Capítulo #85

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Días después...

Max estaba sentado en el suelo, comiendo algo mientras Daniel lo veía, sentado en una silla.

—¿De dónde sacaste esta comida? —le preguntó Max.

—Solo quedate tranquilo al saber que no es de la basura.

—Pues aunque fuera de la basura, me la comería; ¡tengo mucha hambre! —decía comiendo.

Daniel se levantó de la silla, sirvió un vaso con agua, caminó hacia él y se lo dio, el cual Max bebió con prisa.

—Eres bello y tierno, como Armando —se sentó en el suelo—, solo que tú no te quejas tanto como él. 

—No quiero que me hagas daño.

—No lo haré, siempre y cuando te portes bien.

—Lo haré, pero no me entregues con Iván.

—Eso no está en discusión. Hoy mismo te entregaré con alguien para que él te lleve con Iván.

—Pero él me hará daño.

—Lo sé.

—¿Por qué lo haces?

—Si no lo hago, él le hará algo a mi madre.

—Hay que llamar a la policía entonces.

—La policía me está buscando, Max.

—Pero yo he escuchado a los adultos decir que si cooperas en las investigaciones de la policía, ellos podrían ayudarte, dándote menos tiempo en la cárcel. Tú podrías ayudar diciéndoles en dónde está Iván.

—No sé dónde está Iván, ni siquiera lo he visto, solo a su ayudante. Además, por más que ayude, ya tengo muchos cargos en mi contra, ya hasta le sumé secuestro a un menor de edad, eso sí que es grave.

—Si tú no me entregas con Iván y vas a la policía a decir todo, yo te prometo que diré que me fui contigo porque quise hacerlo y ya.

—Pero eso no es cierto.

—Con tal de que no me entregues con él, yo digo eso.

—No puedo, Max.

—Tengo catorce años, no quiero que mi primera vez sea así tan fea.

—No me hagas sentir más miserable de lo que ya me siento.

Se quedó callado.

—¿Ya acabaste? —le preguntó Daniel.

Asintió. Daniel se levantó y agarrando la basura, la cual echó a una bolsa.

—Daniel...

—Dime.

—¿Tú crees que Iván al menos sea bueno conmigo?

Suspiró.

—No —respondió.

—Le voy a decir que me portaré bien, para que al menos no sea malo.

No dijo nada a eso.

—¿A qué hora me vas a entregar?

—En una hora.

—¿No tienes un papel y un lápiz?

—¿Para qué quieres eso?

—Para escribirle algo a mis padres adoptivos y a Alexander.

Se giró para verlo.

—Pero no lo van a poder leer.

—Tú haslo posible.

—No puedo.

—Me vas a entregar con un pedófilo, me debes al menos eso.

Contigo quiero enfrentar al mundo entero (Libro #2)©✔Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt