Capítulo #14

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Diego Ferrer

Mi hermoso príncipe estaba gustoso comiendo el sándwich que Dolores le preparó.

—¿Le gusta, mi amor? —le pregunté

—Sí, me encanta. Tenía demasiadísima hambre —decía mientras comía.

—Pero recuerde que usted me prometió que ya no iba a comer tanto, príncipe.

—Sí, pero, o sea —pasa lo que tiene en la boca—, tiene tomate y lechuga. Eso es sano, ¿no?

—Lo mismo me dice de las hamburguesas —reí.

—Sí, pero las hamburguesas están así hiper grasosas, pero un sándwich es más saludable, ¿no?

—Eso sí, tomatito, pero debería comerlo sin queso y con pan integral, eso lo hará mucho más saludable.

—Pero el queso amarillo me hiper mega encanta y el pan integral no sabe bueno, Diego.

—Pero es más sano, mi amor.

—Pero no me gusta y ya. Diego, ya estoy haciendo mucho con tratar de dejar las hamburguesas. No me exijas más.

—Sí, un esfuerzo de un día.

Me miró mal.

—Ya, perdón, mi amor. Mejor termine de comer, ¿si?

—Ya terminé —comió el último bocado—. Estaba muy rico. Hiper gracias —sonrió.

—Yo no lo hice, amor.

Me miró con confusión.

—Lo hizo Dolores.

—Ah, con razón —asintió.

—¿Con razón qué? —reí.

—Con razón estaba hiper rico.

—Ah, ¿cree que mis sándwiches saben malos o qué? —dije, haciéndome el ofendido.

—No, my love, pero la señora Dolores hace unos sándwiches hiper mega deliciosísimos, o sea.

—Tiene razón, mi vida. Dolores tiene más experiencia cocinando y haciendo sándwiches que yo.

—A eso me refiero. Pero cuando tú me haces sándwiches también saben hiper deliciosísimos, my love —sonrió.

Le sonreí, agarré el plato y vaso de lo que había comido, los hice a un lado y nos recargamos en la cabecera de la cama. Lo abracé, él se acomodó sobre mi pecho y yo besé su cabellera.

—¿Sigue triste, mi señorito precioso? —pregunté mientras acariciaba su cabello.

—Sí, pero el tenerte a mi lado me hace sentir hiper, mega mejor, my love.

—Y para mí el estar con usted, me hace muy feliz, mi vida —besé su cabeza.

—¿Te hace así tipo súper, hiper, mega, ultra feliz?

—Todo eso que dijo y más, tomatito —dije sonriendo.

Se sentó bien para verme a la cara y se me quedó viendo por un rato mientras sonreía.

—¿Qué le pasa, señorito? —sonreí.

—Estás bien guapo, my love.

—Y usted es guapo, hermoso, precioso, bonito, divino y mucho más, mi vida —besé su frente.

Él sonrió muy sonrojado.

—Me encanta saber que aún provoco ese sonrojo en usted, mi tomatito —acaricié su mejilla.

Contigo quiero enfrentar al mundo entero (Libro #2)©✔Onde histórias criam vida. Descubra agora