Capítulo #78

11 1 0
                                    

Diego Ferrer

Al ver a mi señorito acostado en esa cama, con heridas por todos sus brazos, me hizo sentir tan triste. Con todo gusto hubiera preferido tomar su lugar y ser yo el que estuviera así, no él, él no merece eso, él no merece que nada malo le suceda.

—My love —me sonrió, pero se miraba un poco débil—, viniste a verme.

—Claro que vine, mi amor —me senté en una silla y toqué su mano, pero con cuidado de no lastimar sus quemaduras—. Estaba tan preocupado por usted. Por un momento pensé que algo más malo le había pasado.

—A mí nada me tumba, Ferrer, o sea, soy Alexis González.

—Sí, mi vida, usted es un hombre tan valiente; salvó a Eduardo y a la señora Dolores.

—Tenía qué hacerlo, no podía dejarlos así.

Besé su frente.

—¿Y cómo se siente?

—Me he sentido peor, pero..., los doctores dicen que me quedarán cicatrices. No quiero tenerlas, me miraré feo.

—No diga eso, príncipe —toqué su cara—. Usted es guapo siempre.

—Pero no creo gustarte así.

—Pues usted cree mal porque con cicatrices o sin ellas, para mí usted sigue siendo guapo, hermoso, bonito, divino, perfecto y mucho más.

Por unos segundos dejó de verme, sonrió y se sonrojó tan bonito como siempre.

—Qué hermoso es usted, mi tomatito —me levanté y besé su frente, bajé a su nariz y finalmente le di un corto beso en sus labios—. Sé que usted no cree en Dios, pero yo estoy agradecido con él de que me lo haya dejado con vida, mi señorito precioso.

Solo me sonrió.

—Dame otro beso, my love.

Le sonreí y volví a besarlo, pero esta vez fue más largo que el primero.

—Te amo hiper tantísimo, Diego Ferrer —me dijo entre besos.

—Yo lo amo el doble, Alexis Cuellar González Mendoza Ramírez, alías el tomatito bonito.

Solo se rio, y yo volví a sentarme.

—Cuéntame cómo está Eduardo, la señora Dolores y Armando.

—La señora Dolores se encuentra en perfecto estado, pero Eduardo no.

—¿Qué pasa con Eduardo?

—Por lo que los médicos dijeron, él está muy grave, tomatito. Algo golpeó a su cabeza y tiene quemaduras de segundo y tercer grado por todo su cuerpo. Va a necesitar cirugía.

—Nunca me he llevado tan bien con Eduardo, pero no quiero que nada le pase, es mi hermano.

—Yo sé que usted no quiere eso, mi amor, pero va a estar bien, yo lo sé.

Asintió.

—¿Y Armando? Lo encontraron, ¿verdad?

Agaché la cabeza y negué con ella.

—¿Y no lo han buscado?

—Dice Raúl que la policía lo está buscando, y él hará lo mismo cuando se desocupo de aquí. Yo no sabía que él no estaba.

—Cuando sucedió no del incendió, tocamos a su puerta, pero no abrió, estaba cerrada con seguro, así que papá Raúl y yo la tumbamos, pero Armando no estaba en su cama.

—Quiero pensar que salió a algún lado.

—Yo también quiero pensar eso, Diego, porque lo otro que estoy pensando es súper horrible.

Contigo quiero enfrentar al mundo entero (Libro #2)©✔Where stories live. Discover now