Capítulo 39 de 75 Capítulo 3

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AURORA

Al día siguiente, me desperté sintiéndome como una auténtica mierda.

Después de mi conversación con Wolfgang la noche anterior, subí a mi habitación. Un rato después, oí cerrarse la puerta principal y supuse que se había ido.

Me rugió el estómago y recordé que por culpa de aquella inesperada visita no había comido nada.

-Joder, no puedo evitarlo. -

No importa lo que hiciera, no podía impedir los sentimientos que tenía por Wolfgang.

-Por supuesto que no puedes. Es nuestro compañero, después de todo -dijo Rhea con indiferencia, sentada y moviendo la cola.

Puse los ojos en blanco, me levanté y me di una ducha rápida antes de bajar a la cocina a por algo de comer.

Me sorprendió ver que los platos de la noche anterior estaban lavados y que la pizza estaba guardada en la nevera.

Wolfgang debe de haberlo hecho! ¡Qué amable! -arrulló -Rhea en mi mente.

-No te equivoques. Recuerda el infierno por el que nos hizo pasar -frunció el ceño a mi loba, pero aquella estaba demasiado ocupada idealizando a nuestro compañero como para darse cuenta.

Me acerqué a la nevera y me di cuenta de que no tenía nada de comida. Lo único que había para comer era la pizza fría de la víspera.

Decidí calentar una porción en el microondas y luego ir a la ciudad a hacer algunas compras.

Un rato después, salí de la casa y me dirigí a la ciudad.

Era un poco antes del mediodía, así que el sol ya brillaba en lo alto, pero al encontrarnos en Alaska, las nubes me protegían de los abrasadores rayos.

Una vez que llegué a mi destino, tuve la sensación de que todo el mundo en el mercado me estaba mirando.

Pero debía de ser mi imaginación, así que decidí concentrarme en la tarea que tenía entre manos, que era llenar mi nevera y mi despensa en casa.

Mientras me ocupaba examinando una zanahorias, se me acercó una chica unos años más joven.

-Perdona...¿eres Aurora Craton? -me preguntó, cambiando su peso de un pie a otro.

-Sí -respondí. Intenté recordar si la conocía, pero no podía recordar su cara.

De repente me sonrió, antes de inclinar la cabeza.

-Lady Aurora, es un honor y un placer conocerte. Fuiste muy valiente al enfrentarte a aquel renegado tú sola. Gracias por ayudarnos a alejar a su ejército.

Sus palabras se precipitaron de repente.

-No, no ha necesidad de eso. Y por favor, no me des ese tratamiento. No soy la Luna -dije a la joven-. ¿Cómo te has enterado de...?

Odiada Por Mi AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora