Capítulo 22

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Wolfgang

Me quedé atónito, clavado donde estaba.

Cuando Aurora me miró fijamente, juré que vi que sus ojos se volvían de un tono púrpura. Sólo por un momento. La habitación pareció de repente inundada por una fuerza increíble que nunca había sentido antes.

-La llevaré a su habitación -dijo Max. Asentí, dando mi aprobación.

-Establece enlace mental con Aspen y la señora Kala. Ellas sabrán cómo consolarla.

-Sí, señor -dijo Max. Tomó el brazo de Aurora y la ayudó a ponerse de pie-. Vamos, Rory.

Salieron de mi despacho y me desplomé en mi silla. ¿Qué coño acababa de pasar?

-¿Alfa Wolfgang...?

Había olvidado que mi gamma seguía en la habitación conmigo. Me giré hacia él y me sorprendió ver una expresión de sorpresa en su rostro.

-¿Has notado eso? Hace un momento, el aura de la señorita Craton ha aumentado increíblemente. Todavía estoy abrumado. Y sus ojos... -dijo con voz temblorosa. Se quitó las gafas y las limpió con manos torpes-. Nunca he visto ojos de lobo de ese color.

Me giré para contemplar el espacio ahora vació donde Aurora se había sentado hacía unos momentos.

-Todo lo que rodea su transformación se aleja enormemente de lo que entendemos por normal -le dije a mi gamma, recordando a la loba de pelaje blanco y ojos morados que había encontrado aquella noche en el lago.

-¿Qué quieres decir? ¿Has visto su cambio de forma?

Asentí lentamente.

-Sí. Su pelaje brilla tan blanco como la nieve y sus ojos parecen amatistas. He estado investigando su significado, pero hasta ahora sólo he encontrado un libro que hablaba de tonterías, titulado... 

-Los descendientes de la Luna -mi gamma terminó la frase, y comenzó a pasearse de un lado a otro-. Sólo he leído sobre esa obra, pero ¿podría ser posible?

-Vamos, Remus. Es imposible que te creas un cuento de hadas como el de las hijas de la Diosa de la Luna. Es imposible.

Me levanté y me dirigí al minibar para servirme un vaso de Whisky.

Aunque mis sentidos de lobo no me permitían ni siquiera sentir el efecto del alcohol, necesitaba un licor de sabor intenso.

-Hasta hoy, yo también lo creía imposible, pero después de lo que acabo de presenciar, no puedo dudarlo. ¿Qué sabemos de sus predecesores? -preguntó mi gamma, rechazando el vaso que le ofrecí. Me bebí el mío de un trago.

-Su padre era el difunto gamma Rodrick Craton -empecé pero él me cortó.

-Sí. Eso lo sé. Me refiero a la familia de su madre. ¿Qué sabemos de ella?

-No hay mucha información al respecto -adelanté. Volví a mi escritorio y abrí uno de los cajones, saqué el expediente de Aurora Craton y se lo entregué a mi gamma.

Lo cogió y miró cada documento uno por uno. Luego levantó su mirada hacia mí.

-Dime algo, alfa. ¿Es esta la razón por la que querías mantenerla cerca?

Me cogió por sorpresa.

-Por eso y porque es nuestra compañera -intervino Cronnos sarcásticamente en mi mente.

-Sí -confirmé a mi gamma. No era una mentira, técnicamente, pero él no necesitaba enterarse de lo relativo a la parte del apareamiento.

Volvió a mirar lo documentos, como si estuviera reflexionando sobre algo, y luego asintió.

Odiada Por Mi AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora