Capítulo 46

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Se encontraban los dos caminando directo al pequeño pueblo que se encontraba al frente, Sam iba en la espalda del felino y este caminaba como si nada.

Después del suceso, 310 como pudo sacó las pequeñas espinitas que se hallaban en las plantas del pie de Sam y robándole besos donde le indicaba que no había nada que perdonar.

Sam recostó su cabeza sobre la espalda del felino sintiéndose cansada completamente, sentía su cuerpo débil y su panza rugir de hambre.

Minutos atrás el felino le había confesado que todos los demás decidieron volver y salvarse ellos mismos, algo que claramente entristeció demasiado a Sam hasta el punto de sentirse culpable, si no fuera sido por ella y sus crueles palabras que en un principio nunca debió decir los demás no se hubieran ido.

En fin, suspirando se resignó a lo inevitable, tampoco quería amarrarlos a algo sin ella estar totalmente segura de que seguiría de ahora en adelante.

No tenían un plan ni un motivo ni una meta en la que fijarse, estaba lejos de dónde vivía y ni siquiera sabía exactamente en donde estaban, no tenían ropa ni comida y tampoco un techo el que resguardarse.

El felino miró el cielo, estaba a punto de anochecer y nubes grises lo adornaban indicándole a Sam que pronto lloverá.

Después de 2 horas caminando lograron llegar al lugar, Sam se bajó ubicándose a su lado, no muy lejos de ahí se encontraba una tienda que parecía ser un Mini market, con una sonrisa se dirigió hacía allá arrastrando a 310 con ella.

—No mires a nadie, no hables con nadie y no te separes de mí, dejame encargarme de todo. — El felino asintió y ambos caminaban ignorando las malas miradas de las pocas personas que por allí transitaban, todo el mundo los veía como un par de locos, nadie los conocía y....

¿De donde habían salido?

Al llegar a la tienda Sam entró maravillandose de la cantidad de cosas que habían ahí, tomó un carrito y comenzó a meter cosas en él, desde productos de aseo personal hasta frutas y cereales, metió un par de carnes refrigeradas para el felino y bebidas, en todo este momento 310 siempre iba atrás de San siguiendola y mirando todo con detenimiento buscando alguna clase de peligro.

Al terminar, Sam se dirigió a la caja donde una mujer atendía para pagar, colocó todo sobre el mostrador y con su mejor sonrisa saludó.

—Hola, buenas.... — Sam miró hacia afuera, ya había anochecido — Noches sí, necesito pagar todo esto.

La mujer miró atrás de Sam a la enorme masa de músculos y de aspecto intimidante, el felino la miró de vuelta detallando a la mujer con mucha carne y de aspecto desaliñado.

No era delgada ni se veía como una débil humana, su cuerpo era mucho más grande que Sam.

—¿Pagará con tarjeta o efectivo?

—Emm, ninguna de las dos, ¿puedo hacerle una transferencia? Es que en este momento no cargo mi tarjeta y tampoco tengo efectivo, pero le aseguro que si tengo dinero.

La mujer alzó una ceja interrogativa, la mujer frente a ella era extraña y su aspecto decía mucho, la mujer rellenita frente a Sam comenzó a facturar los productos.

Después de esto agarró papel y lápiz, anotó los datos y se los pasó.

—Emm, hay un pequeño problema. — Volvió a decir Sam retorciendose los dedos nerviosa.

—¿Ahora que?

—No tengo teléfono.

—¿Y como se supone que querías hacer una transferencia? Chica, no tengo tu tiempo por favor salga de mi tienda.

—No, no, puede prestarme el suyo y yo le hago la transferencia lo prometo.

La mujer la vió por unos minutos pensando si confiar o no, era muy raro ver esta clase de personas por aquí y más cuando era un pueblo donde nadie desconocido llegaba.

Pero al final era la primera persona en comprarle en todo el día, no podía desperdiciar un buen dinero con su compra.

Le tendió su teléfono.

—Gracias — Sam tomó el teléfono buscando el navegador, buscó su Banco e introdujo su clave, sonrió internamente al ver cómo todo su dinero seguía intacto.

Se fué a la sesión de transferencias y después de anotar los datos que la mujer había entregado colocó el monto y envió.

—Listo, debería llegarle una notificación de recibido. — Sam le enseñó el teléfono donde decía que su transferencia había sido éxitosa, cerró sesión y salió del Banco como si nada entregando el celular a su dueña.

Efectivamente, a los pocos minutos el mensaje había llegado.

310 veía toda esta interacción confundido, no entendía nada de lo que las hembras hablaban o hacían pero simplemente se dignó a guardar las distancias y dejar que Sam se encargara.

Suponía que eran cosas de humanos.

—¿Sabe dónde podemos encontrar algo de ropa?

—Eh, no, las tiendas cierran a las 5:00 pm y tendrias que esperar a mañana a que vuelvan a abrir. Son las 6:46 pm y a esta hora lo más que encontrarás, es mi tienda, la farmacia y los bares.

—Ok muchísimas gracias — Dijo Sam recogiendo todas las bolsas y entregandoselas a 310. — Por cierto, ¿sabe de algún motel donde podamos quedarnos?

La mujer volvió a mirarla y al hombre atrás de ella, estas personas le daban una sensación muy mala, pero aún así decidió asentir.

— A dos cuadras de aquí verás el motel, es un edificio grande amarillo allí podrás preguntar.

—Gracias — Sam no abandonada la sonrisa incluso cuando salieron de ahí y volvió a sentir las miradas de todos los que se hallaban en la calle, incluso a la mujer detrás del mostrador que veía con el ceño fruncido como los locos andaban descalzos, sí definitivamente no le daban buena espina.

Y con este pensamiento, decidío hacer una llamada.

Sam caminaba contenta destapando un chocolate blanco que había comprado, el gemido que escapó de ella al sentir el sabor de su dulce favorito no pasó de ser desapercibido por el felino.

—Tienes que probar esto, es riquísimo — Se detuvo para extenderle la barrita a 310 quién la miró buscando alguna explicación — Vamos, es sabroso tienes que probar algo más que no sea la carne.

—¿Es como comer el helado de coco que mencionastes que tanto te gustaba? — Recordó el felino con su voz gruesa.

—Parecido, pero no es, es mucho mejor.

310 se acercó tomando con sus labios lo que Sam le daba, el sabor dulzón se extendió en su paladar haciéndolo sonreír.

—Sabe a tí — Dijo el felino.

—¿A mí?

—Si, cuando te como el coño es dulce igual que tú.

Sam soltó un grito con su rostro coloreandose, exclamó avergonzada estirando su cuerpo para callar al felino frente a ella.

—Sshhh, no digas esas cosas en público

—¿Por qué? — Soltó el felino quitándo las manos de su hembra y chupando el dedo del medio donde se hallaba un poco de chocolate.

—Porque no y ya.

Sam se encontraba acalorada, debía llegar rápido y darse un baño de agua fría, pero un alboroto la sacó de sus pensamientos al ver como todos corrían en una dirección.

—¿Que ocurre? — Tomó las manos del felino dirigiéndose exactamente a donde estaba el alboroto y los estruendos, pero al llegar su cuerpo tembló ante la vista frente a ella.

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Holaaaa holaaaa, de nuevo yo por aquí, bueno al fin pudieron llegar al pueblo ahora toca ver que se espera a partir de ahora.

¿Alguien más extraña a los fallos? ¿Que opinan de que se hayan ido?

Los Leo en los comentarios bebeses, se les quiere y no olviden dejar su voto ❤🥰

Experimento 310.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora