Capítulo #75

9 2 0
                                    

Alexis Cuellar

Entré a casa con Diego, busqué a mamá Galia, pero no estaba. Le pregunté a Dolores, quien me dijo que se encontraba en su oficina, así que nos dirigimos allá. Diego me dijo que si quería me esperaba afuera para que yo hablara bien con ella, le dije que estaba bien y entré yo solo. Ahí estaba mamá sentada en su escritorio, usando su computadora y ordenando unos documentos.

—Hi —entré y cerré la puerta.

—Hola, Alexis —dijo mientras acomodaba los papeles—. ¿Qué se te ofrece?

—¿Puedo hablar contigo?

—Estoy ocupada ahora, Alexis.

—Sí, entiendo, pero es importante.

—Si vienes a pedirme permiso para salir con Diego, está bien, puedes salir.

—No vengo a eso, mamá.

—¿Mamá? —me miró—. Pensé que ya era “Galia” para ti, Alexis.

—Tú eres mi mamá Galia, siempre lo serás.

—Eso no fue lo que dijiste ayer.

—Y me disculpo por eso, sé que me pasé hiper demasiadísimo, mamá.

—Te disculpo, Alexis.

Sonreí.

—Mil gracias, mamá —dije feliz—. Y oye, mira, hoy es mi aniversario numero tres con Diego, ¿puedo salir con él está noche?

—Ya te dije que sí —volvió a ver a su laptop.

—Pero, ¿así nomás?

—¿Qué más quieres que te diga?

—Pues... no lo sé... Tú siempre me cuestionas con que a qué hora voy a llegar, dónde voy a estar, que regrese temprano, que no haga nada malo, que no vaya tan lejos.

—Ya eres grande, Alexis —me miró—, tú sabes lo que haces.

—Pero aun soy menor de edad.

—Sí, pero en un año no lo serás más.

—Pero...

—Por favor salte, que tengo mucho trabajo.

—Pero mamá...

Miré que ya no me estaba prestando atención.

—Está bien. Mira, llegaré temprano, ¿sí? Te lo hiper juro.

—Has lo que quieras.

Muy triste me iba a ir, pero en cuanto puse mi mano en la manija de la puerta, me dije a mí mismo que no podía dejar las cosas así y me giré para otra vez verla y me acerqué.

—¿Sabes qué?

Me miró.

—No, no quiero hacer lo que yo quiera porque aun no soy grande; soy un adolescente rebelde, arrogante, impulsivo, grosero, me encanta llegar tarde, no me gustan las reglas, hiper odio mil que me digan qué hacer, pero aun necesito que me cuiden, ¡necesito que me cuides! —comencé a llorar—. Regañame cuando me porte mal. Dime a qué hora tengo permitido llegar, y si llego más tarde, ¡regañame! Nunca tuve una mamá de verdad. Mamá Sandra solo me gritaba, me pegaba, me insultaba, me exigía cosas. Por eso en el fondo me gusta saber que te importo y que te preocupas por mí, porque nadie nunca lo había hecho. Aunque no compartamos el mismo ADN, eres mi mamá, ¡yo te quiero como tal! Y perdóname por ser tan grosero contigo. Perdóname por todo lo que te he dicho. Perdóname por decirte Galia. Perdóname por gritarte. Perdóname por decirte groserías. Perdóname por no valorarte. Perdóname por ser tan malagradecido... Perdóname por ser tan mal hijo. Te amo tantísimo, mamá Galia.

Contigo quiero enfrentar al mundo entero (Libro #2)©✔Where stories live. Discover now