Capítulo 1: La mordedura de 1986

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¿Qué hago aquí?

Eso era lo que se preguntaba el pequeño Álvaro el día de su cumpleaños, mientras esperaba sentado a que se abriera el telón para ver cantar y bailar a los famosos animatrónicos de la pizzería Math and Friends.

A Álvaro no le gustaba celebrar su cumpleaños, habia sido así desde que tenia cinco años, y no haría ninguna excepción ahora que cumplía los ocho.

La razón por la que no le gustaban los cumpleaños era simple, porque habia tenido mala suerte. Llevaba teniendo mala suerte en el día de su cumpleaños desde que tenia cinco años, y por supuesto, aquel día, no seria una excepción.

La razón por la que odiaba los cumpleaños empezó cuando cumplió los cinco años. Como buen niño que era, quería celebrar una fiesta de cumpleaños, y por supuesto, quería invitar a todos los que pudiera. Quería invitar tanto a familiares como a amigos, sobre todo a amigos. Así que, el día antes de su cumpleaños, se lo comunica a sus compañeros de preescolar, y les entrego una pequeña tarjeta de cumpleaños en la que ponía que estaban invitados a la fiesta, y que les prometía tarta, golosinas, y diversión.

¿Adivináis cuanta gente fue a su fiesta de cumpleaños de los cinco años?

Exacto, nadie.

Las únicas personas que estuvieran en aquella fiesta de cumpleaños fueron sus padres, y sus abuelos, aunque, solo por parte de madre.

Si hubiera sabido lo que pasaría, no se hubiera molestado en celebrar nada.

Como es evidente, aquel día Álvaro se disgusto, y se negó comer la tarta que su madre habia hecho con todo el cariño del mundo, y hubiera sido, si su familia no hubiera conseguido animarle.

Aunque mas bien, los que realmente lo consiguieron fueron su padre, y su abuelo.

- Hijo, no te pongas así.- Le dijo su padre al verlo llorar.- Todo el mundo ha tenido alguna fiesta a la que no ha venido nadie. Si no te ocurre de pequeño, te ocurrirá cuando seas un adolescente, pero lo dicho, no estés triste por eso. Yo he celebrado muchas fiestas, y en algunas no venia nadie, y si venían, venían muy poca gente.

- ¿De verdad? Pregunto Álvaro, aun desanimado.

- Claro.- Respondió su padre.- ¿Pero me ves triste por eso?

Álvaro hizo un gesto de negación.

- ¡Claro que no! - Añadió su padre.- ¿Y sabes por que?

- No.- Respondió el pequeño Álvaro.- ¿Por que?

- Porque aprendí a verle el lado bueno.

- ¿Qué tiene de bueno que tus amigos no vengan a una fiesta de cumpleaños?

Su padre al escucharle rompió a reír.

- ¡No lo ves, hijo! - Exclamo, y luego, dirigió su mirada hacia la tarta.- Al no venir tus amigos, toda la tarta es tuya.- Y luego, mientras volvía la mirada hacia su hijo, añadió, entre risas.- Y eso por no hablar de los paquetes de golosinas.

Álvaro al escuchar aquella respuesta de su padre, se animo un poco, pero aun seguía sin estar muy seguro de que tuviera razón.

- Tiene razón, chico.- Intervino su abuelo de repente.- Ya me gustaría a mi haber estado en tu pellejo cuando era joven.

Álvaro al escuchar las palabras de su abuelo, giro la cabeza hacia el, y le pregunto:

- ¿Porque, Abu?

- ¡¿Que, porque?! - Exclamo su abuelo.- ¡Porque no sabes la suerte que tienes, chico! - Se detuvo un momento, el tiempo suficiente para acercarse a el, con ayuda de su bastón, y añadió.- Cuando tenia tu edad, yo no podía permitirme esto.- Señalo con el bastón hacia la tarta y cuando lo hizo, añadió.- Eran tiempos muy difíciles, y apenas teníamos para comer, y mucho menos para comprar golosinas. Créeme, en aquellos tiempos, tu regalo de cumpleaños eran solo las felicitaciones. Así que, yo que tu, aprovecharía que no han venido tus amigos para zamparme toda esa tarta y las golosinas. Ahora eso si, nos dejaras un poco a nosotros cuatro, ¿Verdad?

El guardia de Math and FriendsWhere stories live. Discover now