Capítulo 10: Pero no es tan silencioso.

107 14 7
                                    

—No puedo creer que se emborrachara sólo con una botella.

—Bueno, no es cómo sí fuera un Inmortal.

LingHe se cruzó de brazos y se recargó en uno de los pilares del Palacio del Dios del Fuego, quién estaba sentado al borde de su cama en dónde Xiao Zhan estaba dormido con su rostro carmesí.

—Ya lo sé, pero no creí que terminaría... así con una sola.

—Zhang LingHe, pedazo de mierda, ¿sabías que no era Inmortal, ni un Dios y aún así te atreviste a regalarle uno? ¡todo ésto es tu culpa!, ¡apenas había terminado de tomarséla toda y empezó a decir más tonterías de las usuales!

—¡Y qué tiene de malo!— exclamó el Demonio, entre risas. Wang YiBo lo miraba con las cejas fruncidas y su mano aún estaba entrelazada con la de Xiao Zhan— vamos, ¿qué Inmortal o persona normal podría emborracharse con una sola?

—¡Él!

Las exclamaciones hubieran seguido si no fuera porque ambos hombres se pusieron rígidos y sellaron sus labios al momento en que Xiao Zhan se removió en su lugar.

—Hmm, Fenghuang, ¿qué estás haciendo...?

—¡Ves lo que provocas!— gritó el Fénix en un susurro. LingHe se llevó una mano al pecho, indignado. Wang YiBo hizo que Xiao Zhan no se moviera y miró expectante al Demonio— no entiendo cómo es que mi padre te deja ir y venir a dónde tu quieras.

—Pues es gracias a tí, ¿no?— argumentó LingHe, sonríente— ¿por qué no llamas a la Diosa del Destino para que te ayude?

Wang YiBo suspiró pesadamente, y negó.

—No puede, está recluída— dijo. Yang Zi había estado en reclusión en un posible estado de depresión durante los cincos años restantes. Su débilidad había comenzado desde que dejó de sentir su vínculo con Deng Lun. Es decir, la misma noche en qué formó el Espejo de Agua para él. Wang YiBo parpadeó y se volvió con LingHe— ya, ya, ya. Vete antes de que me arrepienta.

Zhang LingHe reprimió una risa y se fue antes de que Wang YiBo lo obligara a arrodíllarse por horas sobre espinas. Claro, Wang YiBo nunca lo haría hacer tal cosa, por supuesto.

—Insolente, todavía se atreve a regalarte a lícor en su primer encuentro...— murmuró negando con su cabeza. Sentía a Xiao Zhan moverse detrás suyo y bufó sin voltearse— y tú, pequeño demonio incivilizado, ¡claro que lo dije una vez!, catastrofe segura a tu lado...— seguía musitando a la nada, aún no se había dado cuenta de que Xiao Zhan estaba sentado detrás de él con un puchero en sus labios— te atreviste a tomarte todo ese lícor de una sola sabiendo que nunca probaste el alcohol, ¿qué no el primer día de reencontrarnos debería ser dónde podría besarte en vez de cuídarte por borracho? No, no.

Fenghuang, ¿por qué me regañas tanto?

Wang YiBo dió un brinco en su lugar cuándo Xiao Zhan se golpeó la frente contra su hombro. Se removió; se sentó de manera que pudieran verse y exhaló con resignación.

—No te estoy regañando, pero, ¿cómo pudiste tomarlo todo de un tirón?

Xiao Zhan gimoteó, fingiendo llorar.

Fall The Inmortality Of Love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora