Capítulo 19

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Sam se levantó de inmediato al sentir la puerta ser abierta, sentía nervios e intriga de lo que pasaría y su corazón latía desbocado, cada vez que esa puerta sonaba siempre estaba la incertidumbre de lo que pasará, si sería algo bueno o algo malo, si vendrían por ella o por el felino, nadie lo sabía.

Sintió su garganta seca y se pegó a la pared detrás de ella preparándose con lo que sea que iba a suceder.

Internamente rogaba porque le trajeran al felino.

Y sí, sus plegarias fueron escuchadas al ver cómo tres guardias ingresaban con el felino, Sam soltó un jadeo al verlo, cada vez que se lo llevaban ella no sabía que le hacían pero siempre se veía más aterrador que la última vez que lo veía.

Y aunque sabía que sólo se lo llevaron por unas pocas horas, algo pasó para que su semblante fuera más agresivo y salvaje.

Su mandíbula tensada, sus cejas demasiadas fruncidas, labios apretados, respiración acelerada y sus ojos.

Oh Dios, sus ojos te hacían temblar con sólo mirarte.

Como en este caso, 310 no dejaba de mirar a su hembra asegurándose de que estuviese bien, que no le fueran hecho nada.

Aspiró fuerte su aroma, dulce y suave como siempre.

Su verga se agitó, quería montarla, quería borrar las huellas de la otra humana con las suaves caricias de su hembra.

Una vez lo soltaron de las cadenas no espero ni permiso para abalanzarse sobre Sam.

La sujetó fuerte del cabello atrayendola a sus labios, deseaba sentir su aroma y su tacto sólo para él, así como él sólo era de ella.

Sam se sorprendió ante el ataque del felino con ella, Sujetaba su cabello con fuerza pero no tanta como para hacerle daño y devoraba sus labios con hambre, desespero y pasión.

Su lengua invadía cada rincón de su boca y la hacía derretirse.

Deseaba más de aquello, lo quería.

Su vientre se apretó en respuesta, y envolvió su cuello con sus brazos, sin pensar demasiado comenzó a trepar su gran cuerpo queriendo estar más cerca.

310 comprendió enseguida lo que la humana frente a él quería y la sujetó de los muslos para levantarla, pegó su espalda a la pared y su coño quedaba justo a la altura de su verga, comenzó a restregarse en ella fingiendo estocadas.

Sam sentía sus jugos mojar sus bragas y un fuego caliente la invadió haciéndola gemir con fuerza.

Intentó alejarse pero el Felino no la soltaba, miró sus ojos encendidos y sabía lo que quería pero ella aún no estaba lista.

El felino comenzó una lluvia de besos sobre su cuello haciéndola jadear con más fuerza, se sentía demasiado excitada y más fluidos salían de ella.

310 siguió bajando de poquito en poquito por su  clavícula, besando y lamiendo cada pedazo de piel que encontraba en su camino, su hembra era deliciosa y cuando llegó a la altura de sus pechos la tela del vestido se interpuso con sus series de besos.

Con sus manos reventó el vestido, haciendo rebotar los pechos de Sam quién soltó un grito y se tapó con sus manos.

Comenzó a forcejear con el felino para que la soltara pero este no hacía caso.

Su fosas nasales se estaban llenado del aroma dulzón de su hembra y sabía que ella lo deseaba.

—Sueltame. Por favor sueltame. — LLoriqueo Sam queriendo liberarse de su agarre, el Felino la soltó sin entender de mucho la situación.

Experimento 310.Where stories live. Discover now