Capítulo 4: La mordedura de 1986

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Estaban todos alli, toda su maldita y jodida clase estaban alli, al igual que en su anterior cumpleaños. Ahí esta María, la chica que lloraba por todo, Rubén, el chico que pasaba de lo que decían los profesores, pero que siempre se las ingeniaba para aprobar, y no precisamente con un cinco. Martin, el chico que no se metía con nadie, Raymundo, el chico gordito que estaba siempre comiendo y que era ojito derecho del profesor, etc. Todos estaban alli, incluidos aquellos tres. Yeray, Jonathan, y Fran. Los chicos que habían comenzado a cebarse en secreto con Álvaro días después de su séptimo cumpleaños, y aquellos que jugarían un pequeño papel en su muerte.

Aquellos tres chicos, habían comenzado a meterse con Álvaro sin ningún motivo en concreto, sencillamente lo hacían por diversión y porque le veían débil, y afeminado. Siempre estaban yendo detrás de el en el recreo. Siempre estaban quitándoles las cosas, y siempre aprovechaban cualquier momento para hacerle llorar. Claro que, su madre, ni ningún profesor era consciente de lo mal que lo pasaba el pequeño Álvaro, los profesores nunca se dieron cuenta del acoso que sufría el niño, su madres y sus padres nunca lo descubrieron, porque Álvaro nunca se lo dijo, y los niños que lo sabían (Que eran pocos) no hacia nada por cambiar la situación. Nunca se tomaron la molestia de defenderlo, ni de decírselo a los profesores, no eran asunto suyo, así que siempre miraban hacia otro lado. Algo que el ser humano hace en innumerables ocasiones. Siempre que ocurre algo, solemos mirar hacia otro lado, ya sea porque no nos interesan, o porque no nos afecta, y esto no suele cambiar, hasta que ese problema nos afecta personalmente.

Ni los padres, ni los profesores sabían nada de lo que le ocurría. Ni siquiera sabían las dos cosas mas graves que le ocurrieron en el colegio, una mas grave que la otra. La primera, fue el día en el que, el maestro se ausento un momento para ir al baño, y se le olvido llamar a un profesor para que vigilara el aula.

Aquel día, dejo a los alumnos solo.

No pasara nada.- Se decía mentalmente mientras se sujetaba la polla y comenzaba a mear.- Tan solo serán unos minutos. Pero en ese tiempo, Yeray, Jonathan y Fran, ya se habían comenzando a cebar con el pequeño Álvaro. En aquel pequeño tiempo, comenzaron a quitarle las cosas, y cuando Álvaro se puso de pie, refunfuñando y protestando para que se las devolvieran, Yeray, rápidamente, se puso detrás de el, y le bajo los pantalones, haciendo que Álvaro mostrara sus calzoncillos de la Guerra de las galaxias que su madre le habia comprado con mucho amor. Como era de esperar, Álvaro se subió rápidamente los pantalones, pero esto no evito que Yeray se saliera con la suya, al igual que tampoco evito que toda la clase comenzara a reírse de el al verle los calzoncillos. Al ver aquella reacción, Álvaro sintió el desde de huir de la clase, pero lo único que hizo fue sentarse en su pupitre, y comenzó a llorar mientras todos le señalaban con el dedo, riéndose de el. Se sentó a esperar a que llegara el maestro, y a que todo pasara, cosa que ocurrió dos minutos después.

- ¿Os habéis portado bien, niños? Pregunto el maestro cuando entro en la clase.

- ¡Si! Respondió al unisonó todos los alumnos, todos a excepción de Álvaro, que estaba haciendo todo lo posible para parar de llorar.

Sin duda alguna, aquel día fue un día horrible para Álvaro, pero nunca se llego a imaginar lo que le ocurriría días después.

Lo segundo que le ocurrió, aquello que fue mucho mas grave que la bajada de pantalones fue que, días después, mientras estaban en el recreo, Yeray y compañía, como de costumbre, comenzaron a perseguirle por todo el recreo, solo que, con una única diferencia, que aquel día, le atraparon.

- ¡A donde me lleváis! Exclamaba Álvaro mientras Yeray y Fran les sujetaban por los brazos y lo arrastraban por el patio mientras veía como Jonathan les seguía metros atrás, con una sonrisa.

El guardia de Math and FriendsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora