Capítulo #10

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Alexander Cuellar

Estaba acostado en mi cama mientras Fernando me besaba de una manera muy apasionante, él arriba de mí.

—¿Ya s-se te quitó e-el dolor de c-cabeza? —preguntó Fernando mientras le besaba el cuello.

—Ujum... —asentí, sin dejar de besarlo.

—¡Ay, Alex! ¡Quiero que me hagas tuyo!

—Lo que tú ordenes, bebé.

Fernando se quitó la chamarra que traía y luego volvió a besar mis labios. Mis manos recorrían todo su cuerpo mientras le besaba los labios, la cara y el cuello. Estaba a nada de quitarse la playera, pero entonces entró mi papá.

—¡¡ALEXANDER!! —dijo molesto.

Fernando se levantó de arriba de mí, acomodó su playera y se puso la chamarra. Él estaba avergonzado y agitado, pero yo solo rodé los ojos mientras me levantaba de la cama.

—Señor, ¿cómo está? —dijo Fer, tratando de sonar normal.

—Mi casa y mi hijo se respetan, ¿te quedó claro, muchacho?

—S-sí —asintió, agachando la cabeza.

—Papá, no estábamos haciendo nada malo —dije.

—Alexander, ¡mejor cállate! Que contigo no estoy nada feliz después de lo de esta madrugada. Serás muy mayor de edad, pero sigo siendo tu padre, sigues viviendo bajo mi techo y te sigo manteniendo. Que te quede claro que mi casa no es ningún motel para que llegues a la hora que te de la gana y traigas a tu novio para hacer.... sabrá Dios qué cosa.

—Dilo como es, papá, íbamos a tener sexo, porque eso es lo que hacen las parejas; ¡tienen sexo!

—¡Alexander! —dijo Fernando, avergonzado.

—Pues es la neta, o sea, ni que estuviéramos matando a alguien. Digo, solo nos íbamos a matar de placer en la cama, pero lo normal.

—¡Alexander! —me regañó mi papá—. Como te dije, mi casa no es un motel, Alexander.

Rodé los ojos.

Miró a Fernando.

—Si no vas a respetar mi casa, ni a mí, ni a mi familia, ni a mi hijo, es mejor que te largues.

—Sí, no se preocupe, yo me iré.

Fernando se iba a ir, pero lo tomé del brazo.

—¡Fernando no se va de aquí!

—Amor, no te preocupes, yo me iré para no ocasionarte más problemas —miró a mi papá—. Permiso, señor —salió de la habitación. Iba a ir tras él, pero papá me lo impidió.

—Por lo menos dejame despedirme de él, ¿no? —dije enojado.

—¿Más? ¿No te bastó con esto?

—¡Ay, por favor, papá! Cómo si tú nunca hubieras sido joven y no te daban ganas de sexo.

—¡A mí me respetas! Que soy tu padre, que no se te olvide.

Volví a rodar los ojos.

—Y para que lo sepas, yo siempre respeté a mis parejas, a sus padres y a su casa, sobre todo con tu madre. No era como este muchacho.

—Ese muchacho se llama Fernando y es mi novio. Y para tu información, papá, él sí me respeta, soy yo el que no quiere ser respetado.

Rodó los ojos.

—Además, ¿qué prefieres? ¿Que vaya a uno de esos moteles asquerosos y corra el riesgo de contagiarme de algo o que lo haga aquí en la comodidad de mi casa? Porque tengo 18 años, papá, soy joven, y así como bebo, también tengo sexo, y lo haré, ya sea aquí o en cualquier otro lado.

Contigo quiero enfrentar al mundo entero (Libro #2)©✔Where stories live. Discover now