No, otra vez no...

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Mi hermana menor había entrado a la habitación.

–Oh, Ok… Bonitos pechos y grandes por cierto…

Ever se pone de nuevo la playera.

–Mi mamá me mandó para darles esto.

En la charola que tenía en las manos de mi hermana había sándwich para cada una y frituras.

–Volveré por las bebidas.–Mi hermana advierte, Ever se ríe.

–Bueno, ya conociste a mi hermana.

–No se parecen.

–No, mi hermana es adoptiva, ¿En qué estábamos?

–Ya terminé La introducción.–Dijo mientras se estaba acomodando sus lentes a la cara.

–Subraye lo más importante así que sólo falta hacer el desarrollo…Necesitamos más material, cómo fotografías quizás en estos días vamos al museo y recolectamos más información.–Ever asiente.

Me acerco para dejar los libros sobre el escritorio cercas de Ever. Estaba a un metro de ella pude oler su aroma y ver sus ojos de cercas, su piel, sus lunares eran rasgos que despertaba una emoción en mi.

Mi hermana otra vez interrumpe.

–Les dije que volvería.–Dijo mi hermana con dos vasos de refresco en la mano.–Buen provecho, adiós.

Salió de la habitación disimulando que estábamos casi pegadas cuerpo con cuerpo…Hasta ahorita me doy cuenta que el metro que nos distanciaba ya no existía ¿Desde cuando paso esto?

–Di-Disculpame...

–No, discúlpame tú a mí.–Ella se separa de mi.

Ever

Al día siguiente

Mi uniforme deportivo estaba sudoroso al igual que mi cabello y mi cuerpo, escuché el sonido del silbato de la entrenadora indicando la finalidad de la actividad física.

Las chicas de básquet tomaban agua de sus botellas, agitadas por el duro entrenamiento.

–Nada mal para tu primer entrenamiento.–Dijo Ana.–Sigue así y tendremos un juego fácil.–Recibo leves palmadas por parte de ella en mi hombro.

Jade

Entro a los baños y Dios estaba desordenado, mojado de los pisos y eso significaba algo, o eran las chicas de básquet o el equipo de fútbol femenil, ¿porque las porristas tenemos que soportar esto? Me alegra que vine después, me chocan topármelas en la bañera.

Me desvisto y me vuelvo a tapar con la toalla, había algunas regaderas que estaban en funcionamiento, significaba que habían algunas chicas bañándose. Voy al pasillo dónde estaban las bañeras, un cubículo se abre de repente, una chica sale de ahí, su cuerpo no estaba cubierto al cien, pude ver su tórax, una parte de sus pechos, sus brazos firmes y tonificados, sus piernas me había despertado algo dentro de mí que ya conocía a la perfección.
Dioses, no, no, no, no, otra vez no me puede pasar ya lo había solucionado una vez hace tiempo.

Aquella chica me observa confundida, ¿Acaso no estoy disimulando?

–¿Qué me ves?.–Ataco, ella ríe.

–No sé tú qué me estés viendo, porque estás pálida y mordiendote tus labios.

Intento contra atacar pero balbuceo

–No sé a qué te refieres.–Dije nerviosa.–Pero tu voz me parece familiar, ¿A caso ya nos hemos conocido?.-Pregunto confundida.

De tanto ver su cuerpo que me no me había percatado de sus ojos con poca melanina de un ojo y el otro de ojo café claro. No podía creer que era la misma persona.

–Dios, tú no...

Contigo, hasta el último momento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora