Capitulo 3

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Wolfgang

No puedo creer que dejase que Max y Remus organizaran esta fiesta de mierda

Mi cumpleaños había sido tres meses antes. ¿De qué servía celebrarlo en aquel momento?

Sabía que sólo buscaban una excusa para montar una fiesta.

-¡Vamos, Wolfgang, es sólo una noche! Quiero ver si por fin encuentro a mi pareja -se quejó Max. Apoyó su barbilla en mi escritorio, suplicando.

-Eso es lo que dices siempre. Y, en tu afán por encontrarla, te has acostado con casi el 90%  de la población femenina -argumentó Remus. Sostenía un montón de papeles en sus manos.

-Oh, cállate. A ti no te importa, porque ya tienes pareja -le espetó Max a Remus, que era el mayor de los 3.

Max y yo tenemos 20 años, mientras que Remus tenía 29 años.

Todos habíamos asumido los papeles que se nos había asignado al principio de nuestras vidas, concluida ya la gran guerra.

La mayoría de los líderes, como mi padre, el difunto alfa, su mano derecha el padre de Max, o Gamma Craton, habían muerto en combate contra los renegados.

-El que esté con Aspen no tiene nada que ver. Me gusta disfrutar de un momento de relax tanto como a ti, Max, pero nuestras obligaciones son lo primero -señaló Remus.

-¡Pero quiero encontrar a mi pareja! -lloriqueó Max, sonando como un niño pequeño. A veces me preguntaba cómo demonios había conseguido el título de beta.

-La conocerás a su debido tiempo. Ahora mismo, tenemos que encontrar la manera de deshacernos del renegado Klaus y sus compinches -replicó Remus.

-¡Uf! ¡Hemos estado persiguiendo a esos imbéciles durante un año entero! Una noche libre no nos hará daño. Además, puede que por fin encuentres a tu pareja también, Wolfe -dijo Max, moviendo las cejas hacia mí.

-No me interesa -respondí. Y era la pura verdad.

Lo último en lo que pensaba era en emparejarme con una compañera para tener que preocuparme por ella y por la seguridad de mis hijos.

Lo que quería era atrapar a aquel bastardo llamado Klaus y poner fin a la guerra.

-¿Qué quieres decir? A este paso, empezaré a pensar que no te interesan las lobas -insinuó con una sonrisa, ganándose una mirada de reproche por mi parte.

-Debo decir, alfa, que Max tiene razón. Nadie te ha visto nunca interesado en una mujer. Ni siquiera te hemos visto hablar con una -metió baza Remus.

Lo fulminé con la mirada mientras Max se reía a mi lado.

-¡Está bien! Permitiré la estúpida fiesta a finales de mes -cedí, pellizcando el puente de mi nariz-. Pero después nos dedicaremos en cuerpo y alma a localizar y aniquilar a Klaus.

-¡Sí! -saltó Max, rebosante de alegría.

-A tus órdenes, alfa -dijo Remus-. Entonces con los preparativos para la gala.

Así fue como acabé aquí, en esta fiesta en la que ni siquiera quería estar.

En aquel momento, los líderes -el alfa de la manada de la Luna Azul y su hija Tallulah, Remus y su compañera, Max y yo mismo -nos encontrábamos frente a la puerta del gran salón, esperando a ser anunciados.

Uno a uno, fuimos entrando a medida que se anunciaban sus nombres.

Me llamaron el último. Entré sin molestarme en mirar a las personas que estaban a mi alrededor.

Odiada Por Mi AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora