Capítulo #86

7 1 0
                                    

Alexander Cuellar

Fui a casa de mi padre, solo para ver cómo estaba él y Galia. Desde que vivo en el departamento de Diego no los había visto tanto como antes, y con lo que estaba pasando, mucho menos.

—Qué onda, papá —dije, entrando a su oficina.

—Hola, hijo —me sonrió.

—¿Cómo has estado? —me senté en una silla, enfrente de él.

—Con esto que pasa con Melanie, no tan bien. Pero tengo que seguir trabajando.

—¿Y Galia?

—Galia no está nada bien, ella ha estado muy nerviosa, llora todo el tiempo, siente mucha impotencia porque no puede hacer más para encontrar a Melanie.

—Yo tampoco he estado bien, papá.

—Sí, sé que quieres mucho a Melanie.

—Sí —asentí—. Ella fue la primera en esta familia que no me miró como a un bicho raro, a la que no le importó nada de lo que se decía de mí, y aun así me invitó a su casa a comer, ver películas, jugar y bailar, y fui yo quién estuve ahí cuando se fue a hacer el primer ultrasonido de su embarazo —suspiré—. Sí la extraño, papá, y bastante.

—Lo sé, mi amor, yo también la extraño mucho.

—Pero no es a la única a la que extraño.

—¿Y a quién más extrañas?

—A Max...

Me miró bien y se quedó algo extrañado.

—¿El amigo de Alexis?

Asentí.

—No sabía que él y tú son amigos.

—No, no lo somos.

—¿Y entonces por qué dices que lo extrañas?

—Porque nosotros somos más que amigos, papá.

—¿A qué te refieres con eso, Alexander? —me miró, serio.

—Max, él, ammm... es mi novio.

Se levantó.

—Dime que es una broma, Alexander.

—No —lo miré—, no es ninguna broma, papá.

Caminó hacia mí.

—Alexander, ¡él es un niño!

Me levanté, enojado.

—¡Ya estoy hasta a la madre de escuchar eso!

—¡Cuida tu tono y tus palabras, Alexander! Recuerda que es con tu padre con quién estás hablando.

Rodé los ojos.

—Y es la verdad, Alexander, Max es un niño, tú ya eres mayor de edad. Lo que estás haciendo es un delito, hijo, ¡¿te das cuenta?! ¿Qué va a pasar cuando sus padres se enteren?

—Sus padres ya lo saben.

—¿Y lo aceptan?

—No... su padre hasta me golpeó.

—¿Cómo qué te golpeó?

—Me miró besarme con Max, se enojó y me pegó.

—No me gusta saber que un hombre adulto te golpeó, pero es claro que no le gusta nada que un muchacho mayor esté con su hijo menor de edad.

—¿Y ahora sí te importa mucho eso, papá?, porque te recuerdo que yo a los catorce años andaba, no con uno, sino con varios mayores de veite años, me besaba y me acostaba con ellos, y eso nunca te importó, ¿verdad?

Contigo quiero enfrentar al mundo entero (Libro #2)©✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora