía en el pecho tanta felicidad, al llegar afuera se encontraron con qué los fallos no estaban por ningún lado, Sam frunció el ceño un momento caminando hacía el living donde todo estaba vacío, pensaba que ellos al haber salido de la habitación los iban a esperar en alguna parte del motel, subió arriba buscando en las habitaciones que el chico de recepción les había dado pero estas estaban desoladas, salieron a las calles a buscarlos pero no habían señales, no había indicio, no había nada que les diera una pista de donde estaban.

Los pueblerinos paseaban tranquilos yeso hizo que se descontrolara aún más, Todos estaban como si nada hubiese pasado, Sam apretó la mano del felino a su lado y lo miró en busca de respuestas en tan solo unos segundos la plenitud que había sentido se había ido al traste, la había abandonado y una suma preocupación la invadió.

¿Donde estaban?

¿Que se habían hecho?

¿A dónde habían ido?

Eran preguntas que cruzaban por su cabeza, Sam caminó apresurada con el felino siguiéndole los pasos y se cruzó con una pareja que iba pasando en ese momento por ahí Sam se detuvo y les preguntó si los habían visto, los describió tal cuál a todos pero ninguno sabía nada.

Así hizo con todas las personas que se cruzaba pero ninguno daba respuestas. incluso Sam decía como iban vestidos, Cuántos eran, todo, pero nada... Nadie sabía nada.

Entonces Sam se desesperaba cada vez más.

Continuó caminando y caminaron paseando todas las calles del pueblo y no se veía absolutamente ningún rastro, ni alguna pista de que hayan pasado por allí.

Llegaron a lo que sería la frontera, el comienzo del pueblo con la división del Bosque, la carretera. Pero se detuvo en su sitio al darse cuenta que en ese momento entraban unas especies de camionetas negras blindadas y de estos se bajaron hombres armados que de un momento a otro comenzaron a disparar.

¿Que?

Sam cubrió sus oídos paralizada en su sitio, no entendía nada, los disparos resonaban martillando su pecho y el único en actuar fue el felino que la tomó del brazo corriendo hacia el lado contrario de donde estaban, de pronto se empezaron a escuchar paso siguiéndolos y Se volteó para darse cuenta que eran los hombres que los perseguían, su corazón latía desembocado y su mente trabajaba descontrolada, el felino miraba a todos lados buscando un refugio las cosas se estaban saliendo de control la gente corría desesperada por las calles y gritos se escuchaban por todos lados.

Sam veía como la gente caía desplomada al suelo en un mar de sangre, siguieron corriendo pasando calles y calles sin saber realmente a dónde ir Sam se sentía demasiado preocupada, no sabía En dónde estaban los fallos, no veía nada, su vista estaba nublada y sus pensamientos vueltos locos, su cuerpo temblaba, las piernas le flaqueaban y estaba tan ensimismada en sus pensamientos que no se dió cuenta cuando el felino se detuvo y la colocó detrás de su espalda.

San sacó la cabeza hacia un lado en confusión y vió justo el momento exacto en que una camioneta se detenía frente a ellos y de esta bajaban cuatro hombres vestidos totalmente de negros y traían armas apuntándolos pero solo uno de ellos fué el que habló.

—¿En verdad creían que se iban a deshacer de nosotros? que equivocados estaban —— Soltó una risa malévola que hizo todo el cuerpo de Sam estremecerse y al felino apretarla mucho más — ¿Creían que podían hacer de las suyas y salir como si nada? — El hombre traía un pasamontañas dejando ver sólo sus ojos a diferencia de los demás que sí se les veía el rostro.

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