Experimento 310.

Extra 2

La Conversación.

—Entonces, ¿quieres decir que no estabas consciente de lo que hacías?

—No, bueno si... ¿O no? No lo sé, solo recuerdo momentos donde estabamos los dos en alguna clase de cuarto encerrados, pero había momentos en donde todo se ponía negro y no recordaba más.

Sam estaba pensativa, Red la había llevado a una cita en la playa, la noche estaba iluminada por estrellas y unas especies de Antorchas alrededor de la mesa.

Sentados uno frente al otro mientras bebían una Copa de Vino, ya habían cenado y ahora sólo estaban ellos dos conversando sobre lo sucedido.

—Tenías dos identidades, era sumamente raro pero extraño la otra parte de tí.

—Si, sobre eso... No recuerdo mucho, había momentos en el que estaba cuerdo y había momentos en donde todo era oscuro.

—¿Recuerdas algo de lo que te hacían allí?

—No recuerdo nada de eso, la mayoría del tiempo estaba inconsciente, sólo despertaba cuando estaba contigo en aquélla habitación, también recuerdo siempre estar con Dolores en todo mi cuerpo.

Sam no sabía que decirle, ella podía recordar todo y cada uno de los momentos vívidos ahí pero tal parece que él no.

Habían muchas preguntas cruzando su cabeza pero no sabía cómo formularlas.

—Pero sí recuerdo nuestras conversaciones, recuerdo cuando nos conocimos y cuando estabas herida.

Sus puños se cerraron y su mandíbula se tensó al recordar todos esos momentos en donde sintió impotencia, sentía ira pero muy poco podía hacer, era como si viviera todo pero a la vez fuera un simple espectador.

Sus pensamientos se reducían a la nada y sus recuerdos eran vagos.

Sam se sintió triste, tenía la esperanza de que al menos él supiera todo por lo que tuvieron que pasar en aquella pesadilla y lo que tuvieron que luchar juntos, pero tal parece que los momentos vívidos solo eran de ella porque Red tenía muy poco conocimiento de ello.

—No estés triste — Dijo Red de la nada y Sam lo vió a los ojos con el ceño fruncido, le parecía extraño como pudo saber exactamente como se sentía — A pesar de todo te conozco a la perfección, habían muchas cosas que quería decirte pero de mis labios no salía nada, hablaba de una forma extraña y no puedo creer que me hayas hecho tan ignorante.

Red soltó una carcajada que calentó las mejillas de Sam y lo Miró fijamente.

—¿Como que yo te hice ignorante? Cuando te conocí de vaina y hablabas.

—Si, en mi mente si hablaba, pero contigo habían muchas cosas que no recordaba, mi mente se ponía en blanco.

Y tenía razón, por más que quisiera saber todo su mente lo bloqueaba, y en vez de eso era como tener recuerdo de una vida que no había tenído.

Su mente le jugaba malas pasadas y tenía muchas lagunas mentales que por más que se esforzara no podía conocer.

—Entonces, ¿Cual es tu mejor recuerdo?

Sam no dejaba de mirarlo, la verdad es que ese hombre frente a ella era demasiado hermoso, todo en él le resultaba atrayente y encantador.

Red curvo sus labios en una leve sonrisa, y con cuidado se levantó de la silla para colocarse frente a su preciosa pelirroja y agacharse a su altura.

—Mi mayor recuerdo eres tú, tus labios, tus mejillas coloreadas de mi color favorito, tus ojos verdes tan encantador y tu hermoso cuerpo que se adapta a la perfección a mis manos.