Capítulo 18: Nadie más.

60 9 1
                                    

El Hechizo de la Ilusión se heshizo en el mismo momento en que Xiao Zhan colapsó. Quizá sí Lu EnJie hubiera estado en lugar de él, tan sólo tal vez, se hubiese rendido. Rendido de seguir amando a alguien con quién no sería capaz de tener algo.

Sin embargo, Lu EnJie jamás podría igualarse en nada a Xiao Zhan. Porque Xiao Zhan sabía que Wang YiBo estaba bajo el Hechizo de una obsesión causada por el odio y descontento a su simple existencia.

Habían pasado días desde entonces. Lu EnJie fue envíada por el Príncipe Heredero de vuelta a su Clan, pero ella se negó a irse. Sólo se había estado manteniendo lejos del Dios para evítar algo más; no obstante, a sus ojos nada terminaba aún. 

Wang YiBo no pudo ver a Xiao Zhan; Wang DaLu se había encargada de mantenerlo dentro de su Palacio día y noche, a todas horas. Lo había encerrado para evítar que Wang YiBo pudiese verlo después de haberlo herido tanto.

Inconscientemente, Wang DaLu y Lu EnJie habían logrado algo a su satisfacción.

—Por favor, Su Alteza— susurró Xiao Zhan. Se mantenía sentado al borde de la cama del nombrado, con la vista en sus manos, que estaban sobre sus rodíllas, acariciándose entre ellas cómo sí pudieran tratarse de un consuelo para él. Una lágrima se deslizó por toda la extensión de su mejilla, cayendo la gota salada en sus dorsos—. Déjame ir a verlo.

No había ruegos e imploros desesperados cómo en los días anteriores. Eran solamente bajos susurros, pidiéndole por favor el poder salir de ésa prisión.

Pero Wang DaLu no lo escuchaba. De Xiao Zhan se había emanado rastros de Energía Demoníaca la cuál el Dios de las Bestias no dejó pasar; no tomándolo a mal. En cambio, ocupando ello en su ventaja, chantajeándolo.

—Por favor, Su Alteza— dijo una vez más. Xiao Zhan sintió la cama hundirse a su lado, pero no alzó la mirada; siguió implorando—. Por favor; sólo pido verlo. Sólo pido verlo una vez, antes de casarme con usted.

—Oh, A-Zhan— musitó, agarrando sus manos tibias y tenuemente húmedas. Xiao Zhan sintió un escalofrío recorrerlo de pies a cabeza cuándo tuvo que mírar al hombre que tiempo atrás lo llamó un buen amigo—. ¿Qué pasaría sí todos allá afuera se enteran qué tienes los rastros de sangre Demoníaca dentro de tí?— cuestionó, poniendo en su cara una lástimera expresión—. No pequeño, eso sería muy malo. Si quieres ver vivo a mi buen hermano menor, no deberías enredarte con él nuevamente.

—Su Alteza...— insistió.

—No esperes a que te mate, A-Zhan— dijo él—. Después de todo, estarías traicionándome sí regresas con él. Porque eres de mi propiedad—. La Deidad alzó una de las manos de Xiao Zhan, y la colocó sobre su pecho—. Aquí es dónde estás; siente mi amor por tí.

Xiao Zhan lo miró asqueado.

—No mereces que te ame.

Wang DaLu sonrió de lado, asintiendo seguidas veces.

—Pero a fin de cuentas, soy yo quién te tomará.

Después, Xiao Zhan no pudo hacer nada para cuándo Wang DaLu lo tomó de la nuca y lo atrajo para besarlo. El beso no era rápido ni brusco, era sólo una presión que, aunque no tenía ni un ápice de doloroso, a Xiao Zhan lo quemaba.

Sus ojos permanecieron abiertos, mientras los de Wang DaLu se cerraban en la unión. Xiao Zhan rasgó con sus uñas su propia piel de sus manos y a los pocos segundos, Wang DaLu dejó de besarlo. Así mismo, lo dejó ahí solo y se fue.

Al menos tenía algo de su lado; que Wang DaLu aún no tenía las intenciones de aprovecharse de él, ni de tocar su cuerpo, ni de besarlo por más. Ésta era la segunda vez, pero para él ya eran suficientes. No quería más, pero tampoco podía salir de ahí. Su Energía Espíritual era demasiado baja cómo para defenderse sí algo interfería.

Fall The Inmortality Of Love.Where stories live. Discover now