Capítulo 42: Respira

177 21 1
                                    


NARRA SOPHIA

No me gustaba esta situación.

Sin embargo, no podía evitar sentirme cautivada por esos pequeños ojos color avellana que me miraban detalladamente con un brillo en ellos que me conmovía.

Hal y Ryder fueron con Josie y los demás y me dejaron junto a Caroline y Elena con la niña.

Creía que me librarían de la pequeña un rato, pero esta no se separaba de mí. Literalmente, estaba sentada en mi regazo y si no me daba un pequeño tirón en el pelo o jugaba con su pequeño peluche de Simba que Hal me dio antes de que se marchase.

Además, de vez en cuando también agarraba mi colgante con la M de mi familia.

Me parecía fascinante la enorme sonrisa que tenía la pequeña, pese a estar con alguien a quién solo ha visto una vez en su vida.

Siempre me ha gustado la inocencia de un niño, porque después de todo, esa inocencia es la que los hacía felices.

Por eso no quiero tener a Hana cerca. No quiero que ese precioso brillo de felicidad en su mirada se apague y es lo único que conseguirá estando conmigo.

Hana estando conmigo es como una pequeña vela encendida en la oscuridad y que al final con una pequeña brisa se apaga fácilmente.

Le quito con delicadez mi colgante de sus pequeñas manos cuando estaba a punto de acercárselo a la boca y le doy su pequeño Simba que no tarda en llevárselo a la boca.

Me sé el nombre de ese personaje después del maratón de películas que me di hace años, aunque los minions se ganaron mi corazón, he de admitir que la película del rey león fue de mis favoritas.

Elena: Parece que te va muy bien con la pequeña. – miro a Hana con una pequeña mueca mientras ella sigue disfrutando ajena a todo.

Sophia: Solo espero que Hal no tarde en venir. – respondo sin apartar la vista de la pequeña.

Es como si todos los niños tuvieran un hechizo, cuando Finn era pequeño solo tenía meses de edad, me quedaba embobada viéndolo y Hana parece tener el mismo efecto.

Como dije antes era cautivador verla y de cierta forma relajante.

Escuché un risa grave que rompió aquella pequeña burbuja de paz que empezaba a sentir.

Mikael: ¿Ahora destruirás a una niña pequeña? – respiro hondo ignorando aquello.

No estaba aquí, no era real, solo es mi mente la que me la está jugando.

Mikael: ¿No te ha bastado con destruir a tu familia? ¿Ahora destruirás la de tu amiga?

Miré a Hana intentando ignorar aquello que escucho, además de esa sensación de incomodidad que empezaba a recorrerme el cuerpo.

Mikael: Y pensar que las estás tocando con las manos con las que has matado a miles de personas. – chasquea la lengua – O mejor aún, que la tienes sentada con la persona que más vidas ha destruido y no solo la de sus enemigos, sino que ha destruido hasta a sus propios familiares. – respiro hondo observando como Hana sacude el peluche riéndose – Has separado a tus padres, a tu familia y no hablemos de como destruiste el amor de dos hermanos.

Levanté la vista para ver aquella figura de nuevo con esa sonrisa que dejaba claro lo complacido que estaba.

Halana: ¡Mis chicas favoritas! – no di un salto de sorpresa porque Hal rodeó mis hombros con sus brazos y puso su cabeza justo al lado de la mía para ver a su hija.

La Hija de ElijahWo Geschichten leben. Entdecke jetzt