Capítulo 18

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Aurora

Lo había creído imposible, pero las cosas definitivamente empeoraron.

Había transcurrido una semana desde la repentina invitación de Wolfgang a Tallulah para desayunar; ahora pasaban juntos cada hora que estaban despiertos.

-Estoy segura de que no hay nada entre esos dos, Aurora. Wolfgang nos quiere a nosotras, no a esa loba engreída -me aseguró Rhea en mi mente, pero yo sabía que no era así.

Aquella era su manera de torturarme. Sabía lo mucho que me molestaba verlos juntos.

¡Por qué tuve que soltar eso!

Para colmo, Emma se había marchado hacía un par de días a la universidad, y yo me quedaba sin mi mejor amiga durante todo un próximo semestre.

En nuestra última conversación, me regañó por preocuparla y luego me bombardeó con consejos para seducir a Wolfgang. Como si algo de todo aquello fuera a funcionar.

-¡Aurora! -escuché. Me giré para ver a Aspen y Remus dirigiéndose hacia mí.

-Oh, hola Aspen -la saludé antes de hacer una reverencia a Gamma Remus.

-¿A dónde vas? -preguntó la pelirroja, inquisitiva como siempre.

-Iba de camino al patio trasero. Mi loba necesita estirar las piernas un poco.

Era mi día libre, pero como había llegado tarde la semana anterior, Wolfgang me lo había quitado como castigo.

-¿Sabe Alfa Wolfgang que estás a punto de dejar la mansión? -preguntó Gamma Remus.

-Eh...bueno, no.... -empecé, pero Aspen me cortó

-Oh, vamos, Remus. No es que vaya a salir de la propiedad. Estará aquí mismo, en el patio trasero...-Señaló Aspen, haciéndome un guiño.

-El Alfa fue claro: no debía salir de la mansión -le espetó Remus  a su compañera.

-Ella también es humana. No puede tenerla aquí permanentemente aquí para su placer. ¿Sabes qué? Iré con ella -resolvió Aspen.

Me sorprendió lo cómodo que estaban el uno en presencia del otro. Me pregunté si Wolfgang y yo seríamos así alguna vez.

-La respuesta es no. Esos renegados han intentado entrar en nuestra aldea. Parecía que Remus se estaba enfadando.

-¡Sólo es el bosque del jardín trasero! -protestó Aspen, que también se estaba airando.

-Chicos, chicos...No pasa nada. No quiero meter a nadie en problemas. No es realmente urgente que Rhea corra por ahí hoy mismo. Estoy seguro de que puede aguantar una semana más.

Remus se giró de repente para mirarme, con la sorpresa reflejada en su rostro.

-¿Qué has dicho? -me preguntó.

-Eh...¿Qué me parece bien no salir por ahora? -contesté, sin saber si había dicho algo que no debía.

-No, ¿Cuál era el nombre de tu lobo?

-Oh, eso: Se llama Rhea -respondí, aún sin saber qué tenía que ver aquel detalle con el hecho de salir a correr.

Se quedó pensativo, con el pulgar apoyado en la barbilla.

-¿Remus? ¿Qué pasa? -inquirió Aspen, que tampoco entendía qué estaba ocurriendo.

-Nada. Es sólo que me parece peculiar que el lobo de la señorita Craton se llame Rhea, y el del Alfa Wolfgang, Cronnos.

Su voz era distante, como si estuviera armando un rompecabezas en su mente.

-¿Por qué es peculiar? -Aspen formuló la pregunta que también rondaba en mi cabeza.

-En la mitología griega, Rhea y Cronnos son los titanes que crearon el mundo. Son los padres de los dioses Zeus, Hades y Poseidón. Eran marido y mujer -explicó Remus.

Mis ojos se abrieron como platos ante aquella información.

-No querrás decir que Aurora y Wolfgang son... -insinuó Aspen con entusiasmo.

-Es sólo una teoría, pero se sabe que los lobos sólo pueden aparearse con otro cuyo nombre de lobo conecte con el suyo en la mitología griega -debí de parecer confundida, porque continuó-. Por ejemplo, el nombre de la loba de Aspen es Penélope, y el de mi lobo es Odiseo.

Me miró de reojo. -

-Señorita Craton, hace poco que ha cumplido los 18 años, ¿verdad? ¿Ha encontrado ya a su pareja?

Vi que él y Aspen estaban juntando las piezas.

Oh, no. Si se enteran de que en realidad soy la compañera de Wolfgang. Seguro que los destierra.

-No, señor. Todavía no.

Oh, mi Diosa, le he mentido al Gamma.

-¿Estás segura? ¿No has sentido nada? -preguntó Aspen.

-No, lo siento. Pero. Bueno, será mejor que vuelva a mi habitación, antes de que el Alfa Wolfgang me quite otro día libre. Nos vemos, Aspen. Adiós, Gamma Remus.

Agaché rápidamente la cabeza antes de entrar en la mansión. No quería que hicieran más preguntas.

-Pero esto lo demuestra, Aurora. Tú y Wolfgang sois verdaderos compañeros. ¡Cronnos! Qué nombre tan atractivo y sensual.

Rhea seguía en su papel de admiradora incondicional, mientras que yo no me quitaba de la cabeza lo que Gamma Remus había dicho.

Aquello realmente demostraba que Wolfgang y yo estábamos destinados a ser pareja.

Entonces, ¿por qué estaba tan ansioso por alejarme de él.

Odiada Por Mi AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora