Capítulo 33

2.7K 221 16
                                    

AURORA

Pasaron horas antes de que Klaus quedara completamente satisfecho y me dejara sola.

Al ser un lobo, su resistencia era mayor que la de un humano.

-Vamos a ver si realmente eres la Luna de ese alfa -dijo riendo mientras salía de la mazmorra.

Me acurruqué en el colchón del suelo donde me había dejado y lloré.

Nunca iban a venir por mí. Wolfgang no iba a salvarme.

No era más que una doncella con la desgracia de haber sido emparejada con Wolfgang por la Diosa de la Luna.

-Eso no es cierto, Aurora. Cronnos me ama. Y Wolfgang te ama -la voz de Rhea sonó débilmente en mi mente.

-¿Rhea? ¿Dónde has estado? -le pregunté.

-Lo siento. Estaba debilitada. Alguien nos enveneno con luparía. ¿Estás bien?

Podía sentir la debilidad en su voz. Todavía no se había recuperado del todo.

Pero, ¿cuándo había sido envenenada?

-He tenido días mejores -le contesté.

-He estado intentando contactar con el lobo de Wolfgang, pero no consigo localizarlo. La dosis de luparía que nos dieron era muy fuerte.

Ahora podía verla. Estaba coja y desgastada. Su pelaje parecía sucio y había perdido todo su brillo.

-No te molestes en intentar localizarlos, Rhea. Seguro que Wolfgang está aliviado de haberse librado de mí -conjeturé. Nuevas lagrimas amenazaron con salir.

-No, está tan preocupado por ti como Cronnos -dijo-. Puedo sentirlo.

Se acercó a mi tratando de tranquilizarme.

-¡No! -le espeté-. Nunca le importó, y nunca le importará. Tengo que rescatarme a mí misma, Rhea. Vamos a escapar.

WOLFGANG

Abrí los ojos y me encontré tumbado en mi cama.

-¿Cómo he...? -murmuré.

Entonces todo volvió a mí. Todos aquello horribles recuerdos, todo lo que había visto a través de la conexión de apareamiento.

Me agarré la cabeza en agonía, recordando el dolor que había compartido con mi compañera.

-Aurora... -grazné.

La puerta se abrió y mi gamma entró.

-Por fin te has despertado -comentó Remus.

-¿Cuánto tiempo he estado inconsciente? -pregunté.

-Unas 3 horas.

-¡¿Qué?! -exclamé. Salté de la cama, pero perdí el equilibrio, sintiendo náuseas. Remus me agarró a tiempo y me llevó de vuelta al lecho.

Odiada Por Mi AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora